Capitulo 3

3 0 0
                                    

El Desastre de las Citas

Elsie había intentado seguir adelante, pero los recuerdos de Lucas seguían presentes, tan intensos como el día en que se conocieron. En un intento por avanzar, abrió la aplicación de citas en su teléfono y comenzó a deslizar perfiles. Decidió documentar el proceso, como una especie de terapia pública y divertida, publicando fragmentos de su vida en Instagram.

En su primera publicación, subió una foto de un café con la leyenda: "Primera cita en la ciudad del amor... A ver si esta vez resulta." Al instante, sus amigas comenzaron a comentarle: "¡Queremos detalles!" o "¡Asegúrate de que no sea otro Lucas!" A pesar de las bromas, sentía que algo de este proceso podría ayudarla a desenredarse de sus sentimientos.

La primera cita: Jean-Luc, el abogado perfecto (¿y aburrido?)

Jean-Luc era abogado y, en sus fotos, siempre aparecía impecable, con el cabello cuidadosamente peinado y en trajes a medida. Aparentemente, tenía una vida envidiable, y su perfil estaba lleno de citas inspiradoras y frases motivacionales. "Un abogado perfecto, alguien serio, nada de dramas."

Quedaron en un restaurante elegante, y, al llegar, Jean-Luc ya la esperaba con una expresión confiada. Se levantó para saludarla y, desde el primer momento, empezó a hablar de su trabajo, su reputación y sus logros, sin darle mucho espacio para decir algo.

—La vida en la abogacía no es para cualquiera, ¿sabes? —dijo, mientras daba un sorbo a su vino—. Es un trabajo de ética, precisión... Yo diría que pocos podrían con la carga, pero yo, afortunadamente, tengo una determinación inquebrantable.

Elsie forzó una sonrisa, mientras miraba su teléfono y respondía a las notificaciones en Instagram. Aprovechó un momento en el que él hablaba de un caso complicado para hacer una historia con el texto: "Cuando la cita perfecta no es tan perfecta..." e incluyó un emoji de bostezo. Rápidamente, sus amigas reaccionaron: "¿Así de aburrido?" "Sal de ahí, Elsie."

Jean-Luc, completamente ajeno a su tedio, seguía hablando de su vida profesional.

—Si necesitas ayuda legal, no dudes en llamarme. Aunque, claro, no soy barato. Pero siempre ofrezco resultados.

—Lo tomaré en cuenta... aunque espero no necesitarlo —respondió Elsie, buscando una excusa para terminar la cita.

Finalmente, ella se despidió, sintiéndose aliviada de haber escapado. De camino a casa, subió una foto de las luces de París reflejadas en el Sena, con el texto: "A veces, París te da lecciones inesperadas. Como que los trajes elegantes no siempre significan conversaciones interesantes."

La segunda cita: Pierre, el artista caótico

Su segunda cita fue Pierre, un artista visual que en sus fotos aparecía rodeado de pinceles, lienzos y expresiones apasionadas. "Un artista... Quizá esto sea mejor." se dijo a sí misma.

Se encontraron en un pequeño bar de jazz, y desde el primer momento, Pierre parecía emocionado por cada detalle. Su saludo fue efusivo, y enseguida pidió una botella de vino, asegurando que era "para desatar las almas creativas."

—¿Sabes, Elsie? Creo que eres... como una pincelada en movimiento. La vida es un caos de colores, y tú eres uno de esos tonos que no se puede definir —dijo Pierre, mirándola con intensidad.

Elsie intentó sonreír, aunque sentía que todo era un poco teatral. Sin avisar, Pierre sacó su teléfono y comenzó a hacer una historia en Instagram.

—¡Gente! Aquí, en la magia del jazz y el vino, con la enigmática Elsie. Ella... ella es como un poema sin fin, ¿verdad, Elsie? —dijo, pasándole el teléfono.

Nuestro destino en ParisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora