5. El partido.

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Era el día del gran partido, y Maddie había estado esperando este momento durante semanas. Su equipo favorito jugaba en casa, y no podía perderse la oportunidad de verlos en acción. Ya había preparado su camiseta, su bufanda y todo lo necesario para animar a su equipo con todas sus fuerzas. Sin embargo, había un problema: no tenía cómo llegar al estadio.

Maddie bajó las escaleras apresurada, su mirada decidida, y entró a la cocina donde su madre estaba sentada con un café en la mano.

—Mamá, ¿puedes llevarme al estadio? —preguntó, intentando sonar despreocupada, aunque sabía que era una petición difícil.

Karen miró a Maddie con un aire de disculpa. —Cariño, lo siento, pero no puedo. Tengo una reunión importante y ya voy tarde. No habrá manera de que pueda llevarte.

—¿Papá? —preguntó Maddie con esperanza.

—Tu padre está en Milwaukee por trabajo, no volverá hasta esta noche.

Maddie frunció el ceño, ya empezando a frustrarse. —¿Y Joey?

—Joey se fue de excursión con la escuela, recuerdas.

Maddie suspiró, claramente molesta. El partido era en unas horas, y si no encontraba la manera de ir, se lo perdería. —Esto no puede estar pasando —murmuró para sí misma.

Karen se levantó y se acercó a su hija, colocando una mano en su hombro. —Lo siento, Maddie, pero no puedes ir sola. Ya sabes las reglas, no quiero que vayas al estadio sin compañía.

—¡Pero mamá! Es el partido más importante de la temporada. ¡No puedo perdermelo!

Karen se mantuvo firme. —Lo sé, pero no puedo dejarte ir sola. Lo siento.

Maddie estaba a punto de discutir más cuando escuchó una voz detrás de ella.

—¿Qué pasa, Maddie?

Maddie se dio la vuelta para encontrarse con Charlie, quien estaba en la entrada de la cocina, con una sonrisa tranquila. Maddie frunció el ceño, algo sorprendida de verla.

—No hay nadie que pueda llevarme al partido de mis sueños, y mi mamá no me deja ir sola —dijo Maddie, claramente molesta.

Charlie sonrió y levantó las manos, mostrando las llaves de su auto. —Bueno, yo ya terminé de grabar por hoy, así que puedo llevarte. Si quieres, claro.

Los ojos de Maddie se iluminaron por completo. —¿De verdad? ¿No te molesta?

Charlie negó con la cabeza. —Para nada. Será divertido. Además, hace tiempo que no veo un buen partido.

Karen miró a Charlie, considerándolo un momento, pero luego sonrió. —Si Charlie te acompaña, entonces no veo ningún problema. Pero abróchense bien los cinturones y tengan cuidado.

Maddie soltó un suspiro de alivio y sonrió. —¡Gracias, mamá! ¡Gracias, Charlie!

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Durante el camino al estadio, el ambiente en el auto era mucho más relajado. Maddie hablaba emocionada sobre su equipo, contando a Charlie cada detalle de los jugadores y su temporada. Charlie escuchaba atentamente, sonriendo de vez en cuando mientras conducía.

—No sabía que te gustara tanto el deporte —dijo Charlie mientras giraba en una esquina.

Maddie asintió con entusiasmo. —Es una de mis grandes pasiones. Siempre he sido competitiva, pero el baloncesto y el fútbol son mis favoritos. Este partido es clave para las eliminatorias, y si ganan hoy, casi seguro que estarán en la final.

Charlie sonrió de lado, observando el entusiasmo de Maddie. —Me alegra que te apasione tanto algo. No hay nada mejor que tener algo que realmente te haga sentir viva.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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I WANNA BE YOURS -MADDIE ROONEY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora