Capitulo 6

4 1 0
                                    


Elsie Caminó por su apartamento vacío, con las luces de París titilando a través de las ventanas. "Tal vez sea demasiado tarde", pensó, mientras el eco de sus palabras aún flotaba en el aire. Recordó cómo siempre había sido Camille quien marcaba la pauta en su vida, quien le ofrecía estabilidad, pero también lo atrapaba en una rutina donde su corazón se marchitaba lentamente. Con Elsie, todo era diferente. Ella encendía un fuego en él que no sabía que existía, pero temía haber dejado que se apagara por completo.

Al día siguiente, en otro rincón de París

Elsie paseaba por el barrio de Montmartre, con su abrigo apretado contra el frío de noviembre. Las palabras de Lucas seguían rondando en su mente. No podía negar que había algo en él que siempre la había atraído, algo más allá de lo físico, una conexión genuina que pocas veces había sentido en la vida. Pero también estaba el dolor. Recordaba las veces que lo vio desviar la mirada cuando Camille entraba en escena, las excusas vagas y las oportunidades perdidas.

En su mente, las dudas se arremolinaban: ¿Cómo podía confiar en que esta vez sería diferente? ¿Qué pasaría si se entregaba de nuevo y él volvía a escoger la comodidad en lugar de la pasión?

Se detuvo frente a una librería donde solían encontrarse. Fue casi automático entrar. El olor a libros viejos y madera desgastada la recibió como un viejo amigo. Era el mismo lugar donde Lucas le había recomendado su novela favorita: El Principito. Un lugar donde el tiempo parecía haberse detenido.

Miró los estantes y sus dedos rozaron el lomo de una copia nueva del libro. En la contraportada había una cita que siempre le resonaba: "Es el tiempo que has perdido por tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante." Las lágrimas comenzaron a brotar mientras pensaba en todo el tiempo que había perdido esperando a Lucas, pero también en lo valioso que era ese vínculo, a pesar de todo.

Mientras tanto, Lucas

Lucas no había dormido. Había salido al balcón de su apartamento, mirando la ciudad con un cigarro en la mano, aunque nunca había sido fumador. Era extraño cómo el arrepentimiento podía empujar a las personas a tomar decisiones que de otro modo evitarían.

Tomó su abrigo y salió. No sabía exactamente adónde ir, pero sentía que tenía que hacer algo más. Las calles de París estaban tranquilas esa mañana, el aire lleno del aroma a pan recién horneado y café. Sin pensarlo, sus pies lo llevaron hasta Montmartre.

Y entonces sucedió.

Lucas la vio. Elsie estaba allí, frente a la librería, sosteniendo El Principito contra su pecho, como si fuera un escudo. Se detuvo, sin atreverse a acercarse de inmediato. Parecía tan hermosa y tan lejana al mismo tiempo. Elsie levantó la mirada y lo vio. Por un instante, el tiempo pareció detenerse.

"¿Qué haces aquí?" preguntó ella, con voz temblorosa, mientras su corazón latía con fuerza.

"Te busco, Elsie. Siempre termino buscándote, incluso cuando intento convencerme de que no debería."

Elsie apretó el libro entre sus manos. "Lucas, no puedo pasar por esto otra vez. No puedo volver a ser el segundo plano de tu vida."

"¿Y qué pasa si te digo que ya no hay más planos, Elsie? Que eres todo lo que quiero, y que estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti."

Elsie lo miró, buscando algo en su rostro, una señal de sinceridad, algo que le dijera que esta vez podía creerle. Las lágrimas asomaron de nuevo en sus ojos, y finalmente, después de un largo silencio, habló:

"Lucas, si vuelves a romperme el corazón, esta vez no voy a sobrevivir."

Lucas dio un paso hacia ella, y con voz rota respondió: "Esta vez no voy a fallarte, Elsie. Lo juro."

Ella dudó, pero algo en la mirada de Lucas la hizo dar un paso hacia él. Una chispa de esperanza comenzó a iluminar el frío París, mientras ambos se quedaban en silencio hasta que Elsie lo rompió.

Elsie respiró hondo, intentando calmar la tormenta que llevaba dentro. Había tantas palabras que quería decir, tantas heridas que necesitaban cerrar, pero ninguna parecía suficiente. Allí estaba Lucas, frente a ella, mirándola como si todo el peso del mundo dependiera de su respuesta.

"Lucas, no sé si puedo confiar en ti. No sé si quiero arriesgarme otra vez." Su voz temblaba, pero sus ojos no se apartaban de los de él.

Lucas asintió, aceptando su duda. "No espero que confíes en mí de inmediato. Sé que tengo mucho que demostrar, y no estoy aquí para pedirte que tomes una decisión ahora mismo. Solo quiero que sepas que estoy dispuesto a esperar, a mostrarte que esta vez es diferente."

El silencio se instaló entre ellos, roto solo por el suave murmullo de la ciudad. Elsie apartó la mirada, sintiendo que la lucha entre el miedo y el deseo se intensificaba dentro de ella. En su mano aún apretaba El Principito, y las palabras de la contraportada resonaban como un eco en su mente: "Eres responsable para siempre de lo que has domesticado."

"Lucas... no puedo prometerte nada," dijo finalmente, su voz apenas un susurro.

Lucas dio un paso atrás, respetando su espacio. "No necesito promesas. Solo una oportunidad de demostrarte que no cometeré el mismo error."

Elsie lo miró nuevamente, con una mezcla de tristeza y esperanza en los ojos. "Quizás. Pero será en mi tiempo, Lucas. Ahora mismo, no sé si estoy lista."

"Lo entiendo." Él sonrió, aunque sus ojos reflejaban cierta melancolía. "París puede esperar, Elsie. Yo también."

Ella asintió, pero no dijo nada más. Dio un paso hacia la librería, como si buscara refugio entre los libros. Lucas permaneció en la acera, observándola mientras desaparecía en el interior del local. No quiso seguirla.

Al día siguiente

Lucas dejó un pequeño sobre en el mostrador de la librería. Dentro había una breve nota: "Sea cual sea tu decisión, siempre serás mi rosa. –L."

Elsie encontró el sobre horas después, y al leerlo, no pudo evitar sonreír. Acarició la nota con suavidad antes de guardarla en su bolso.

No estaba lista para dar una respuesta, pero algo dentro de ella le decía que esta historia no había terminado. París seguía siendo un lienzo inacabado, y ellos dos aún tenían pinceladas por añadir.

¿Qué pasará después? Eso, solo el tiempo lo dirá.

Nuestro destino en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora