Capítulo 4

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Seguía intentado asimilar lo que estaba ocurriendo en ese momento. Rafe, ni más ni menos, me estaba diciendo que le parecía bastante guapa como para salir con la escoria de los pogues, sin tener en cuenta de que yo, soy una de ellos.

Justo en ese momento, JJ apareció por detrás nuestra. Seguramente habría notado mi incomodidad desde la lejanía; en parte eso lo entendía.

-¡Vaya, JJ! ¿Qué tal te va, tío?—respondió Rafe riendo con sarcasmo, como si no le importara en absoluto que lo acabara de insultar.

-No me venga con gilipolleces de las tuyas, ¿eh, Rafe?—le interrumpió JJ.

-¿Pero de qué estás hablando, pogue? Bea y yo solo estábamos hablando tranquilamente hasta que has llegado tú a jodernos la marrana. Anda, piérdete. -le hizo un gesto con la mano para que se fuera.

Yo estaba ahí, sentada observando la situación, sin saber cómo reaccionar. Sentí un hormigueo subir por la espalda, como una advertencia de que esto no iba a terminar bien.

-Aléjate de ella, Rafe. No voy a repetírtelo otra vez.—añadió JJ, estaba furioso. Tenía la mandíbula apretada y se le podían apreciar las venas del cuello.

-¿Y se supone que tengo que hacerte caso? ¿No?- Rafe lo estaba provocando a propósito, y era evidente

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-¿Y se supone que tengo que hacerte caso? ¿No?- Rafe lo estaba provocando a propósito, y era evidente.

-Bueno, ya basta.- intervine, interrumpiendo una conversación que, a pesar de ser tan corta, me estaba pareciendo eterna.

Rodeé el tronco en el que estaba sentada y me acerqué a JJ. Lo miré a los ojos, y él comprendió al instante que le estaba pidiendo que nos fuéramos de allí.

JJ miró a Rafe, y este abrió la boca como si estuviera a punto de derramar la gota que colmaría el vaso, un vaso que representaba la paciencia de JJ, la cual no era precisamente mucha, de hecho era mínima, y menos cuando se trataba de mi.

-No me jodas que estás saliendo con este puto pringado, Bea. Que bajo has caído, me decepcionas. Pudiendo enrollarte conmigo, no entiendo que haces pillada por— JJ se giró hacia él, sin dejarlo acabar la frase. Y le asentó un fuerte puñetazo a Rafe en la mandíbula, que lo mandó directamente al suelo.

La gente empezó a percatarse del bullicio y comenzaron a gritar: ¡Pelea, pelea, pelea! mientras se empujaban unos a otros para poder ver lo que estaba pasando. Obviamente, esto no terminó ahí, ojalá lo hubiera hecho. Pero Rafe se levantó rápidamente y le asestó un golpe a JJ en las costillas.

-¡Parad! ¡Ya basta!- grité dejándome la voz, pero no estaba segura de que pudieran oírme entre los abucheos de la gente a nuestro alrededor.

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Corazones en la marea | JJ MaybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora