3. Diggy.

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Charlie estaba sentada en el sofá de los Rooney, absorta en su teléfono mientras esperaba que Maddie regresara de la escuela

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Charlie estaba sentada en el sofá de los Rooney, absorta en su teléfono mientras esperaba que Maddie regresara de la escuela. Revisaba sus redes sociales y respondía mensajes, pero su mente no dejaba de pensar en su momento junto a Maddie el día anterior y en cómo Maddie la había hecho sentir. Había una mezcla de nervios y emoción en su interior, una sensación que no podía ignorar.

Pasaron unos minutos y la tranquilidad de la casa fue interrumpida por el sonido de la puerta al abrirse bruscamente. Maddie entró con energía, empujando la puerta con fuerza y dejando su mochila caer al suelo.

—¡Mamá, no extraño a Diggy! Ya lo superé —dijo Maddie, levantando la voz mientras cruzaba el umbral.

Charlie levantó la vista de su teléfono, frunciendo el ceño al escuchar la conversación. No había escuchado a Maddie mencionar a nadie y la intensidad de sus palabras la tomó por sorpresa. ¿Diggy? ¿Quién era Diggy?

Charlie esperó un segundo y respiró profundamente, tratando de que sus pensamientos no la afectaran. —Hola, Maddie —dijo con suavidad, intentando sonar despreocupada.

Maddie se dio cuenta de la presencia de Charlie y su expresión cambió, notando que había dicho algo que no quería que ella supiera. —Charlie... —suspiró, intentando disimular—. Hola. Diggy no es nadie.

Charlie levantó una ceja, claramente escéptica. —Maddie.

—De verdad, Charlie, no fue ni será nadie para mí —insistió Maddie, intentando sonar convincente.

—Está bien —susurró Charlie, aunque estaba claro que no lo estaba. Se levantó rápidamente del sofá—. Debo salir, te veo luego.

Charlie quería escapar de la conversación inmediatamente. Ni siquiera había algo entre ellas, y mucho menos algo había pasado. Sentía una mezcla de confusión y decepción.

—Charlie —llamó Maddie, pero era muy tarde. Charlie ya se había ido, dejando a Maddie con una sensación de culpa y preocupación.

Unas horas después, Liv buscaba desesperadamente a su gemela y a su mejor amiga. Al bajar las escaleras, observó a su hermano, Parker, jugueteando con algún invento.

—Oye, ¿has visto a Maddie o a Charlie? —preguntó Liv.

—Sí, varias veces. Vivimos en la misma casa —respondió Parker con obviedad, sin levantar la vista de su proyecto—. Pero ahora estoy ocupado, tratando de crear una camisa inmanchable.

Liv abrió los ojos, pero no se sorprendió. —¿Es para papá, Joey o Maddie? —preguntó.

—Para papá. Pero es un buen punto, comemos como animales.

Liv asintió de acuerdo, justo cuando Maddie apareció por la puerta de la cocina, con su típica ropa deportiva, dejando claro que venía de correr.

—¡Genial! —exclamó Maddie al ver la caja de cereales, tomando un puñado directamente y llevándolo a su boca.

—Am, Maddie, necesito un consejo —dijo Liv, tratando de captar la atención de su gemela.

Maddie masticó rápidamente y asintió. —Sí, claro. ¿Qué pasa?

—¿Qué? ¿No quieres mi consejo? —Parker lucía ofendido.

—Tengo problemas de amor, ¿sabes? —respondió Liv, dirigiendo su mirada a Maddie.

—Oh, sí. Me voy, ¡qué asco! —Parker se retiró rápidamente, cargando con su maniquí y dejando a las gemelas solas.

—Verás, Holden... —comenzó Liv, pero fue interrumpida por Parker, que seguía luchando con su maniquí—. Holden audicionará para hacer el papel de mi otro enamorado en Voltaje.

—Oh oh —respondió Maddie, notando la preocupación en los ojos de su hermana.

—Okey, sí. ¿Cómo podría ser el chico que no puede ser mi novio interpretar a mi novio? —Liv parecía tener un dilema moral muy grande.

—Bueno, okey. Calma. Sólo es actuación, ¿cierto? Es falso —trató de tranquilizarla Maddie.

—¿Lo es? ¿Lo es acaso? Los finalistas actúan conmigo y si él resulta ser uno, deberé verlo a los ojos y decirle "Te amo" —dijo Liv, visiblemente agitada.

—Todo estará bien. El hecho de que Holden audicione no significa que consiga el papel, ¿cierto? Seguro hay cientos de chicos para ese papel —Maddie intentó animarla.

—Sí... —Liv parecía menos convencida, pero asintió.

—Sí... —repitió Maddie.

—Sí, claro. Tienes razón, gracias, Maddie.

—Me refiero a que no es que Holden sea súper lindo, talentoso, carismático... Sabes, prepárate para verlo porque seguramente lo logre —añadió Maddie con una sonrisa.

—Maddie, no ayudas —reprochó Liv, rodando los ojos.

—Maddie —dijo Liv después de un momento de silencio.

—Dime.

—¿Sabes dónde está Charlie? —preguntó Liv, claramente preocupada por su amiga.

Maddie levantó los hombros. —No lo sé. Se fue cuando llegué de la escuela.

Liv frunció el ceño, claramente preocupada. —¿Qué pasó?

Mientras tanto, Charlie caminaba sin rumbo por el vecindario, tratando de calmar sus pensamientos. Sabía que había sido irracional al irse así, pero la mención de un tal Diggy había despertado algo en ella, una inseguridad que no podía ignorar.

I WANNA BE YOURS -MADDIE ROONEY-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora