Mike no llevaba arma como lo habían planeado inicialmente. En su lugar, llevaba un machete en la mano, una herramienta que consideraba más segura y menos letal para un niño de su edad. Mike sabía que, en un mundo lleno de peligros, era importante protegerse, pero también creía firmemente que los niños y niñas no deberían hacer uso de armas a una edad tan temprana. Era una responsabilidad que debían asumir los adultos, y no los niños.
Jake, un amigo cercano de Mike, también los acompañaba en su viaje. Juntos, formaban un equipo sólido y unido, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Mientras tanto, las mujeres del grupo se habían refugiado en la casa de alguien que la había abandonado, un lugar seguro y protegido donde podrían esperar a que el grupo regresara.
— Hyung, ¿sabes? — dijo Mike, dirigiéndose a Max con un tono de voz animado.
— También tenía miedo al principio, cuando llegó este caos. Pero ahora no.
Mike no paraba de hablar desde que habían comenzado su viaje. Estaba emocionado de estar explorando el mundo con sus amigos, y de estar aprendiendo nuevas cosas cada día.
— Me siento más fuerte ahora — continuó Mike. — Me siento como si pudiera enfrentar cualquier cosa que se me presente.
Max sonríe, estaba orgullosa de su hermano menor, Jake, que había utilizado el término "Hyung" para referirse a él. Era un gesto que le hacía sentir que su hermano lo respetaba y lo admiraba.
Pero su sonrisa se desvaneció rápidamente cuando un gruñido se escuchó al lado de la carretera que daba justo al bosque. Los tres se detuvieron en guardia, listos para defenderse de cualquier peligro que se les presentara.
Jake miró su reloj y vio que aún no eran las 00:00 horas. Pero de repente, el error apareció como una anomalía en el cielo. Una nave gigante con criaturas extrañas que hacían sonidos parecidos a dinosaurios se cernía sobre ellos.
— No puede ser... — Mike sintió miedo. Eso no estaba previsto para nadie. Las sirenas de la tierra comenzaron a sonar, y la oscuridad se hizo presente. Rápidamente, el reloj marcó más de 00:00 horas.
Comenzando a correr para buscar un refugio, los tres entraron al bosque. Los animales allí se volvieron locos, corriendo de un lado a otro en un estado de pánico. Los tres amigos se abrieron paso a través de la vegetación densa, intentando encontrar un lugar seguro donde esconderse. Pero la oscuridad y el caos que los rodeaba hacían que fuera difícil saber qué dirección tomar.
Max sintió un déjà vu repentino. — Conozco este lugar, síganme — gritó, mientras comenzaba a correr con más velocidad y determinación.
Mike también lo conocía. Era el camino que daba a su antiguo hogar. De repente, dejó de correr y su mundo se volvió lento. Miró hacia la distancia, y su corazón se detuvo al ver su casa en la lejanía. La casa donde había crecido, donde había pasado momentos felices con su familia.
Sin decirle a los otros, cambió el rumbo y comenzó a caminar en dirección contraria. — Lourdes vive por aquí cerca, ella nos podrá ayudar — dijo, con una voz baja y decidida.
Los jóvenes no se inmutaron, y siguieron a Max sin hacer preguntas. Jake y Mike confiaban en su líder, y sabían que él siempre tomaría las decisiones correctas.
Mientras caminaban, el bosque se volvió más denso y oscuro. Los árboles parecían cerrarse sobre ellos, y el silencio era opresivo. Pero Max no se detuvo, y siguió adelante con determinación.
De repente, una luz apareció en la distancia. Era la casa de Lourdes, una mujer que había sido como una madre para Mike. La casa estaba rodeada de un jardín lleno de flores y árboles, y una luz cálida y acogedora emanaba de la ventana.
Max sonrió, y se sintió aliviado. Sabía que Lourdes los ayudaría, y que podrían encontrar refugio en su casa. Pero no sabía qué peligros los esperaban en el camino, y qué desafíos debían enfrentar antes de poder encontrar la seguridad.
— Hijo, llegaste — escuchó Mike la voz de su madre. Max y Jake también la escucharon, pero era una voz más tenebrosa, como si estuviera llena de maldad y engaño.
— Mamá... — Su voz se cortó. Era sin duda ella para él. Mike quería abrazarla, pero Jake le disparó en la cabeza, revelando una identidad de un zombie.
— ¿Un zombie? — Mike estaba indignado. — Ahora se puede disfrazar. — Se sintió traicionado y asustado.
En ese momento, deseó tener un arma para defenderse. Llegaron más zombies, tratando de confundirlos con sus mayores anhelos en el corazón. Max vio a su mamá, Jake vio a los suyos. Los tres mostraron una expresión de enojo y confusión.
— Hijo, te hemos estado buscando — preguntó la supuesta madre de Jake. — ¿Volverás con nosotros? — Jake negó con la cabeza, sabiendo que era un truco.
— Cariño, ya sé dónde está tu padre — dijo la supuesta mamá de Max. — Me comunicaré con él, te dará vivo. — La mamá de Max estaba tan real y emocionada con solo darle la noticia.
Una voz le susurró a Max: — ¿No es este tu mayor miedo? — La voz era baja y maligna, y parecía saber todos los secretos y miedos de Max.
Un flash de velocidad corría rápidamente por el campo de batalla, moviéndose con una rapidez que parecía sobrehumana. A medida que corría, su figura se volvía borrosa y difícil de ver, como si estuviera desafiando las leyes de la física.
Con un movimiento rápido y preciso, el flash de velocidad acababa con todos los monstruos que se encontraban en su camino. Los zombies y los demás criaturas se desplomaban al suelo, derrotados por la velocidad y la agilidad del misterioso corredor.
Max, Jake y Mike se quedaron mirando en asombro, sin poder creer lo que estaban viendo. ¿Quién era ese corredor misterioso que parecía tener poderes sobrenaturales? ¿Y por qué había venido a salvarlos?
Mientras se hacían estas preguntas, el flash de velocidad se detuvo frente a ellos, sonriendo con una sonrisa enigmática. — ¿Están bien? — preguntó, con una voz que parecía venir de otro mundo.
Un nuevo integrante a llegado y sonríe, además su rostro se ilumina con una luz cálida y amable. Su sonrisa es contagiosa, y Max, Jake y Mike no pueden evitar sonreír también, a pesar de la confusión y el miedo que aún sentían.
La sonrisa del recién llegado es como un bálsamo para sus almas, y les hace sentir que todo va a estar bien. Es como si su presencia hubiera traído una sensación de paz y tranquilidad al lugar.
— Me llamo Ren.
Continuará....
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De TodoEn un mundo devastado por un desastre global, la supervivencia se había convertido en un juego de estrategia y habilidad. La hora 00:00 del año 2060 había marcado un punto de inflexión en la historia de la humanidad, y desde entonces, nada había vue...