© Veintidós

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— ¡Quiero que lo dejes!

— gritó Kyunjoong, su voz llena de desesperación y angustia.

— Ellos no están involucrados en nada. No tienen nada que ver con esto.

Su cuerpo temblaba de rabia y miedo, mientras se esforzaba por contenerse y no atacar a Khaos. Sabía que todo era su culpa. Estaba muerto hace años, pero por querer ver a su hijo una vez más, había cometido el peor de los errores que la ley de la vida no aprueba.

La culpa y el remordimiento lo consumían, mientras recordaba el día en que había hecho el trato con Khaos. Había estado dispuesto a hacer cualquier cosa para ver a su hijo de nuevo, para abrazarlo y protegerlo.

Max, Mike y Jake estaban tirados frente a al villano, inmóviles y sin mostrar señales de vida. Kyunjoong sentía que su corazón se estaba rompiendo, al ver a sus seres queridos en ese estado.

Se arrodilla. — Por favor ~ — suplicó, su voz llena de lágrimas.

— No les hagas daño. Ellos no tienen nada que ver con esto.

Khaos se rió, su voz llena de crueldad y desprecio.

— Ah, pero sí que tienen que ver — dijo, su mirada fija en Kyunjoong

— Ellos son parte de ti, y tú eres el objetivo principal. — Su voz se volvió más baja y amenazante. — Y no te preocupes, no les haré daño... todavía. Pero si no cumples con mis demandas, ellos serán los primeros en sufrir las consecuencias.

Khaos se alejó sin mostrar ninguna emoción, dejando que los demás continuaran con su plan de destrucción. La mitad de la tierra ya había sido devastada, y la otra mitad estaba a punto de sufrir el mismo destino.

Bloom corrió hacia el cuerpo inerte de su hijo, su corazón lleno de dolor y angustia. Se arrodilló junto a él, tomó su mano y la apretó con fuerza. — Lo lamento, hijo... lamento no protegerte antes — susurró, lágrimas de arrepentimiento y tristeza rodando por sus mejillas.

Justo cuando un alienígena se preparaba para dispararle a Bloom, una figura femenina apareció de la nada y se interpuso entre ellos. Era Lourdes, con su cabello oscuro y su mirada intensa.

— No te atreves a tocarlo — dijo, su voz firme y autoritaria.

— Él es bajo mi niño sobreviviente!

Bloom se levantó, su cuerpo metálico rígido y sin expresión, pero su alma seguía sintiendo la tristeza y la angustia de la situación. Las lágrimas no podían salir de sus ojos de metal, pero su corazón seguía sangrando por la pérdida y el dolor.

Lourdes se acercó a Max y le tocó el pulso, su expresión seria y concentrada. — Es un chico con mucha suerte — dijo, su voz suave y calmada. — Vivió una mordedura de un mordedor que mató a todos. — Miró a Mike, que yacía inerte en el suelo. — A él también lo salvé... es un niño muy travieso, pero aquí está. Sobreviviendo.

Lourdes miró a Jake, que también yacía en el suelo, y frunció el ceño.

— No conozco a este chico. Imagino que es un amigo

Lourdes cerró los ojos y se concentró en la energía que emanaba de Jake. Su manera de ver las cosas era muy especial, y podía percibir la historia y la esencia de las personas a través del tacto. Tocó la frente de Jake  viendo sus historias, sus miedos y sus sueños. Era toda una escena. Una aurora oscura en el corazón del chico estaba casi apagándose, algo no andaba bien, ella lo sabe perfectamente.


Max abrió los ojos y se sentó, mirando a su alrededor con confusión. Lourdes estaba sentada junto a él, sonriendo.

— ¡No puedo creer que tengan tanta suerte de vivir estos chicos!

Max, tocando su cabeza como si estuviera tratando de recordar algo. — Lourdes? — preguntó, mirándola con sorpresa.

Lourdes se rió y le acarició la mejilla. — ¡Ah, mira quién despertó! ¿Te acuerdas de mí? — preguntó, sonriendo.

Max la miró con curiosidad, tratando de recordar cómo la conocía. De repente, su rostro se iluminó con una sonrisa. — ¡Sí! ¡Eres Lourdes! ¡La que me salvó la vida!

Lourdes sonrió feliz al ver que Max la recordaba. Era un alivio saber que su memoria no había sido afectada por el tiempo. Max siempre había sido un poco olvidadizo, pero cuando vio a Lourdes, algo en su memoria se activó y la recordó.

Pocos minutos después, Jake despertó y se sentó, mirando a su alrededor con confusión. Lourdes se acercó a él y le sonrió. — Hola, Jake. Me llamo Lourdes. — Jake la miró con curiosidad y se presentó.

Max se acercó a ellos y se sentó junto a Jake. Mientras tanto, miró a Mike, quien seguía acostado y sin moverse. Lourdes se acercó a Mike y le tomó el pulso.

— Sí, está bien. Solo está muy cansado. Perdió mucha energía,es un niño después de todo y no debe estar pasando esto.

— ¿ Sabes de él ? — Jake.

Lourdes comienza a preparar el remedio en una olla que le daría a los chicos. — ¡ Los papás de Mike son mapuches, al menos lo eran y siempre cuando podían venían a verme.

Mike como hijo único siempre lo llevaban en todos lados, así fue como llegó a ella. Con el tiempo comenzó a recorrer el bosque solo como si propia aventura. Cuando murieron quedo solo, A sus doce años supo que la vida era así de cruel y no miraba edades. Solo aprendió ser fuerte solo a sobrevivir.

Era un niño muy inteligente, demostraba siempre ternura y simpatía pero últimamente se ha estado apagando.

— Yo quería cuidarlo. Le dije que no se fuera porque estuviera a mi lado pero el simplemente se fue.

Termino de contar la historia nostálgica. Lourdes siempre tuvo una buena intención por querer lo mejor para todos. Le da una taza caliente de remedio natural a Jake y Max.

— Esto es...

Lourdes sonríe, era sin duda lo mismo que le dio cuando lo conoció. — Es muy escencial y sirve para todo. Te prometo que mejorarás de una por todas.

Max arrugó la nariz en desagrado, pero Jake no dudó. Con un solo sorbo, se llevó el líquido a la boca y lo tragó sin quejarse. Max y Lourdes lo miraron con sorpresa, impresionados por su valentía.

— Vez ? Deberías aprender.

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