Universo: 1610.
El salón principal del castillo del Reino Champiñón estaba en plena ebullición. Las voces de los consejeros se mezclaban con el ruido metálico de las armaduras de los soldados que entraban y salían del lugar. Documentos y mapas eran extendidos sobre largas mesas de madera, mientras los mensajeros iban y venían con informes que aumentaban la preocupación de todos. La atmósfera estaba cargada de tensión, como si el aire mismo supiera que algo importante estaba en juego.
En el centro de este caos, Mario y Daisy estaban de pie frente a una mesa adornada con detalles dorados. Al otro lado, Peach los observaba con una mirada severa que contrastaba con su usual dulzura. Aunque la princesa del Reino Champiñón confiaba en ambos, no podía ignorar que unir a dos personalidades tan fuertes como las de Mario y Daisy sería un reto.
—La explosión en el límite entre nuestros reinos no solo ha causado daños materiales —dijo Peach, señalando un pergamino extendido frente a ellos—. También ha despertado tensiones entre los territorios. Hay rumores de que alguien podría estar buscando desestabilizar la paz.
Mario frunció el ceño mientras observaba el mapa. Las marcas rojas que indicaban las áreas afectadas formaban un patrón que no podía ignorar. —¿Tienen alguna idea de quién podría estar detrás de esto?
—No hay pruebas concretas, pero... —Peach dudó por un momento antes de continuar—. Algunos sugieren que podría tratarse de facciones externas al Reino Champiñón y Sarasaland.
Daisy, con los brazos cruzados, lanzó una mirada escéptica. —¿Facciones externas? ¿Y por qué atacarnos a nosotros? Hay reinos mucho más débiles y menos protegidos que serían objetivos más fáciles.
—Precisamente por eso. Si los dos reinos más fuertes pierden su estabilidad, el resto caerá en caos —respondió Peach, con voz firme.
El peso de la responsabilidad cayó sobre Mario y Daisy como una nube oscura. Ambos sabían lo que estaba en juego, pero eso no hacía más fácil la tarea de trabajar juntos.
—Como representantes de nuestros reinos, es crucial que trabajen en equipo para resolver este problema —continuó Peach, mirando a ambos alternativamente. Su tono era serio, casi autoritario—. No solo se trata de restaurar los daños. Necesitamos encontrar al responsable y evitar que esto vuelva a suceder.
Daisy, con una sonrisa irónica, levantó una ceja. —Entendido. Aunque... no estoy segura de que Mario pueda seguirme el ritmo.
Mario arqueó una ceja en respuesta, claramente ofendido, pero mantuvo una sonrisa burlona. —Solo intenta no quedarte atrás.
Peach soltó un suspiro cansado, llevándose una mano a la frente. Era evidente que esta misión no sería sencilla, no por la dificultad del desafío, sino por la terquedad de ambos.
—Confío en ustedes. Pero recuerden, esto no es una competencia —les recordó, con un tono que no admitía réplica.
El silencio que siguió fue breve, roto solo por el sonido de los papeles al ser enrollados y guardados en mochilas. Mario y Daisy intercambiaron una mirada rápida antes de despedirse de Peach y dirigirse al exterior del castillo.
Una vez fuera, el contraste entre sus personalidades se hizo evidente de inmediato. Mientras Mario se apresuraba a revisar su equipo y planificar un avance rápido, Daisy insistía en estudiar el mapa con detenimiento.
—El Bosque Brumoso no es un lugar para tomar a la ligera —comentó Daisy, inclinándose sobre el pergamino que llevaba consigo. Sus dedos recorrían las marcas que señalaban las áreas peligrosas—. Si nos apresuramos, podríamos pasar por alto algo importante.
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Entre lirios y laberintos: Mario X Daisy.
FanficEn un mundo donde la aventura y los retos no siempre son físicos, Mario y Daisy descubren que los mayores desafíos están en sus corazones. Tras un accidente en el Reino Champiñón que los obliga a trabajar juntos en un proyecto para restaurar la armo...