13| Antojos

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En el acogedor salón del departamento de Hermione y Draco, la luz de las lámparas mágicas reflejaba un brillo cálido en las paredes, mientras la pareja estaba sentada en el sofá disfrutando de una noche tranquila. Draco leía un libro de hechizos antiguos mientras Hermione acariciaba su vientre, sintiendo los suaves movimientos de los gemelos.

La tranquilidad se rompió cuando se escucharon golpes animados en la puerta. Draco levantó la vista con una ceja arqueada, y Hermione sonrió al intuir quiénes podrían ser.

—¡Adelante! —gritó Hermione, y la puerta se abrió de golpe, revelando a Harry, Susan, Pansy y Theodore, todos con sonrisas radiantes y energía desbordante.

—¡Espero que estemos interrumpiendo algo! —dijo Harry con una risa mientras entraba con Susan de la mano. Theo seguía detrás, intentando detener a Pansy, que ya se había adelantado para abrazar a Hermione.

—¡Hermione, Draco, tenemos noticias! —exclamó Susan, sus ojos brillando de emoción.

—¡Espera, espera! ¿Por qué tengo la sensación de que esto va a ser algo muy loco? —murmuró Draco, cerrando su libro y poniéndolo a un lado.

—Bueno, porque lo es, Malfoy —dijo Theo con una sonrisa pícara, mientras Harry se aclaraba la garganta y levantaba una mano dramáticamente.

—Hemos venido a anunciar... —comenzó Harry, pausando como si fuera un presentador en un espectáculo—. ¡Que Susan y yo vamos a tener un bebé!

La habitación estalló en exclamaciones y felicitaciones. Draco parpadeó y luego sonrió ampliamente.

—¡Eso es fantástico, Potter! —dijo Draco, levantándose y abrazando torpemente a Harry, que se rió de la falta de costumbre de su antiguo rival al mostrar afecto.

—¡Y hay más! —gritó Pansy, levantando una mano como si estuviera en un concurso de preguntas—. ¡Theo y yo también estamos esperando no bebé, sino tres!

—¿Tres? —Theo quedó más que sorprendido—¿me estas diciendo que tengo mejor puntería qué Draco? ¡Merlin! ¡Voy a cuidarte más que al triple!

Hermione se quedó con la boca abierta y luego empezó a reír tanto que sus ojos se llenaron de lágrimas. —¡Es una invasión de bebés! —exclamó ella, llevándose las manos al vientre, donde los gemelos se movían, como si también quisieran participar en la celebración.

—¡Esto es como una epidemia de embarazos! —bromeó Draco, pasándose una mano por el cabello y mirando a todos—. Alguien debería advertir a los demás que no beban del agua del Callejón Diagon. Está claro que algo le han echado.

Todos se echaron a reír, incluso Pansy, que últimamente no soportaba las bromas de Draco.

—Esperen, ¿eso significa que entre todos tendremos... cuántos bebés? —preguntó Susan, fingiendo contar con los dedos.

—¡siete! —respondió Hermione emocionada, señalando su propio vientre y luego a las otras dos parejas.

Theo levantó las manos en señal de asombro y bromeó:—Por Merlín, estamos fundando una guardería.

—Más bien un equipo de Quiddicth, sin duda mi bebé será el mejor buscador como su padre —añadió Harry, y todos rieron de nuevo mientras se sentaban juntos, compartiendo la alegría y la emoción del futuro que los esperaba. La habitación se llenó de risas y felicidad, un momento de  unidad que ninguno de ellos olvidaría.

~×××~

Meses después en una tarde tranquila en el apartamento, Hermione se encontraba sentada en el sillón, acariciando su vientre de siete meses. Sus ojos brillaban de deseo cuando de repente giró hacia Draco, que estaba leyendo un libro sobre cuidados mágicos neonatales.

Divorciada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora