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Hace 5 años atrás.

Acababan de mudarse de casa debido al trabajo de su mamá, siempre era lo mismo, llegaban a un sitio y desempacaban cajas que luego iban a volver a ser rellenadas con los mismos objetos de siempre.
Era la tercera vez en el año que ocurría eso.
A Alejandro no le molestaba al contrario le gustaba conocer lugares nuevos, le gustaban los cambios.

Aunque ese día recordaba algo terrible, sus vecinos estaban pasando una etapa difícil.
Un integrante de aquella familia había fallecido y habían entrado en una crisis, sobre todo la más pequeña de las hijas.

Era escuálida y delgada, siempre tenía la costumbre de seguirlo.

Él nunca se lo tomo a mal, eran sólo niños.
Y cuando estaban juntos ella se volvía más alegre y su sonrisa se congelaba por más tiempo.

Aquella niña se le hacía una persona muy fuerte y simpática pero nunca miro más allá de su historia ni su pasado.
Esa mudanza tardo más que las otras sin embargo cuando llego la hora de irse.
Nunca supo como describirlo, en realidad no sentía tristeza por el hecho que tuviera que irse.

Sin embargo vio en los ojos de aquella chica, que el sufrimiento se avecinaba.

Tantos cambios en la vida de una persona hacen que tu memoria al igual que la de un pez, sólo recuerde lo más impregnado y profundo que tienes como recuerdos.

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Dos días antes.

El tiempo pasaba tan pronto frente a los ojos de los futuros graduados.

Durante los días que habían pasado, Alejandro siempre buscaba a Getze para que acabaran la platica de hace unos días, hasta que un día de esos le contó todo lo que necesitaba saber, con tal de ayudar o al menos eso parecía sin embargo una vez supo quien fue el dueño de aquella rosa se preguntaba por que; ¿De todos los niños que había, por que exactamente, él? No dejaba de pensar Alejandro.
¿Seria capaz de odiarlo una persona como él? Tendría que preguntarle directamente para saberlo.

Iba de camino al salón cuando alguien salió de el.
En dirección contraria a la de él y con una sudadera con capucha lo cual le resulto difícil a Alejandro saber quien era con exactitud.

A pesar de que muchos de sus compañeros usaban suéter, sudaderas y las conocía a la mayoría de ellas, no recordaba ver a ver visto aquella.

Quiso seguirlo pero de alguna forma su subconsciente no lo permitió, sería como admitir que estaba enloqueciendo y pensar que salió de un salón vacío (en donde por cierto estaba su mochila) convertiría a esa persona en G.

Eso ya era mucha psicosis por un día, no quería obviar que la situación si le estaba afectado.

Aún así no soporto la curiosidad y se acercó a su mochila a abrirla.

"Te crees muy listo ¿no?
Las personas como tu, sólo merecen ser odiadas"

-G

Esta vez, ni siquiera se había tomado la molestia de doblarla.
Era como si esta vez hubiera tenido prisa o tal vez esa era la impresión que quería dar.

Tanto darle vueltas en la cabeza, lo harían volverse loco de verdad.

Tenía mejores cosas que pensar.

...

"Hola Getze, quiero ser directo contigo por primera vez" tecleo en su celular
Con un poco de suerte estaría desconectada y él cambiara de opinión hasta que se conectara.

"Hola, ¿y por que quieres ser directo por primera vez?" Preguntó Getze confusa por dicha confesión.

"Bueno, quería saber si ¿ya tienes una respuesta?" Escribió Alejandro.

"Si, pero no tengo por que decírtela"

Por unos segundos Alejandro sintió una descarga de emociones en todo su cuerpo. ¿Y si la respuesta era si?
Lo iba a tener que aceptar así de simple y ya.

O eso era al menos lo correcto.

"No, no tienes por que decírmela pero a mi si me importa"

Getze no paraba de pensar en lo oportuno que era, en dos días ella estaría graduándose y no quería más declaraciones amorosas.

Que sólo prometían cosas que con el tiempo y la distancia, se desvanecerían.

"Tu me importas y admito que me dan celos pensar que la respuesta que tengas en mente sea si, por eso y más es que lo necesito saber", término de escribir Alejandro.

Mientras que los segundos eran años para Alejandro pues tenía la incertidumbre de saber, que le respondería ella ante lo que le escribió.

Hasta qué por fin contesto.

"No se, aún tengo mucho que pensar"
Eso no le decía nada.

"Pensar, ¿sobre tu respuesta? O sobre lo que acabo de decirte?" Envió Alejandro.

"Sobre todo" se limitó a decir Getze.

"Bien" dijo Alejandro.

Nunca se había atrevido a confesarle a alguien lo que sentía, con el corazón en la mano y no se imaginaba que eso pasaría.

Tal vez no todo pasaba como ocurría en su mente.

"Okey " contesto Getze

"Ya me tengo que ir, chao :)" agrego a los pocos segundos.

Una vez su abuelita le contó, que si algo era difícil era por que valía la pena y por eso es que el ser humano conformista nunca lograba sus sueños.

Así que por último añadió Alejandro a la conversación:

"Debo decirte que confió en la casualidad de haberte conocido y quiero que sepas que no estaré allí observando como me quitan a la chica que amo."

Y luego agrego; "Bye."

Pero ella ya se había desconectado.

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Un día antes.

-Sabes, ayer que estaba durmiendo se me ocurrió una fabulosa idea- dijo Alejandro al otro Alejandro sin saber de que hablaba.

-¿De que hablas, alex?-pregunto Alejandro.

-Sobre Getze, ¿que no me estas escuchando?

-La verdad que no-dijo su compañero con cara de sueño.

-Bueno te estaba diciendo que voy a necesitar tu ayuda con mi idea-comentó Alejandro a su compañero.

-¿Y sobre qué es, esa idea?-pregunto su tocayo.

-Sobre una declaración-contesto decidido, Alejandro.

-¿Una declaración?-fue entonces cuando su compañero despertó.-Pero ya vamos a salir de vacaciones.

-Exacto, por eso será antes de que todos se vayan.

-Pero hoy es el último día-dijo su compañero todavía sin entender.

-Claro que no, también hay una clausura mañana, la cual asistiré y la persona a la que me le declarare también- dijo Alejandro con una sonrisa que delataba orgullo ante dicha idea.

Sin embargo Alejandro ignoraba muchas cosas que tomarían lugar el mismo día de su declaración.

El reencuentro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora