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Recuperó la consciencia, pero su cuerpo se sentía desganado; sus músculos entumecidos e incómodos por el apretado vendaje, y sus ojos negándose a abrir por el constante escozor. Pero nada de eso le impidió levantarse con una tranquilidad inhumana e ir a la cubierta a ver el estado de los demás tripulantes.

Todos estaban heridos, y el primero en recibirlo fue el doctor, lanzándose sobre él para regañarle.

—¡Sanji, no deberías estar levantado! —gritó entre sus brazos, llamando la atención de la mayoría allí. A pesar de lo dicho, Chopper se había estrellado con fuerza contra sus extremidades y él lo sostenía con facilidad.

—¡Sanji, que bien que despertaste! —habló el hombre de goma, que había tomado el nombre del cocinero cómo un sinónimo de comida— ¡Muero de hambre!

Una nueva carga lo hizo balancearse para atrás, el moreno era más grande y pesado que el reno en su forma habitual, pero sin importar las heridas, el rubio podía soportar el peso con facilidad. Luffy lo envolvió, invadiéndolo de su olor característico a goma quemada, sal y ¿Pimienta?

—Luffy... —refunfuñó el cocinero con una expresión de ultratumba, que no inmutó para nada al contrario, preparándose para el primer golpe— ¿Asaltaste la despensa mientras dormía?

—Ugh. —Hizo un pequeño puchero infantil.— Nami y Zoro evitaron que lo hiciera.

Miró a la pelirroja para confirmar los dicho, ganándose una asentimiento cansado de esta.

Volvió su mirada al capitán.

—... ¿Caíste en el contenedor de pimienta?

El moreno negó.

Sanji frunció el ceño, confundido, algo desconfiado aún, pero lo dejó pasar.

—¡Sanji, hazme algo delicioso ahora!

—¡Espera, Luffy! —volvió a hablar el doctor cuando el grito del capitán lo sacó de sus pensamientos, sus facciones se veían tensas, preocupadas y dudosas.— Tengo que hablar con Sanji primero, en la enfermería... A solas.

Aclaró, descolocando un poco al espadachín que estaba por dirigirse a la enfermería a tener esa charla. Una mirada fugaz entre ellos hizo que sus dudas se clarificaran. Luego lo hablarían, aparentemente, había algo más importante. Y con eso, el rubio y el reno desaparecieron tras la puerta.

Se sentaron en sus respectivos asientos, paciente y doctor, mientras el doctor pensaba a mil por hora y Sanji simplemente se acomodaba en el colchón.

—¿Cómo te sientes, Sanji? —comenzó, mientras rebuscaba entre sus cosas una libreta y un lápiz. La habitación era un desastre debido a todos los heridos. Un simple "bien" salió de los labios del rubio, que hizo rodar los ojos del reno.— ¿Tus heridas arden o duelen? ¿Sientes tu cuerpo diferente?

—Me duelen un poco los músculos, pero sabes que me recupero rápido. —contestó sin mucha importancia— ¿Hay alguna otra razón por la que quieras hablarme en privado, Chopper?

Tardó un rato en responder, no estaba muy seguro de su teoría médica, parecía un disparate, así que quería preguntarle a la más sabia de la tripulación para expiar cualquier duda.

—Quiero hacerte unos análisis. —dijo Chopper, mientras enseñaba un par de agujas esterilizadas, un par de algodones y frascos. El cocinero se dejó hacer cada muestra sin cuestionamientos.— Listo.

—Lo veo en la cena entonces, Doctor. —habló con una sonrisa ancha, ganándose un sonrojo y un par de insultos. Antes de salir de enfermería, el renito llamó su atención con un grito.

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⏰ Última actualización: Jan 25 ⏰

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