Las montañas se alzaban imponentes y desoladas, bañadas por una niebla espesa que nunca se disipaba. La cumbre, oculta de la vista del mundo mortal, era el refugio secreto de aquellas que habían abandonado la luz. Allí, en una gruta profunda, se reunían las brujas, cada una de ellas la personificación de uno de los pecados capitales. Eran criaturas hermosas, pero su belleza era perturbadora, un reflejo de la oscuridad que moraba en sus corazones. El aire estaba impregnado con una energía densa y oscura, que palpitaba como un latido antiguo y lejano.
La cueva estaba iluminada solo por las sombras que las brujas proyectaban al moverse, y por un resplandor rojizo que emanaba de los círculos rúnicos dispuestos alrededor de un altar de obsidiana. En el centro, una figura imponente y esbelta se erguía sobre las demás, su presencia dominaba el ambiente con la arrogancia de quien sabe que el mundo entero le pertenece. La bruja del orgullo. Su rostro era de una perfección inhumana, con ojos que brillaban como espejos en los que uno podía perderse. Su cabello, largo y negro como la noche, caía en ondas que casi tocaban el suelo, contrastando con su piel pálida y perfecta. Vestía un vestido de terciopelo negro, tan ceñido que apenas dejaba a la imaginación la curva de su cuerpo. Su presencia era magnética, como un sol oscuro que atraía a todas las miradas.
A su lado, se encontraba la bruja de la ira. Su apariencia era feroz y salvaje. Su cabello rojo ardiente caía desordenado sobre su rostro, sus ojos llameaban con un resplandor incandescente. Sus ropas eran negras, pero en su corsé y las mangas se extendían finas líneas rojas que parecían arder con fuego propio. Su actitud era agresiva, como si constantemente estuviera a punto de explotar. Su piel, aunque perfecta como la de las demás, se tensaba por la energía contenida en su interior. Ella era la primera en hablar, y cuando lo hacía, su voz era como un trueno rugiendo desde las entrañas de la tierra.
— ¡El capitán de los caballeros…! —su voz se alzó llena de furia—. ¡El mismo que se atrevió a rechazarnos! No puede quedar impune. ¡Mi dragón hará que se arrodille ante nosotros!
La bruja del orgullo levantó una mano, haciendo que todo quedara en un incómodo silencio. Ella tenía el control de la reunión, y su palabra era ley.
— Tu ira será nuestro motor —respondió con una suavidad peligrosa—. Pero no actúes sin pensar. Necesitamos más que simples venganzas. Lo que estamos por hacer cambiará el curso del mundo.
En las sombras de la caverna, otras figuras se movían, cada una con su propio aire de poder. La bruja de la lujuria, cuya figura esbelta y sensual parecía danzar entre las sombras, vestía una túnica de encaje negro que dejaba entrever más de lo que ocultaba. Su mirada cautivaba, sus labios rojos como la sangre sonreían con una malicia seductora. Su piel brillaba con un resplandor etéreo, y cuando hablaba, su voz era suave, casi hipnótica.
— La tentación puede ser tan poderosa como el fuego —murmuró, su voz un suspiro lleno de promesas oscuras—. Si sabemos cómo atraerlos, todo será más fácil.
En la otra esquina de la sala, la bruja de la gula se reclinaba sobre una roca, rodeada de dulces y manjares que devoraba sin cesar. Su vestido de seda negra se pegaba a su cuerpo, mientras sus ojos llenos de codicia brillaban. No importaba cuán sucia se volviera su apariencia, su aura de poder seguía siendo innegable.
— El hambre por el poder puede ser más voraz que cualquier otra cosa —dijo entre bocados, su risa resonando en las paredes de la cueva.
La bruja de la avaricia no era menos imponente. Su rostro, pálido como la luna, mostraba una expresión fría y calculadora. Sus ropas de cuero negro estaban cubiertas con joyas y gemas que desbordaban riqueza. Su mirada fija en la líder mostraba una devoción total, como si hubiera entregado su alma por una causa más grande.
— Debemos acapararlo todo —dijo con voz baja, pero llena de veneno—. Solo así seremos dueñas de este mundo.
Y por último, la bruja de la pereza, que estaba sentada en el suelo, casi desinteresada, mirando al vacío. Su cuerpo se hundía en una túnica gris oscura, sin forma ni detalle, que reflejaba su indolencia. Sin embargo, incluso en su desgano, había algo inquietante, una presencia que nunca parecía ser completamente olvidada.
— El tiempo no es algo que debamos apresurar —murmuró con una sonrisa lánguida—. Todo se hará cuando el momento llegue.
La líder del círculo, la bruja del orgullo, alzó la mano, silenciando nuevamente el murmullo de las demás. Todos los ojos se posaron en ella, y su mirada, fulgurante con un poder antiguo, atravesó la caverna.
— Lo que estamos por hacer no es solo venganza, no solo ira —dijo, su voz resonando con una autoridad aplastante—. Estamos a punto de destruir todo rastro de la Gran Diosa Madre sobre esta tierra. Solo cuando esa presencia haya desaparecido por completo, cuando no quede ni un vestigio de su luz, podremos resucitar al demonio primigenio. Él, el único que nos da poder, regresará para reclamar lo que le pertenece. Y cuando lo haga, el mundo entero será nuestro. La oscuridad reinará sobre todos.
Las brujas se inclinaron ante su palabra, un susurro de acuerdo recorriendo la cueva. La bruja de la ira sonrió con malicia.
— Y el capitán de los caballeros... El que me rechazó… —sus ojos brillaban con una furia incontrolable—. ¡Sentirá la furia de mi dragón!
Con esas palabras, la reunión continuó, cada bruja buscando su propio camino hacia la destrucción, sabiendo que solo juntas podrían cumplir el oscuro destino que les aguardaba.
En el aire, el poder de la magia oscura crecía, una fuerza capaz de destruir, de moldear, de corromper. Y mientras las brujas planeaban, un destino aún más oscuro comenzaba a forjarse, uno que solo la luz de la Gran Diosa Madre podría evitar, si es que aún quedaba alguna esperanza de salvar al mundo.
ESTÁS LEYENDO
En el eco de los sueños
Science FictionSigue a Elias, un joven atrapado en su vida diaria que descubre que cada vez que duerme, su alma viaja a otros universos. En cada sueño asume un nuevo cuerpo. A medida que exploras estos mundos desconocidos, encontrarás desafíos y criaturas extrañas...