El comienzo de la verdad

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La guerra... La guerra es la perdición de toda forma de vida en la faz de este mundo. Desde el principio de los tiempos, las diferentes razas luchaban por ser la más fuerte, y por dominar a las demás. Poco a poco, estas rivalidades se fueron desvaneciendo, pero eso no quitaba que siguiesen habiendo guerras. Los monarcas que reinaban en nuestros días estaban cegados por el poder, la riqueza, por conquistar a otros, y muy pocos tenían las ideas claras. La nobleza, disfrutaba del lujo sin importarle lo que estaba sucediendo, el soldado daba la cara por su causa, a veces sin sentido alguno, con la esperanza de vivir un día más y proteger a sus seres queridos. Y el pueblo, sobrevivía como podía ante cualquier complicación, ya fuesen enfermedades, pobreza o hambre...

Todo esto lo pensaba mientras iba al lugar donde los que ya no viven entre nosotros descansan, donde ellos eran liberados de este sufrimiento. Llevaba un ramo de flores para mis hermanos y amigos caídos, para esas personas por las que daríamos nuestra propia vida.

No recordaba dónde estaban sus tumbas, aquello estaba repleto de lápidas, y nunca estuvo así aquel lugar. Empecé a tirar algunas flores a las lápidas que pude, no tenía suficientes, y las tiraba en las lápidas de aquellos con los que más compartí. Cuando llegué al final, presencié las lápidas más bonitas de todas, las que más significaban para mí. Mis amigos más íntimos yacían allí, y yo seguía vivo en esta miseria, sediento de venganza y de sangre, sangre de los que nunca podrán tocar el cielo...

Estuve un buen rato allí, contemplando, recordando los buenos momentos y las victorias que conseguimos... Al fin y al cabo, ellos disfrutaron de su vida, aunque fuese corta. Me agaché para dejar unas cuántas de las flores de los colores favoritos de cada uno, y cuando lo hice, una gran bandada de pájaros blancos echó al vuelo de un gran árbol en medio de un estanque precioso, con el fondo de un nuevo día, un gran y precioso día. Aquellos pájaros, eran libres, al igual que los que descansaban allí, y yo, no lo era. Una gran responsabilidad recaía sobre mi, y sólo yo podía asumirla, pero, tarde o temprano, esperaba ser libre como ellos...

Me levanté, y juré por mi vida que haría lo que fuese para acabar con esto, para hacer pagar a los que todo me arrebataron y para encontrar una razón a todo este desastre.

Recorrería los 7 infiernos si hiciese falta en busca de venganza, de respuestas, con el fin de cumplir mi promesa...

Pero, las historias han de tener un comienzo y un final, y yo no puedo empezar con la mía por aquí. Cuando las mentiras se hacen realidad y la verdad toca su fin, yo aparezco, y mi nombre conmigo. Me llamo Yyvanor, y soy la mentira del Inframundo.

Yyvanor: La mentira del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora