La sala de baile del Hotel Astoria estaba bañada en una luz dorada que se reflejaba en los lujosos candelabros de cristal. El murmullo de las conversaciones y el tintinear de las copas de champagne creaba una sinfonía de sofisticación, un contraste marcado con la sensación de hastío que envolvía a Gabriel y a Anastasia.
Anastasia, envuelta en un elegante vestido de seda azul, que acentuaba su figura y su cabello castaño, se movía entre los invitados con una gracia distante. Sus ojos, de un marrón profundo, recorrían la habitación con una mezcla de desdén y resignación. La sonrisa en su rostro era una máscara cuidadosamente mantenida, oculta detrás de una cortina de elegancia obligada. Cada saludo superficial, cada comentario trivial, le recordaba la vida que tendría estando atrapada en un corsé de obligaciones sociales.Gabriel, a su lado, se encontraba igualmente descontento. Su traje negro, impecablemente ajustado, no lograba disimular la incomodidad que sentía. Miraba a su alrededor con una mezcla de ironía y desilusión. Los brindis y las felicitaciones que recibía por parte de su familia y amigos no lograban mitigar el peso del deber que tenía. La gala, un desfile de lujo y superficialidad, parecía estar hecha a la medida de sus frustraciones.
Cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, la conexión fue instantánea, aunque cargada de una tensión eléctrica. Ambos sabían que eran piezas de un rompecabezas que otros habían diseñado para ellos, y el simple hecho de encontrarse en ese evento, significaba un silencioso reconocimiento de su sentenciante futuro.
Anastasia intentó deslizarse hacia la esquina de la sala, buscando un rincón donde pudiera recuperar el aliento y su compostura. Gabriel, sin embargo, se acercó con una intención clara, consciente de la presencia de la joven en su órbita de descontento. Se presentó con una cortesía elegante, su tono era neutral pero firme “Buenas noches, señorita. No esperaba encontrarme con alguien que compartiera mi desdén por este evento.”
Anastasia alzó una ceja, sorprendida por la audaz honestidad del joven. “¿En serio? Pensé que todos aquí disfrutaban de esta farsa como si fuera una de las maravillas del mundo.” La conversación entre ellos fluía con una naturalidad inesperada, contrastando bastante con las demás conversaciones artificiales que los rodeaban.
El diálogo entre ellos continuó, cada palabra era un intento de deshacerse de las capas de formalidad impuestas por la gala misma. Compartían miradas cómplices y risas discretas, un alivio mutuo en medio de un ambiente opresivo, especialmente para ellos dos. Gabriel encontró en Anastasia un reflejo de sus propios sentimientos, y ella en él una compañía inesperada que parecía entender su realidad.Mientras la noche avanzaba, los padres de ambos jóvenes comenzaron a moverse hacia ellos con intenciones claras. Los padres de Anastasia, personas de gran poder en la alta sociedad, se acercaron con una expresión de satisfacción que rozaba la intrusión. Por otro lado, los padres de Gabriel, personas realmente influyentes en el ámbito de financiero, estaban con una sonrisa que irradiaba orgullo.
“Gabriel, querida, permítanme presentarles a la familia de la señorita Rustici. Esta es la Señora Dona, y el Señor Donald.” El padre de Gabriel pronunció estas palabras con un todo ceremonioso. Gabriel asintió con respeto, mientras Anastasia se mantenía con una postura digna, aunque su mirada revelaba un leve resplandor de sorpresa.
Gabriel se inclinó cortésmente ante los nuevos presentados, consciente de que este encuentro marcaba un punto de inflexión en su interacción. Anastasia lo observaba con una mezcla de anticipación y preocupación. Mientras los padres de ambos jóvenes intercambiaban saludos y comentarios triviales, la atmósfera de la sala parecía cargarse de tensión cuando los padres de Anastasia y Gabriel, tras saludos cordiales, comenzaron a hablar con más seriedad. Dona, con un brillo bastante peculiar en sus ojos, tomó la palabra. “Anastasia, Gabriel, queremos hablar con ustedes sobre un asunto muy importante.”El padre de Gabriel, con una postura imponente, intervino, “Después de una cuidadosa deliberación y en consideración de los beneficios que pueden tener nuestras familias, hemos decidido que es el momento de formalizar una alianza que será realmente beneficiosa para todos nosotros.”
Anastasia frunció el ceño mientras Gabriel se tensaba visiblemente. Dona continuó, sin percatarse de la creciente incomodidad de los jóvenes. “Hemos acordado que Anastasia y Gabriel se casarán. Creemos que esta unión fortalecerá nuestras posiciones y consolidará nuestras familias en el ámbito social y económico.”
---------------------------------------------------Bueno, hola, soy la escritora. Esta no es mi primera vez escribiendo, pero si es mi primera vez intentando escribir algo que no es un fanfic. Así que nada, espero que les guste, dentro de poco voy a estar tratando de actualizar.
ESTÁS LEYENDO
Bajo el brillo de Nueva York
Teen FictionGabriel y Anastasia son obligados a casarse en contra de su voluntad, ellos, buscarán un plan, para evadir tal union. Pero con el tiempo se enamoran, ¿será posible la unión entre Gabriel y Anastasia?