capitulo 24

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Al día siguiente

El amanecer llegó con una mezcla de emociones para todos. El suave sonido de las olas y la luz del sol que se filtraba entre las cortinas marcaban el inicio del último día en aquella escapada que ninguno quería terminar. Silvia despertó lentamente, sintiendo los brazos de Jorge aún alrededor de su cintura, y por un momento deseó que el tiempo se detuviera, que no tuvieran que regresar a la rutina. 

Jorge abrió los ojos poco después, encontrando la mirada de Silvia que lo observaba en silencio. 

—Buenos días, mi amor —murmuró él, con una sonrisa soñolienta, acariciando su mejilla. 

—Buenos días precioso—respondió ella, apoyando su frente en la de él—. No quiero que esto termine. 

—Ni yo... Pero prometo que no será nuestra última escapada —aseguró Jorge, depositando un beso suave en sus labios. 

Mientras todos comenzaban a levantarse, se podía sentir la nostalgia en el aire. Perla, con una taza de café en mano, estaba en la sala viendo el mar. Santiago se acercó por detrás, abrazándola. 

—¿Qué piensas, amor? —le preguntó, besándole la coronilla. 

—Que no quiero irme —respondió Perla con un suspiro—. Ha sido uno de los mejores cumpleaños que he tenido. 

—Eso significa que lo estamos haciendo bien —bromeó Santiago, apretándola un poco más contra él. 

Poco a poco, el resto del grupo fue reuniéndose. Alondra estaba con Daniel y Abel en la cocina, intentando preparar algo para desayunar, mientras todos recordaban momentos divertidos del viaje y comenzaban a planear cómo organizar las cosas para regresar. 

Silvia y Perla salieron juntas al balcón, observando el horizonte. 

—Fue un fin de semana increíble —dijo Perla, apoyándose en la baranda—. Aunque admito que extrañaré todas las bromas, las risas... incluso los dramas de Jorge. 

—¡Oye! —rió Silvia, dándole un empujón suave—. No lo molestes, sabes cuánto me hace feliz. 

—Lo sé, y eso es lo que más me gusta de ustedes —dijo Perla, sonriendo con ternura—. El amor que tienen es tan real... Prométeme que nunca dejarás que nada ni nadie lo arruine. 

Silvia la miró con seriedad por un momento antes de sonreír. 

—Lo prometo, Perla. 

En el interior, Jorge miraba a las dos desde la sala, notando la conexión entre ellas, y sonrió para sí mismo. 

El día transcurrió entre empacar, tomar las últimas fotos juntos y hacer una última caminata por la playa. Aunque todos intentaban disfrutar el momento, no podían evitar sentir la nostalgia de saber que su tiempo juntos estaba llegando a su fin. Pero, al mismo tiempo, había algo en el aire, una certeza de que ese viaje sería recordado siempre como un capítulo especial en sus vidas. 

El grupo decidió aprovechar al máximo las últimas horas en la playa. Dejaron las maletas listas y se dirigieron todos juntos hacia la orilla. El sol, que ya estaba más alto, bañaba la arena con una calidez que parecía abrazarlos, mientras el sonido de las olas llenaba el aire con una tranquilidad reconfortante. 

Perla y Santiago caminaban de la mano, intercambiando sonrisas y risas bajas. Abel llevaba una pelota que arrojaba al aire, tratando de convencer a Daniel y Alondra de jugar un partido rápido de voleibol. Silvia y Jorge, como siempre, caminaban juntos, él con el brazo rodeando su cintura y ella recostando la cabeza en su hombro. 

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