La tarde era fresca, pero el aire parecía cargado en el instante en el que Gigi pisó el edificio donde vivía Richard. Su corazón dolía, era la expresión más cruel de todo lo que había estado guardando y reprimiendo durante esos últimos meses. Avanzó por el pasillo con pasos lentos pero decididos. Cada paso resonaba en el silencio del edificio, y con cada eco sentía que los recuerdos de todo lo vivido se hacían más pesados, comenzando a retumbar en su cabeza. Su pecho latía con fuerza, con un dolor punzante, como si cada latido fuese una advertencia de lo que estaba por venir.
Frente a la puerta de Richard, respiró profundamente antes de levantar la mano y tocar. El sonido del golpe en la madera fue firme, pero en su interior todo parecía tambalearse.
No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera. Richard apareció frente a ella, con una expresión que mezclaba alivio y tensión. Sus ojos recorrieron rápidamente su rostro, como si buscara algo que lo calmara, pero lo único que encontró fue la mirada distante de la pelinegra.
—Gracias por venir. —dijo él, dando un paso hacia un lado para dejarla entrar.
Ella no respondió, simplemente asintió y cruzó el umbral. El apartamento estaba igual que siempre, pero había algo en el ambiente que lo hacía sentir diferente. No sabía exactamente que era, pero tampoco hizo un esfuerzo por averiguarlo. —¿Qué me quieres decir, Richard? preguntó, con un tono firme, pero sin agresividad.
Richard cerró la puerta detrás de él y la observó en silencio por unos segundos, como si estuviera buscando las palabras correctas. —No puedo vivir sin usted, amor. —su voz tembló ligeramente, pero intentó mantenerla controlada—. No se desaparezca así, por favor.
Gigi sintió cómo sus ojos comenzaban a cristalizarse, pero respiró profundo, manteniéndose firme. No iba a ceder ante sus emociones, no esta vez. Miró a Richard con una mezcla de tristeza y cansancio, un peso acumulado durante meses que ya no podía cargar más.
—Richard... ya no puedo más, no me hagas esto, por favor. —dijo en voz baja, casi un susurro, pero cada palabra llevaba el peso de su verdad—. Estoy cansada. He aguantado tanto por ti, tanto por nosotros, que ya ni siquiera sé quién soy.
Él dio un paso hacia ella, la desesperación era evidente en su rostro. —No digas eso, mi amor, por favor. —su voz se quebró ligeramente—. Te lo suplico.
Ella negó con la cabeza, apartando la mirada mientras intentaba contener las lágrimas que amenazaban con caer. Dio un paso hacia la puerta, decidida a irse. Cuando intentó girar la manija, él la detuvo, colocando su mano sobre la suya. Su tacto era cálido, pero también desesperado. —No me hagas esto. —le suplicó, su voz ahora rota—. No puedo, Gigi.
Ella intentó liberarse suavemente, pero él sostuvo su mano con más firmeza, sin hacerle daño, pero dejando claro que no la dejaría ir. —Por favor. —rogó, acercándose más—. ¿Ya no sientes nada?
Sus ojos se encontraron, y en ese instante, Gigi sintió un revoltijo de emociones, rabia, tristeza, amor y nostalgia. Quiso decirle que no sentía nada, pero sabía que sería una mentira. Antes de que pudiera pronunciar palabra, Richard se inclinó hacia ella, tomándola por la cintura con una mano y por el rostro con la otra.
El beso fue repentino, pero no agresivo. Sus labios se encontraron con una intensidad que mezclaba amor, arrepentimiento y una necesidad casi palpable de aferrarse al otro. Sus labios se movían con una sincronía dolorosa, como si ambos estuvieran diciendo lo que las palabras no podían expresar.
Richard profundizó el beso, pero lo hizo con ternura, como si temiera romperla. Sus labios exploraron los de ella con cuidado, pero también con una urgencia contenida, como si ese beso fuera lo único que les quedara. Gigi sintió cómo una lágrima rodaba por su mejilla, aunque no supo si era suya o de él.
ESTÁS LEYENDO
Lose You To Love Me ━━ Richard Rios
Fanfiction𝐓𝐒 | Teníamos que perdernos para amarnos... ↠ Historia Larga. ↠ Heterosexual. ↠ Contenido explicito, se recomienda discresión. Historia escrita por Valgi☆ No se aceptan copias, ni adaptaciones.