La Isla de Ugis

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Tras lo sucedido con Viriet, tuve la visión de un mapa de una isla con una localización marcada en el centro, con otro artefacto oculto, y tras contárselo a Wosold, me encargó ir allí y recuperarlo. La Isla de Ugis es un lugar exótico y completamente diferente a cualquier otro lugar en el mundo, donde la flora y las especies animales son únicas, y hermosas como letales. Los Imperiales ya estaban haciendo de las suyas allí, tal y como pude leer en la mente de Viriet, y parece ser que estaban en busca de ese extraño artefacto.

En su mente no puede comprender por qué Kholdar quería reunir todos aquellos artefactos, ya que Viriet era poco más que un mandado que trabajaba por codicia. Le pregunté a Wosold, y sólo me dijo que algo gordo se traía entre manos, pero desconocía qué podría ser.

Mis acompañantes en el viaje fueron Brovyn, con sus heridas completamente sanadas y cicatrizadas, y Ann. Ann era la mejor tiradora que había entre las filas arcentias, ya fuese con arcos, fusiles o ballestas, era la mejor. Ella era bajita y atractiva, con ojos marrones claros y brillantes almendrados, morena, y con el pelo largo y castaño. Por muy atractiva que pareciese, no dejaba de ser letal.

El viaje hacia la isla fue complicado, pero pudimos hacerlo. Nos hicieron pasar por Imperiales con unas armaduras enormes y voluminosas que nos cubrían enteros en un barco que transportaba tropas Imperiales y esclavos a la isla, y todo fue más fácil gracias a los arcentios infiltrados en la embarcación. El viaje duró unas 5 horas desde Canne, una ciudad portuaria Imperial situada al norte de Arcentias, pero muy distanciada de ésta.

Cuando llegamos, podía sentirme dentro de la armadura sudando y agobiándome del calor húmedo y pegajoso de aquel lugar. Nos bajamos del barco y escoltamos a un arcentio infiltrado como alto cargo al lugar de la excavación. Nadie se dió cuenta de que estábamos infiltrados. Lo hicimos bastante bien.

Cuando llegamos a la excavación, reaccioné impresionado a la cantidad de seguridad que había allí susurrando sin que nadie se diese cuenta:

Yo: Joder....

Conté 30 soldados, cuatro torres altas de madera con cinco tiradores en cada una, muchas tiendas de campaña con armamento y tres grandes gólems armados con grandes cañones que disparaban proyectiles explosivos, y en su otro brazo metálico sostenían una gran ametralladora giratoria. Aquellas grandes máquinas funcionaban con vapor, y eran lentas, pero bastante efectivas, y no cualquier hoja o proyectil atravesaba su duro blindaje...

Bajamos por el camino del gran hoyo en el suelo hasta la excavación. Bajaba en espiral, hasta que llegamos a un pasadizo con un camino que llegaba hasta el lugar sonde se encontraba el artefacto. Brovyn y Ann se quedaron arriba con el infiltrado, y yo me colé en la excavación. Cuando atravesé el pasadizo, la sala donde se encontraba el artefacto era parecida a la del templo, solo que esta se encontraba en ruinas y el pedestal era algo más grueso. En lo alto del pedestal se encontraba algo que no me esperaba ver allí, en aquel lugar. Cuando robé los planos del campamento, vi en uno un arco. Bien, pues ese arco se encontraba en lo alto del pedestal dando luz a todo el lugar, y con un aura azúl alrededor suya. Habían un montón de soldados trabajando y picando y haciendo guardia allí, y yo, sin pensarlo, fui directo hacia el pedestal. Cuando me vieron frente al pedestal, un soldado gritó:

Soldado: Eh, ¿pero qué crees que haces?

Acerqué la mano poco a poco al arco, y parecía reaccionar a la proximidad de mi mano brillando aún más. Mi tatuaje brillaba, al igual que mis ojos y la marca de mi ojo a través de la visera del yelmo, tal y como en el templo. Cuando agarré el arco, mi mano izquierda fue envuelta por una especie de guantelete blanco y azúl con los dedos acabados en punta, fundiendo la armadura del Imperio y desvelando mi armadura de la Élite y mi rostro a los Imperiales. Me sentí como si fuese capaz de acertar cualquier disparo que me dispusiese a hacer, al igual que ágil y astuto. Cuando me vieron, el soldado reaccionó diciendo en un tono temblante diciendo:

Yyvanor: La mentira del InframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora