Capitulo 3

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La semana paso muy rápido y en la mañana de un Lunes enfrente de Dolly había muchos instrumentos de guerra, al verlos me dieron escalofríos por toda la espalda.

-Nana, ya llego lo que mi padre había comentado en su carta- avise.

-JAJAJAJA, muy bien, entonces desde ahora empieza el espectáculo, señorita, recuerda el traje que le regale, bueno, necesito que se lo ponga- dijo mientras me empujaba hacia dentro de la casa, ella parecía estar demasiado ansiosa.

Después de ponerme ese traje me sentía extraña, pero cómoda, no sabía que era lo que iba a tener que hacer por lo tanto más nerviosa me ponía. Al salir de la casa vi como Nana se movía de un lado a otro viendo todo lo que nos habían enviado.

-Valla que tu padre se ha lucido con este encargo- dijo mientras mostraba una muy inusual sonrisa.

-Ahora ¿qué tengo que hacer?- pregunte.

-Por ahora tengo que decirle que dejare de hablarle con diplomacia señorita, usted será mi alumna así que nos trataremos con más confianza- dijo todavía mostrando su sonrisa, sus dientes estaban perfectamente alineados y blancos, tenía envidia de esos dientes.

-Entiendo, ¿Debo llamarla igual que usted a mí?- dije mientras me acomodaba el pantalón.

-CLARO- dijo mientras parecía que se iba reír muy fuerte – bien ahora necesito que elijas el arma que más te guste o llame la atención, con esa empezaremos- me dijo.

Yo desconocía de esas cosas, solo lo había leído en algunos libros, medite un rato sobre cual debería elegir y finalmente opte por un arco, era liviano, más pequeño que las otras armas y menos filoso. Y así empezó mi entrenamiento...

El entrenamiento fue duro pero me acostumbraba rápido, una tarde mientras aprendía espada comenzamos a conversar

-Ese pelo estorba- comento Nana

-¿Tú crees? ¿Debería recogérmelo?- respondí mientras seguía practicando

-No, deja eso, vamos a jugar a que te cortó el pelo- dijo eso junto con una mirada malvada y burlona. Yo tenía el cabello muy largo, cierto, debajo de la cintura, pero es que jamás en mi vida me lo había cortado.

Avente la espada al suelo y entramos a Dolly, ella acomodo una silla en la cual yo me senté, busco entre los cajones unas tijeras, me trenzo el pelo y finalmente lo corto, siguió cortando hasta que le pareció suficiente, yo no tenía idea de que hacía, pero sentía en mi cabeza cada vez menos peso y el aire en mi cuello, cuando termino me dio un espejo y a la persona que vi parecía un niño, el pelo era muy corto, ni siquiera ella lo tenía de ese largo, la mire y ella dijo

-No agradezcas, sé que es difícil tener poco cabello pero no tendrás que preocuparte por peinarlo o donde se enreda al momento de practicar- dijo mientras hacia un gesto de orgullo poniendo sus manos en la cintura y la barbilla más arriba de lo usual. Yo me empecé a reír y admití que sería más sencillo de ese modo.


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