Capítulo 8: Por la Mañana: Ese Mayordomo, Derrotado.

2.2K 92 103
                                    

Advertencia: este capítulo contiene lemon heterosexual


Capítulo 8: Por la Mañana: Ese Mayordomo, Derrotado.

Había pasado una semana de su último encuentro con Kevin, y el mayordomo negro ya podía, al menos, levantarse de la cama para vagar por el palacio infernal tranquilamente. La vida en El Infierno era bastante agitada y llena de placeres para los demonios como él, sin embargo, todo aquello le parecía vacío. En realidad, siempre se lo había parecido, pero después de convivir tanto tiempo con los humanos en su mundo y de conocer a ciertas personas a las que había llegado a apreciar, la superficialidad con la que preferían actuar de la mayoría de sus congéneres le resultaba tediosa.

Los demonios eran, sin duda, muchísimo más inteligentes, bellos e incluso espirituales que los seres humanos, aunque esto último sonara a paradoja, pero ellos creían más que cualquier mortal en el espíritu, pues eso era su alimento. Y también creían en Dios, El Cielo y todos los ángeles, ya que muchos los habían visto, sin contar con que algunos habían vivido allí en algún momento. Además, con el correr de los milenios habían adquirido conocimientos inimaginables para los seres humanos y sabían todo lo que se pudiera saber en La Tierra sobre cualquier disciplina, aunque no todos lo sabían todo, por supuesto.

Sin duda, seria un placer para cualquier docto humano sentarse a platicar con alguno de aquellos seres, incluso con el más ignorante, pues aún en su ignorancia superaba por mucho cualquier mente mortal. Pero esto no era algo que le satisficiera a Ophira.

Los demonios eran sin duda profundos y filosóficos, pero esto los volvía también altaneros y aburridísimos, aunque en el mejor de los casos se detenían muy poco a reflexionar sobre ello, pues preferían dedicarse a tentar y torturar humanos o a saciar sus propios pecados. Además, aunque experimentaban el amor tan intensamente como los ángeles, no comprendían por completo los sentimientos, y sus muestras de afecto eran siempre distorsionadas y artificiosas.

Ophira los comparaba con los humanos y, pese a despreciar a estos últimos, los extrañaba. En el Infierno todos eran perfectos, demoníacamente perfectos y eso le parecía demasiado aburrido. Por suerte, hacía poco había recibido correspondencia del mundo humano y con la esperanza de tener buenas noticias de parte de Kevin y quizá entretenerse un poco, se sentó en un sillón frente al escritorio de Lucifer y comenzó a leer dicha carta.

Para mi siempre amado Ophira:

Sé que hace una semana que no te visito en El Infierno y esto debe tenerte muy preocupado. Seguramente temes que haya dejado a ese engreído conde a su suerte, pero no lo he hecho, aunque no por falta de ganas, si no por la promesa que te hice de cuidarlo como tú mismo lo harías.

Las cosas en esta condenada "Mansión Phantomhive" son cada vez más caóticas. Como bien sabrás, mis habilidades como mayordomo humano son bastante limitadas y en este lugar no puedo utilizar nuestra magia para mantenerlo todo en orden. Por suerte, tengo a Tanaka para que me ayude en ello, al menos como consejero, pues debido a su avanzada edad (¿tendrá ya unos 85 0 90 años humanos? ¡Eso es demasiado en esta época!) es de poca utilidad en las labores físicas, pero sin duda sabe cómo administrar una casa.

Las personas aquí te extrañan. Es sorprendente lo mucho que te aman los sirvientes; no hay día en que no hablen de la mucha falta que les hace el "señor Sebastian" y desde que se les informó sobre la historia falsa que le diste a Ciel no salen de su asombro, aunque la sirvienta, ¿Meirin, se llama?, ella parece un tanto deprimida, creo que está enamorada de ti. Los hombres suelen extrañarte sobre todo cuando las cosas se salen de control, pues como dije antes, yo no soy muy hábil para comportarme como un siervo humano. Sabes que yo nací de una demoniesa capital y por tanto soy un noble en El Infierno también, aunque no sea tan importante como tú y de hecho haya caído de la gracia de Lucifer por lo que hice con tu hermano. Pero eso no es importante; creo que te estaba hablando de los sirvientes, pues bien, te contaré un poco de lo que fue nuestro primer encuentro.

Descendiente de la Oscuridad [Reescrito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora