CAPÍTULO 11

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Ava

OPERACIÓN EMOCIÓN: FASE ASCO

-Ya me trajiste estas galletas de bienvenida el otro día. -Alex se quedó mirando la cesta sobre la mesa del comedor. -Estas no son de bienvenida. -Le di un empujoncito a la cesta-. Son un experimento. He probado una receta nueva y me gustaría saber qué te parece. Hizo un ruido de impaciencia. -No tengo tiempo para esto. Tengo una reunión en media hora. -No te lleva media hora comerte una galleta. Sí, había conseguido colarme otra vez en casa de Alex, esta vez para llevar a cabo la segunda parte de la OE. Ni Alex ni yo mencionamos el... momento empalme de unos días antes. No sé él, pero yo prefería olvidarme de que habíamos amanecido juntos. -Vale. -Se acercó a las galletas con desconfianza-. ¿De qué son?Espárragos, uvas y ajo. Había elegido los ingredientes más asquerosos que se me habían ocurrido porque, al fin y al cabo, era la fase asco. Una parte de mí se sentía mal porque la noche que vimos las películas había sido bastante amable y había cancelado la cita por mí; pero por otra parte aún seguía enfadada por cómo había tratado a Owen, que ahora no me hablaba por miedo a que Alex apareciera de la nada para matarlo. Carraspeé. -Es una sorpresa. Metí las manos entre los muslos y me dio un tic en el pie mientras Alex se llevaba una galleta a la boca. Estuve a punto de apiadarme de él y quitársela de las manos, pero me daba curiosidad su reacción. ¿La escupiría? ¿Le daría una arcada? ¿Me tiraría la galleta a la cara y me echaría de su casa? Masticó despacio, con la cara vacía de toda expresión. -¿Y bien? ¿Qué te parecen? -pregunté con falso entusiasmo-. ¿Están buenas? -Las has hecho tú. -No era una pregunta. -Sí. -Hiciste las galletas red velvet del otro día y hoy has hecho... estas. Me mordí el labio inferior. -Correcto. No era capaz de mirarlo a los ojos. No solo no sabía mentir, sino que se me daba fatal poner cara de póker. -Están bien. Me estalló la cabeza. -¿Qué?Las galletas no estaban bien, eran un asco. Yo misma había intentado probar una y por poco vomito. Los espárragos y el ajo no pegaban. Alex terminó de masticar, tragó y se limpió las migas de las manos. -Están bien -repitió-. Y ahora, si me permites, tengo que irme a la reunión. Me dejó en el salón, boquiabierta. Cogí una galleta de la cesta y le di un mordisquito, por si acaso... ¡Puaj! Me dio una arcada y corrí a la cocina para escupir aquella abominación, y acto seguido me enjuagué la boca para eliminar el sabor. Alex debía de haber perdido el gusto, porque ninguna persona normal habría sido capaz de comerse esas galletas sin hacer un solo gesto de repulsa. -No cabe duda, es un robot.

ESTADO DE LA FASE ASCO: FALLIDO

OPERACIÓN EMOCIÓN: FASE FELICIDAD

¿Qué les hace felices a los hombres? La pregunta me atormentaba mientras me adentraba en la tercera fase de la OE. La mayoría de las cosas que hacían felices a los hombres no se aplicaban a Alex o a mi situación. ¿Dinero? Tenía para dar y tomar. ¿Satisfacción laboral? Yo no podía aportar nada ahí. ¿Estar con los amigos? Josh era el único amigo de Alex del que yo tuviera constancia, y además estaba convencidade que a Alex no le gustaba mucho la gente en general. ¿Sexo? Mmm, no me iba a acostar con él solo por un experimento. Ni por cualquier otra cosa, ni aunque tuviera un poquitito de curiosidad por saber cómo sería. ¿Amor? Ja, ja, venga. Alex Volkov enamorado. Claro. Jules sugirió una mamada, que descarté automáticamente por entrar en la categoría del sexo. Me pasé varios días dándole vueltas, hasta que se me ocurrió algo que podría funcionar. Quizás no haría feliz a Alex espiritualmente, pero le ayudaría a relajarse y reírse un poco. Quizás. -No me gusta sentarme en el suelo. -Miró la hierba como si fuera un lodazal-. Es incómodo y poco higiénico. -¡Qué dices! ¿Cómo no va a ser higiénico? -Extendí una manta y la sujeté con la cesta de pícnic para que no se volara. Lo había convencido para ir a Meridian Hill Park. Cuando lo propuse reaccionó como si me hubieran crecido de pronto dos cabezas, pero accedió. Ahora solo faltaba que dejara de comportarse como un gruñón para que pudiéramos disfrutar de uno de los últimos días del verano. -La hierba debe de estar llena de pis de perro -dijo. Me estremecí con aquella imagen. -Para eso está la manta. Siéntate. Alex dejó escapar un sonoro suspiro y se sentó a regañadientes. Decidida, abrí la cesta de pícnic, que contenía ensalada de pasta (mi comida favorita), rollos de langosta (la comida favorita de Alex, según Josh), fruta variada, queso ypanecillos, limonada de fresa y mis galletas red velvet, que parecían gustarle a Alex. -Esto es mucho mejor que encerrarse en casa. -Estiré los brazos sobre la cabeza, disfrutando de los rayos del sol -. Aire fresco, comida rica. ¿No estás más contento? -No. Hay niños gritando por todas partes, y una mosca se acaba de posar en tu ensalada. Malditas moscas. La ahuyenté con el pie. -¿Para qué hemos venido, Ava? -preguntó Alex levantando la ceja. -Intento que te relajes, pero me lo estás poniendo difícil. -Agité las manos en el aire, exasperada-. ¿Sabes esa cosa mágica que hiciste en la noche de las películas llamada «risa»? La hiciste una vez, puedes volver a hacerla. Vamos. -Le animé mientras él me contemplaba como si estuviera loca-. Tiene que haber algún sentimiento bonito en alguna parte de ti. En ese momento, un perro de una fiesta cercana se acercó y empezó a hacer pis en los zapatos de Alex. ESTADO DE LA FASE FELICIDAD: FALLIDO OPERACIÓN EMOCIÓN: FASE MIEDO Estábamos bloqueadas. Ni a mí ni a mis amigas se nos ocurría una sola cosa que le diera miedo a Alex... O al menos ninguna que no fuera ilegal o demasiado chunga. Jules, a quien lo «chungo» le parecía mejor idea que a nosotras, dijo de broma que podría atracarle a punta de navaja (por lo menos, era una broma) hasta que Stella dijoque lo más probable era que Alex le diera la vuelta a la situación y me matara antes de darse cuenta de que era una broma. Yo estaba de acuerdo. Era muy joven para morir, así que descartamos cualquier idea que implicara confrontación física. Como no se nos encendía la bombilla, recurrí a mi última esperanza: Josh. Todas las semanas hacíamos una videollamada para ponernos al día de nuestras vidas, y esa noche llevaba un rato hablándome de su nueva «amiga con derecho a roce». En serio. Cómo no, Josh había encontrado mujeres con las que liarse en mitad de una aldea de Centroamérica mientras trabajaba de médico voluntario. -¿Cómo es posible? -pregunté-. ¡En esa aldea viven menos de cien personas! -Lo sabía porque lo había buscado en Google cuando Josh me lo contó. -¿Qué puedo decir? Tengo mucho encanto -dijo, saboreando las palabras-. Adonde yo voy, las mujeres me siguen. -Me parece que ella estaba ahí antes que tú, idiota, y espero que no estés descuidando el trabajo para enrollarte con tu nueva amiguita. -¿Qué coño dices? Estarás de broma. Agité la mano en el aire. -Sí, sí. No colapses. Por muy ligón que fuera mi hermano, se tomaba el trabajo muy en serio. Mientras yo me deslomaba para sacar sobresalientes, él era uno de esos alumnos insufribles queapenas tenían que estudiar para ser los mejores. Pero le encantaba trabajar de médico y ayudar a la gente. Incluso cuando éramos pequeños, era él quien me ponía las tiritas cuando me hacía algún rasguño en la rodilla, y siempre encontraba maneras de ayudarme con las pesadillas mientras mi padre andaba inmerso en su trabajo. Por eso le permitía a Josh ser tan sobreprotector. Podía llegar a ser pesado de narices, pero no dejaba de ser mi hermano mayor. Aunque esto nunca se lo decía a él. Como le echara más flores, se le caerían de los brazos. -Por cierto. -Traté de poner voz ingenua mientras jugueteaba con un mechón de mi pelo-. Como dentro de poco es Halloween, estaba pensando en hacer algunas bromas. ¿Hay algo que le dé miedo a Alex? Los payasos, las arañas, las alturas... La mirada de Josh se volvió sospechosa. -Quedan más de dos meses para Halloween. -Ya, pero luego siempre se me echa el tiempo encima, y esta vez quiero prepararlo bien. -Mmm... -Alex repiqueteó con los dedos en los muslos -. Mmm... -Si me lo dices antes de que cumpla ochenta años estaría genial. -Calla. ¿Sabes lo difícil que es dar con algo que le dé miedo a Alex? Lo conozco desde hace ocho años y nunca lo he visto pasar miedo. Puse cara de decepción. Vaya mierda. -Podrías probar con lo que suele temer la gente, pero dudo que consigas nada. -Josh arrugó la nariz-. Una veznos cruzamos con un oso en una excursión y el cabrón ni parpadeó. Se quedó ahí con cara de aburrimiento hasta que el oso se fue. Tampoco le hacen nada los sustos. Créeme... He intentado muchas veces gastarle un montón de bromas y nunca han funcionado. -Está bien saberlo. Puede que esta fase fuera una causa perdida. Si Josh, que conocía a Alex mejor que nadie, no podía asustarlo, nadie podría. Alex volvió a mirarme con suspicacia. -¿La idea es tuya o de la pelirroja? -Emmm... ¿Mía? -Y una mierda -gruñó Josh-. No me digas que todavía está obsesionada con Alex. Él es un caso perdido para las relaciones... No tendría una seria jamás, y además solo se tira a un determinado tipo de mujeres. Me moría por saber cuál era ese «determinado tipo», pero no podía hacerlo sin que pareciera que estaba interesada en Alex. Lo cual no era verdad. -No creo que Jules se haya obsesionado con él -dije-. Solo le parece que está bueno. -Da igual. -Josh se pasó una mano por el pelo-. Oye, mañana tengo que madrugar, así que voy a colgar. Ya me dirás si al final tiene éxito la broma. Y grábala, por favor. Me vendrá bien reírme un poco. -Claro. -Mi malestar por lo de «determinado tipo de mujer» fue sustituido por preocupación. Josh parecía agotado, a pesar de sus chistes y sus comentarios de listillo. Tenía ojeras y líneas de tensión bajo la boca. Había colgado pronto en las últimas llamadas, y eso que a menudo solía pasar la noche despierto hablando de cualquier chorrada. Una vez se pasó divagando hasta las tres de la mañana sobre sus zapatillas. -Descansa. No me apetece tener que ir a Centroamérica a darte una paliza. -Ja -rio Josh-. Ya te gustaría poder darme una paliza. -Buenas noches, Joshy. -No me llames así -gruñó-. Buenas noches. Nada más colgar, cogí el cuaderno y taché la fase tres.

ESTADO DE LA FASE MIEDO: POSPUESTO (INDEFINIDAMENTE)

Twisted Love - Ana Huang Donde viven las historias. Descúbrelo ahora