8. Adorable.

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Maratón 2/2

Cuando llegaron a la casa, las luces del primer piso estaban apagadas salvo por la cálida luz de una lámpara en la sala. Maddie bostezó mientras cerraba la puerta tras ellas, dejando caer su mochila en el suelo con un suspiro.

—Gracias otra vez por traerme de vuelta y por soportar mi apetito monstruoso —dijo Maddie, girándose hacia Charlie con una sonrisa somnolienta.

Charlie negó con la cabeza, devolviéndole la sonrisa.

—Fue un buen final para el día. Además, no podía dejarte morir de hambre después de ese partido.

Maddie rió suavemente, pero cuando Charlie se dejó caer en el sillón de la sala, su expresión cambió a una mezcla de frustración y preocupación.

—¿En serio vas a dormir ahí otra vez? —preguntó Maddie, cruzándose de brazos y levantando una ceja.

Charlie se encogió de hombros, intentando restarle importancia.

—Es cómodo. Bueno, lo suficiente.

Maddie bufó, claramente no convencida.

—Charlie, ese sillón es lo menos cómodo del planeta. No sé cómo sobreviviste la última vez.

—Estoy bien, Maddie. En serio —respondió Charlie, pero su tono no era muy convincente.

Maddie entrecerró los ojos, como si analizara sus palabras, antes de soltar un suspiro.

—Está bien, ya basta. Tengo una idea mejor. —Hizo un gesto hacia las escaleras—. Ven a mi cuarto.

Charlie parpadeó, sorprendida.

—¿Tu cuarto?

—Sí, mi cuarto. Bueno, el cuarto que comparto con Liv, pero da igual. Puedes dormir en mi cama esta noche.

Charlie abrió la boca para protestar, pero Maddie levantó una mano para detenerla.

—Antes de que digas algo: no aceptaré un no por respuesta. Ese sillón va a destrozar tu espalda, y no quiero que mañana te despiertes hecha pedazos.

Charlie la miró por un momento, como si estuviera evaluando si insistir en su caso o no. Al final, soltó un suspiro de rendición.

—Está bien, pero sólo porque estás siendo tan persistente.

Maddie sonrió, triunfante.

—Eso es lo que me gusta escuchar. Vamos.

Una noche tranquila

La casa estaba en completo silencio cuando Maddie y Charlie entraron a la habitación. Liv seguía profundamente dormida en su cama, con su característico antifaz cubriéndole los ojos y las mantas envolviéndola como un burrito.

—Bueno, esta es mi cama —susurró Maddie, señalando la pequeña cama de una plaza en la esquina.

Charlie observó la cama diminuta y luego a Maddie.

—¿Seguro que cabemos?

Maddie rodó los ojos, ya anticipando el comentario.

—Es eso o el sillón. Tú decides.

Charlie suspiró, cediendo.

—Está bien. Pero si termino en el suelo, voy a reclamarte mañana.

Maddie no respondió, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa mientras se quitaba los zapatos y se acomodaba primero en la cama.

—Ven, pero no te muevas demasiado.

Charlie se quitó la chaqueta y se deslizó con cuidado al lado de Maddie, dejando apenas unos centímetros de espacio entre ambas. La cama era tan pequeña que cualquier intento por mantener distancia era inútil.

I WANNA BE YOURS -MADDIE ROONEY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora