Miradas y Secretos ━━━━━．Hyunlix

08

Lee Felix, ¿no podías ser más ridículamente tonto?

Fue muy tarde cuando habían arribado al hogar del Señor Han y apenas había leído en la invitación que el baile tenía laera un Masquerade Waltz en donde tenían que usar una máscara que cubriera su rostro.

Han Jisung, quien —milagrosamente— los esperaba en la entrada, por fortuna tenía la situación arreglada.

Les entregó una máscara a cada uno —por supuesto, una que no dañara los colores de sus vestimentas— y se llevó a Felix del brazo. Mientras tanto, presentaban a Olivia en el gran salón.

— Vaya que se roba mi atención, Señorita…

— Felicia Angelina II. Un placer de conocerlo, Señor Han — dijo con leve dramatismo, imitando su mejor voz dulce y suave, y le regaló una reverencia fingida.

— Si no supiese que detrás de aquel vestido hay un hombre… — comenzó, luego dejó la frase a flote y negó desinteresado —. Realmente no me interesa en lo absoluto. Lo besaría ahora mismo.

Atrapó con agilidad la pequeña cintura de Felix, encarcelada por el corsé, y este tuvo que saltar de los brazos ajenos por el repentino tacto.

— ¡Han Jisung! No sea descortés.

— Mis disculpas, Señorita — dijo, y apretó los dientes algo incómodo. Sabía bien que Minho lo esperaba en su recámara… — ¿y si mejor la llevo al salón de baile?

Felix asintió, y terminó por sentir unos nervios predecibles cuando finalmente un mayordomo lo iba a presentar ante el gran salón.

Sin embargo, antes de que Jisung se retirara, Felix lo tomó del brazo, y le compartió una mirada de angustia.

— ¿Realmente desea hacerlo? — preguntó Han.

— No lo sé.

— ¿Que es lo peor que puede suceder?

Felix lo consideró unos segundos.

— Morir, tal vez. Pero aquella no es mi mayor preocupación…

Jisung lo miró con severidad, como si aquella respuesta le quemara el corazón.

— Entonces tome un riesgo. No sabrá si en verdad quizo hacerlo hasta que haya tomado una decisión. Sea cual sea, espero que luego no se arrepienta.

Han luego desapareció pero aquello no le sorprendió mucho a Felix; estaba más atento en disipar sus nervios pero no lograba componerse.

— ¡Introduciendo a — el elegante señor que lo presentó a los invitados en el salón de baile se detuvo para leer su nombre —, la ilustrada Señorita Felicia Angelina II!

Las puertas del salón se abrieron de par en par, y los ojos de todos los invitados se posaron sobre Lee Felix.

El ligero maquillaje ocultaba a la perfección sus pecas, y la máscara dorada —que le entregó Han momentos antes—, la cual cubría la mitad de su rostro, hacía un buen trabajo ocultándolas también.

La peluca de rizos castaños claros le llegaba a los hombros, exhibiendo el extrañamente “elegante” peinado que estaba a la moda en esos momentos.

La joyería era claramente de exquisito lujo, y sus guantes color blanco crema sostenían con suavidad el abanico de plumas.

Sin embargo, lo que seguramente llamó la atención de los individuos fue su vestidura;

Un vestido amarillo claro que caía por sus hombros; no era tan pomposo y resaltaba su pálida piel, como si este fuera justamente hecho a medida y para él, pero en realidad era un simple vestido que su hermana nunca había usado.

Felix intentó respirar hondo antes de sujetarse delicadamente de la barandilla y bajar las escaleras hacia el salón de baile, pero el corsé le impedía vigorosamente tomar aire, y los nervios no lo dejaban pisar bien con los zapatos de punta que habían tomado del guardarropa de su madre.

Haciendo el mayor esfuerzo por descender tranquilamente por las escaleras, analizó a las personas frente a él, encontrándose con varios ojos curiosos, algunos que irradiaban envidia y hasta algunos indecentes que lo incomodaron.

Pero no se encontró con la mirada que tanto ansiaba tener puesta en él…

…Lee Felix no la encontró porque Hwang Hyunjin lo estaba viendo desde el balcón del segundo piso.

Intrigado, Hwang alejó de su rostro la máscara negra que traía, y se acomodó el rebelde mechón que cayó por su sien.

El parecido que tenía esa chica con el dichoso Señor Lee —quien curiosamente ahora se paseaba por su mente siempre— le pareció singular.

Hwang humedeció sus labios y finalmente decidió volver a colocarse la máscara para así bajar al salón.

Felix hablaba con algún individuo que había decidido seducirlo y aquel, —por alguna razón que Lee desconocía—, se fue tan rápido como se había presentado.

Luego, quizá, entendió; Felix se sobresaltó al oír una voz a sus espaldas, y se abanicó frenéticamente, cubriendo su rostro sonrojado.
No esperaba que Hyunjin fuera el dueño de aquella voz.

Vestía un traje negro con una flor —casualmente amarilla, como el vestido de Felix— y un sombrero de copa que se retiró como gesto de cortesía.

Se veía impecable, pero,

Lucía incluso algo fastidiado…

Hwang se aclaró la voz y habló con un tono que Felix no desconoció.

— La he distinguido entre la muchedumbre, y no diré que no ha llamado mi atención, Señorita…

¿Acaso no había escuchado el nombre antes?
A pesar de ello, Felix estuvo incluso tentado a revelar su nombre real.

— Felicia Angelina II, Señor Hwang.

— Veo que ya me conoce — mencionó, sonriendo de lado.

— Aquella máscara no oculta mucho — dijo, con algo de obviedad.

Hyunjin lo miró con cejas alzadas, impresionado —y extrañamente familiarizado— con la forma de hablar de la señorita.

— Pues, e-en efecto, ¿quién no lo conocería? — continuó Felix, y sus nervios tuvieron un incremento cuando pensó que quizá aquello dicho anteriormente se había escuchado muy descortés.

A pesar de aquella ridícula pregunta, Hwang —afortunadamente— no reaccionó con un muy arrogante "tiene razón, ¿por qué no habría de conocerme?"

De todas maneras, Hyunjin sí pareció percatarse de sus nervios. Entonces rió con discreción, y se mordió el labio para humedecerlo con delicadeza una vez más.

— Qué nombre más atractivo, Señorita Felicia. Es un deleite para mí conocerla — susurró y tomó la mano de Felix, y haciendo una reverencia para besarla.

Sus ojos fijos en los de Felix en todo momento.

Felix despegó el abanico de su rostro y lo dejó en alguna silla cercana.

Sonrió e hizo una reverencia igualmente.

— El placer es mío, Señor Hwang.

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