Capitulo 8

12 2 1
                                        

Mi corazón no dejaba de latir, cada vez más fuerte, sentía que saldría volando de mi pecho, mis rodillas temblaban, si no fuera porque el vestido impedía que se vieran, todos hubieran pensado que hacia una mala imitación de un venado recién nacido. Pero más que nervios era miedo, sabía que algo malo pasaría en el momento que mi padre abriera su boca.

-Bienvenidos, de parte de toda la casa Otoñal deseamos que se encuentren disfrutando de esta hermosa velada- decía mi padre  –Esta noche, no es solo para dar a conocer a la segunda heredera de mi familia, si no para dar una enorme noticia, muchos conocerán que el reino "Primaveral" y el nuestro siempre ha estado en buenos términos, pero que mejor forma de reforzar esos lazos que un matrimonio – continuo.

Dejo un pequeño silencio, que dio paso a muchos murmullos por parte de los invitados, mi padre nos dio una seña para estar a un lado de él, deje que Arthur se pusiera a su costado, mientras yo prefería seguir manteniendo una distancia.

-Estos dos jóvenes, Arthur Spring y Alex Fall, están oficialmente comprometidos y se encuentran en planes de boda por parte de las dos familias- y así concluyo su discurso, seguido de muchos aplausos y felicitaciones.

Todo paso tan rápido y de modo borroso, solo sonreía y movía la cabeza mientras pasaba por la multitud, definitivamente necesitaba sentarme a procesar todo, mis ojos miraban a muchos lados, pero no podía enfocarme en algo específico, giraba de forma paranoica y estaba perdiendo el aliento, sentía dificultad para respirar, no quería caer desmayada enfrente de todos, no hoy, no ahora, sentía que mi cuerpo cedía al deseo de poner todo en pausa y dejarme caer –No, debo resistir... !EL JARDÍN¡ - pensé rápidamente, y casi corriendo llegue al fondo del salón, abriendo una puerta de cristal con molduras blancas de madera, se encontraba una especie de balcón con un acceso para bajar al jardín, no había nadie, supongo que era aun siendo el reino Otoñal, nos encontrábamos más cercas del reino Invernal y el frió podía sentirse casi igual de terrible, era un frió que al rose del aire sentías tu piel quemar en contraste al cálido clima dentro, no llevaba mi abrigo, pero no importaba, siempre andaba con ropas ligeras cuando me encontraba en Dolly, aunque en este caso solo era la parte baja de mi cuerpo la que daba las gracias por el aire fresco, las miles de capas de tela que rodeaban mi cintura generaban un calor casi insoportable en mis piernas e inflamaban mis ya inflamados pies, así que sentí algo relajante al salir y enfrentar ese frió de Diciembre.

Había olvidado la razón por la que había salido en primer lugar, hasta que mi cabeza comenzó a organizar todo de poco a poco, tome asiento en una elegante silla metálica blanca que hacia juego con una mesita para el té de cristal, la mansión principal era mucho más llamativa y mejor decorada, supuse que era el gusto de mi madre, muchas molduras blancas y cristal, la hacían aún más amplia y limpia, ahora sí podría decirse que parecía una mansión y no una casa del terror, como en la que yo me hospedaba actualmente. Y hasta ahí llego mi mente, no podía distraerme más, ya sabía que había pasado, ahora el señor "simpático" y yo éramos la pareja del año, justo el día de mi cumpleaños, todo esto era probablemente el plan de mi padre desde el principio, si no, nadie nunca se hubiera enterado de mi existencia, era por eso que había enviado a Wyman aquel día, por eso me saco de esa casita en medio del bosque, porque necesitaba de mí, porque probablemente todos somos peones desechables y ahora era mi turno de serle útil, cada vez que volvía a pensar en eso, mas sentía que caía en un pozo lleno de depresión y enojo, pensé lo que me dijo Wyman antes de venir, lo de golpear a alguien, por un momento pensé que se refería a Arthur, pero ahora que lo pienso mejor, tal vez era por mi padre, no importa si el me trajo al mundo, quería poner mi puño en su cara, esos pensamientos se vieron interrumpidos por algo cálido sobre mis hombros, al bajar mi cara visualicé un saco y consigo el emblema de la casa Spring, supe que era Arthur, tome una gran bocanada de aire, la deje salir en un suspiro, necesitaba calmarme totalmente antes de encararlo y poder conversar de forma pacífica y adulta, cuando sentí que ya estaba preparada, me moví buscando estar frente a él, cuando lo vi me di cuenta que ya había conseguido sentarse en la otra silla disponible enseguida de mí, tal vez más cerca de lo que yo hubiera preferido estar, me dio una mirada muy extraña, no la entendí –Si me vas a decir algo, mejor ve abriendo tu boca- pensé de forma agresiva.

-Si ya sé que no saber leer expresiones de alguien que no conoces, perdón- comenzó a decir –Y también perdón por lo de hace rato- concluyo, sin decir nada más.

Nos quedamos un rato en silencio, se había disculpado –¡PERO ¿POR QUÉ DEMONIOS TE DISCULPAS?!- me irritaba, quería decírselo, busque las fuerzas para preguntarle...

-Me disculpo porque...- al fin pudo conjugar, seguido de un suspiro, al parecer sería una larga disculpa –Antes de encontrarme con Nana y contigo, mi padre me mandó llamar, y se me informo de nuestro compromiso, sabes, cuando te dicen que una chica, que nadie sabía que existía, ahora será tu prometida y futura esposa, sueles enojarte ¿No crees?, bueno como sea, me acababan de decir eso cuando las vi y pues ya sabes que sucedió, fue muy descortés de mi parte tratarte así, pero asumí que tú también conocías el plan y habías accedido, eso supuse hasta que dijiste...eso de tu padre-

-¡AH! ¿PUEDES LEER MENTES?- grite casi saltado de mi silla

-¡ESTOY HABLANDO ENSERIO!- devolvió el grito, los dos reímos un poco después de eso

-Al menos ya no estás tan serio- comente después de recobrar la compostura –esas caras serias no te quedan-

-Deberías haber visto tu cara, tus ojos salían de sus órbitas- respondió –Gracias, eres la segunda persona que me dice eso- me dijo con una sonrisa que ni siquiera el frió de ese momento podía congelar, tan cálida y sincera.

Otoño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora