Un Simple Beso

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Capítulo 4: Un Simple Beso

El Capitolio estaba en su punto más vibrante durante las semanas previas a los Juegos del Hambre. Las luces brillaban con intensidad, la música resplandecía en el aire, y las caras sonrientes de los ciudadanos del Capitolio hacían eco de la expectativa y la emoción de los eventos por venir. Sin embargo, para Coriolanus Snow, la emoción que dominaba su mente no era la de los espectáculos grandiosos del Capitolio, sino algo mucho más privado, mucho más peligroso.

Dahlia Hawthorne estaba convirtiéndose en una obsesión, y aunque lo intentaba, no podía apartarla de su mente. Había algo en ella que lo atraía y lo irritaba a la vez. Mientras que Caleb Zaharie seguía siendo la imagen perfecta del tributo manipulado y controlado, Dahlia parecía ser una tormenta sin filtros, una fuerza de la naturaleza que se desbordaba fuera de los límites del Capitolio.

Cada vez que se cruzaban, algo se tensaba en el aire, un lazo invisible que parecía conectar sus destinos. Un vínculo tenso, pero innegable.

 Un vínculo tenso, pero innegable

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La Noche Después de la Gala

La fiesta continuaba en el salón principal, lleno de risas artificiales y conversaciones vacías, pero en un rincón apartado del Capitolio, Snow se encontraba solo con sus pensamientos. Había buscado un respiro, un pequeño rincón lejos de la multitud. Su mente seguía girando alrededor de Dahlia y el juego que estaba jugando, una batalla interna de emociones que ni él mismo entendía por completo.

El alcohol fluía en sus venas, quizás un poco más de lo que solía permitirse. En una ciudad como el Capitolio, el exceso de bebida era solo un accesorio más, una herramienta para olvidar o, tal vez, para perderse en la oscuridad de los propios deseos.

En ese momento, la puerta se abrió suavemente, y ahí estaba ella: Dahlia. Con los ojos algo brillantes por el alcohol y el cabello desordenado por el bullicio de la fiesta, se deslizaba con gracia hacia el rincón donde Snow estaba.

- ¿Perdida también? -preguntó él, con una sonrisa ladeada, su voz ligeramente entrecortada por los efectos de la bebida.

Dahlia no respondió inmediatamente, pero se acercó a él, apoyándose en la pared con una expresión que no lograba ocultar su desinterés por lo que sucedía fuera de esa pequeña burbuja que los envolvía.

- Solo quería escapar... de todo -dijo ella, su voz algo apagada, como si estuviera soltando un suspiro largo y pesado.

Snow la miró en silencio, casi incapaz de evitar cómo su presencia lo desbordaba. La tensión entre ellos era palpable, la atracción y el resentimiento, todo al mismo tiempo. Era como si, al igual que el alcohol que corría por sus venas, todo se volviera más intenso, más visceral, fuera de control.

El Beso

Dahlia se acercó un poco más, y, sin previo aviso, su mirada se cruzó con la de él. Fue como si el tiempo se detuviera por un segundo, ambos perdidos en ese espacio privado donde nada fuera de ahí existía. Fue el alcohol lo que los acercó, esa necesidad de liberarse de las reglas, del control.

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