Capítulo 26

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Estaba sentada junto a la ventana de mí habitación cuando Rick entró, se acercó con una taza de café en la mano que apenas miré cuando me la ofreció. Suspiró dejándola sobre el tocador antes de agacharse frente a mí.

— Linda, debes comer algo... beber el café al menos. — acaricio mí pierna y me sonrió.

— No tengo hambre... solo... estoy cansada.

— ¿Quieres que me quede? — asentí y se puso de pie tomando mí mano para llevarme a la cama donde se acostó y me dejó acurrucarme en su pecho. — ¿Quieres hablar de lo que pasó?

— No... no ahora.

— Está bien, haremos lo que quieras... si prometes que después de descansar, cenaras conmigo. Solo los dos, aquí en tu habitación si eso quieres.

— Está bien — suspiré escondiendo el rostro en el hueco de su cuello y cerré los ojos.

La incursión a la guarida de los Salvadores salió bien, no perdimos a nadie y pudieron eliminarlos. Creí que sería un nuevo comienzo para todos, la asociación con la Cumbre traía alivio a Alexandria y ya no necesitarían arriesgarse afuera todos los días.

No sabía todo lo que había pasado pero Rick menciono que Carol y Maggie habían sido secuestradas pero lograron escapar.

Todo estaba bien, al menos eso creí porque Daryl comenzó a distanciarse y no entendía porque, cuando quise hablar con él me dijo que lo olvidara y por supuesto que no pensaba hacerlo porque no me gustaba cuando se comportaba frío conmigo.

Eso solo lo empeoró y terminó gritando que lo dejara tranquilo, que ya estaba aburrido de lo que tenía para ofrecerle y que se había terminado. No le importó las lágrimas que caían de mis ojos mientras me gritaba, ni lo mucho que insistí para que habláramos con calma en casa. Fue cruel y jamás pensé que se portaría así conmigo pero lo hizo. Rick intervino terminando nuestra discusión, estaba molesto pero se limitó a llevarme a casa después de advertirle que tenían una conversación pendiente.

Daryl se mudó ese mismo día con Carol y eso terminó por romperme el corazón.

Quería ignorarlo, seguir adelante pero cada vez que lo cruzaba ignoraba mí presencia y odiaba sentirme así. Llevaba unos días sin salir de casa, Rick nunca me dijo si habló con él, solo estaba ahí para mí.

— Ivy... amor, se que no quieres hablar pero estoy preocupado. ¿Dime qué puedo hacer? — susurró acariciando mí cabello.

— Nada Rick, yo... solo necesitaba tiempo... odio que no sea honesto sobre lo que le pasa, o que haya sido un completo imbecil pero... no puedo obligarlo a estar conmigo. No tienes que hacer nada porque no es tu culpa la desición que tomó.

— Quiero verte sonreír de nuevo, linda.

— Lo se, y estaré bien. Solo necesitaba pensar... mañana iré a trabajar de nuevo y... no lo sé, supongo que la vida sigue. ¿No?

— ¿Intentaras hablar con él?

— No. Tomó su desición.

— Pero lo extrañas.

— Si, lo hago, pero se terminó.

— Dale tiempo.

— No quiero darle tiempo. Y no quiero hablar más de esto.

— Ivy...

— Por favor — lo interrumpí — Es... es lo mejor. No voy a cambiar nada quedándome aquí, lamentándome por lo que dijo o hizo, eso se terminó.

— No tienes que hacer nada que no quieras, y si necesitas más tiempo, lo entiendo.

— Si, lo sé... pero realmente quiero sentirme más como yo misma. Estos días fueron horribles. Así que necesito que me apoyes, que tengas paciencia. ¿Harías eso por mí?

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