10

3 0 0
                                    

***

El sonido constante del reloj seguía.
No quería segur hablando con su prima por que acabaría rindiéndose con sus palabras.

Tomo la cuerda que había arreglado para ese día.
La coloco en su cuello, tomo la foto de aquel chico que la había abandonado.
Y dejo la carta que había preparado para su prima.
Con la llamada era suficiente para que ella viniera y la encontrara.

Subió las escaleras, era el método más rápido para acabar con todo de una vez por todas, sin que la rescataran, sin ninguna segunda oportunidad.

Cerró los ojos. Pensando que su hermana había hecho lo mismo sin pensar en los demás, sin embargo todo se arruinó por su culpa.
Y ella ya no tenía a nadie a quien más lastimar.
Hizo las escaleras a un lado y sentía como se le iba el aire poco a poco.

Todo su vida parecía una película. Todos los recuerdos se proyectaban como si mente se vaciará de ellos para siempre.
En menos de cinco segundos estaría muerta. Aquellos recuerdos se veían felices aunque ya no le pertenecían, quería regresar el tiempo y volver a vivir. Pero ya era tarde.

Su vida al igual que su muerte era patética.

Al llegar y verla allí con sus pies flotando en el aire, morados y fríos por la asfixia.
Y pensar que se veía más fuerte que su hermana.
Había seguido los mismo pasos.

Había salido de su casa sin permiso de sus padres después de que le había colgado y sabía que llegaría tarde para salvarla, aunque estuviera con ella una semana, ya había sido tarde de hace mucho tiempo.

Nunca le habían dado miedo los muertos al contrario le gustaba sentir su cuerpo sin vida y frío haciendo contacto con sus manos.

Aunque noto algo que traía en sus manos.
Era una fotografía.
Estaba pegada a su mano y la despego para apreciarla mejor.
Era el chico del que tanto le había hablado. Y que antes de morir le había dicho que lo odiaba. "¿cómo era su nombre?"se pregunto en un intento de recordar.

Antes de recordar, observo el cuarto de su prima, ahora que recordaba ella nunca le había permitido entrar. Y ya sabía la razón. Sus paredes estaban llenas de fotos de él.

Y entonces ya no tenía que recordar su nombre. Ahí lo decía claramente en letras rojas en una de las fotografías; "Alejandro"

Busco en los cajones más cosas y sólo había tijeras y fotografías destrozadas. Sobretodo de aquel chico.
Sin cabeza, sin manos, en cada fotografía aparecía sin una parte de sus cuerpo.

En otros cajones había más fotografías quemadas y el encendedor mismo.

Lo más aterrador era un muñeco que parecía vudú pegado atrás de un cajón que estaba a lado de un pósters de Jeff the killer.
Todo se había vuelto aterrador en aquel cuarto, sin embargo por algún motivo, a ella no le causaba miedo.
Siempre había creído que en su genes había algo de locura.

Antes de seguir revisando, vio la carta en aquel tocador. La abrió con cuidado y comenzó a leer:

"Tal vez ya no esté en estos momentos contigo y veas hecho de mi cuarto un desastre pero siempre ha sido así por su culpa. Necesito venganza, necesito que sepa cuanto dañó me causo y si es necesario que lo sienta. Y sienta lo que que es que te destruyan o que te quiten aquello que amas tanto. Espero que lo hagas por mi.
Tu prima favorita
-G"

Al parecer había intentado escribir su nombre pero el resto de la hoja se veía borrosa a causa de un derramamiento de un líquido.

La tarea que le había encomendado sería difícil. Pero comenzaba a compartir la ira que su prima había tenido por años.

***

La noche había pasado muy rápido dentro de ese lugar abandonado.
Alejandro no dejaba de preguntarse si su mamá lo estaría buscando o la policía si quiera. El dolor de su cabeza crecía, no sólo por el chichón sino también interno por el hambre que sentía.

Sus manos le picaban por la cuerda y ningún intento con la astilla habían sido útiles para romper la cuerda.

Sólo se había agotado y ya había amanecido.
Eso se lo decía los rayos de luz solar que se filtraban a través de las aberturas de la ventanas que había sido cubiertas con madera.

Pero esa era la única luz que se filtraba en el lugar así que lo demás seguía igual de oscuro que en la noche anterior.

—¿Cómo amaneciste?—dijo la sombra de ayer, de estar sumido en sus pensamientos ni siquiera advirtió su presencia.

Esta vez no se iba a dignar a contestarle no estaba de ánimos para conversar.

—Supongo que mal ¿tienes hambre?

A pesar de que no quería admitirlo, su estómago gruño como respuesta.

—Pues ya veo que si—dijo la voz, ayer por la distancia no había distinguido si era masculina o femenina pero ahora estaba seguro que era de una mujer a quien le pertenecía.

—Por que no me dejas ir y prometo que haré como si esto no hubiera pasado.—Tenía que intentar cualquier cosa que estuviera en sus manos para poder salir de ese lugar.

—Por que no quiero que hagas como si esto no hubiera pasado. Quiero que lo recuerdes y desees estar muerto,—dijo con odio la voz al otro lado de la habitación.— Bueno te dejo por que tengo una sorpresa para ti.

Y desapareció. Se escucho la puerta cerrándose y no se volvió a escuchar nada más.

Un escalofrío recorrió la piel de Alejandro haciéndolo temblar, algo iba muy mal en todo esto.

-----------------------

Getze prefirió ignorar el mensaje y evitar no pensar en el al otro día.

Ahora no dejaba de preguntarse lo raro que era que Alejandro no le había vuelto hablar por ahora.
Tenía un mal presentimiento. Sin embargo sentía que no era de su incumbencia saberlo.

Cuando recibió otro mensaje;
"Que linda te ves con eso blusa blanca"

Eso sólo hizo que Getze inevitablemente buscara a sus alrededores, espantada.

Quizás sólo había sido una coincidencia. Lo que no lo hacía parecer así era que era el mismo número del día anterior.

Justo iba a observar por su ventana cuando llego otro mensaje.

"No intentes buscarme, iré por ti mañana al anochecer"

El reencuentro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora