𝐉𝐚𝐮𝐧𝐞'𝐬 𝐍𝐞𝐯𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭𝐦𝐚𝐫𝐞 - (𝐓𝐫𝐚𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐨)✓

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Descargo de Responsabilidad: No soy dueño de Rwby ni de Bloodblorne. Ambas pertenecen a sus respectivos estudios y compañías.

Nota previa: El capítulo incluye menciones al canibalismo.

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Jaune ocultó un gran bostezo detrás de su mano. Estaba sentado junto a la fogata del día anterior mientras un cuchillo mordía un palo que había recogido. Raspó la corteza mientras dejaba que sus dedos trabajaran, con la mente en otro lugar. Violet se aferraba a su costado, el húmedo invierno de Mistral hacía del frío matinal de Vale un recuerdo olvidado hace mucho tiempo.

Al oír que bajaban la cremallera de la tienda, vio a Oscar salir de ella con mucho cuidado y cerrar rápidamente la cremallera de la puerta para que no se enfriara el interior.

—¿No puedes dormir? —preguntó Jaune en voz baja cuando lo vio. El granjero se sobresaltó, casi saltó de su piel. Un nerviosismo que no había estado allí el día anterior se aferró a él. No es que Jaune pudiera culparlo. Con la adrenalina y la confusión del día anterior desaparecidas, Oscar tenía todo el derecho a asustarse.

—No... no, me quedé dormida. —susurró Oscar suavemente, asegurándose de mantenerlo en un susurro mientras miraba a su alrededor. No quería despertar a las chicas—. Fue la parte de despertar lo que fue...

—Te encuentras en una tienda vacía —murmuró Jaune, sin apartar la vista del cuchillo y la rama que tenía en las manos. Manos que trabajaban casi con piloto automático. No sabía lo que estaba tallando, ni tampoco le importaba. Estaba más que contento con tenerlas ocupadas con algo—. Lo siento, tanto yo como Ren nos levantamos temprano. Violet también... pero, últimamente, ha tenido algunos problemas para dormir.

—No es eso —susurró Oscar, levantando la vista mientras Annalise pasaba flotando en un viento invisible. Extendida hacia afuera y "durmiendo" tan bien como un fantasma podría hacerlo—. Es solo que... Todo es real. —Una pausa significativa se apoderó de ellos mientras Jaune dejaba que el chico más joven ordenara sus pensamientos—. Y... —Oscar finalmente continuó con un ligero dejo de incredulidad—. Y no estoy solo.

—Sabes... no es demasiado tarde para ti —dijo Jaune con un profundo suspiro. No estaba del todo seguro de si era él o el trauma el que hablaba—. Aún puedes regresar. Vete a casa, vive tu vida sin sombras ni fantasmas que te persigan. Todo esto puede parecer una pesadilla. Un sueño lúcido, pero una pesadilla al fin y al cabo. —Al mirar la madera en sus manos, Jaune vio que algunas formas empezaban a tomar forma. Dientes y garras, pelaje y músculos apareciendo en la madera.

—Es lo mismo para Ren, Nora y Pyrrha. Tal vez incluso Violet... —continuó Jaune, sin dejar de tallar mientras se giraba para mirar al chico. Un chico que tenía los mismos ojos que él. Eran verdes con un tono anaranjado, mientras que él tenía ojos azules que parecían el mar. Pero Jaune reconoció el brillo, el centelleo, los ojos abiertos que parecían brillar.

" Tienes ojos de soñador, hijo ", resonó en su mente la voz de su padre. " Los sueños son algo maravilloso, pero hay que ser realista ".

—No es demasiado tarde para ellos. Sacar la magia de la doncella de Pyrrha no debería ser imposible. Difícil, seguro. Pero no imposible. Si ella quiere, podría dejar todo esto atrás. No la culparía si lo hiciera.

-¿Y tú qué? -preguntó Oscar.

—Hice un trato —empezó Jaune—. Me obligaron a hacer un trato —se apresuró a corregir—. Aunque quisiera, no creo que pueda. Y aun así, no creo que me sea posible olvidarlo. Algunas cosas simplemente quedan... marcadas en el alma.