INTRODUCCIÓN

63 9 0
                                    

Prometo amarte hasta que mis labios ya no puedan pronunciar más tu nombre, hasta que mi alma quede flotando en el espacio. Prometo tenerte en mi corazón hasta que la última gota de sangre desaparezca, cuando ya no pueda pensar en nada más, aun estarás en mi mente.

En tiempos difíciles y a pesar de todo lo que suceda, prometo que estaré a tu lado, tomando tu mano, regalándote mi última exhalación, donando cada suspiro al viento en tu nombre.

Apareceré en tus sueños y pesadillas, seré más de lo que quieres, pero solo lo que necesitas, sin embargo, entre toda esta promesa, quiero que sepas que mi forma de amarte será solo como yo sé hacerlo.

No jurare algo que no pueda cumplir, pero en mi mente, labios y corazón está presente y latente la simple promesa de que seguiré tus pasos solo hasta que tú me alejes o hasta que el amor se acabe, porque yo puedo prometer siempre estar a tu lado y amarte por sobre todas las cosas, sin embargo esa relación no puede ser solo mía.>

Corbin Daghetti estaba junto a su esposa, mientras sostenía su mano, las lágrimas comenzaron a caer. Ni todo su dinero, ni su posición social estaban ayudándola Nadie podía salvarla, entonces la impotencia se convirtió en rabia, una rabia intensa que se apagó al oír el llanto de su pequeña hija, quien solo había conocido a su madre durante tres meses.

-¿Por qué llora?- dijo la mujer apenas con fuerzas para hablar.

-Es solo que tiene hambre cariño. He vuelto a leer la carta que me diste cuando te conocí.

-Sabes que te amo...-fueron las últimas palabras de ella antes de caer en un sueño eterno.

Todos los amigos y familiares de la pareja estuvieron presentes en el cementerio, acompañando a los seis miembros de la familia.

El viudo sostenía la mano de sus hijos los mayores, Argus Cédric de catorce años y Cannelle Maude María de Jesús, quien no paraba de llorar y se aferraba a su padre. Era triste ver a una niña de apenas doce sin consuelo porque su madre había muerto.

La nana llevaba de la mano a Anaél Rosaura de nueve, quien parecía no entender bien lo que había pasado, pues simplemente no hablaba, ni mostraba sentimiento alguno, en la otra mano llevaba al pequeño que gritaba por su mami, Clément André de seis años. Por supuesto la pequeña de la familia iba en brazos de su nana, quien parecía no querer acercarla demasiado a la tumba por alguna creencia.

-El viudo debería conseguir una nueva mujer, si siguen solos, los niños pueden tomar malos pasos- dijo una mujer que parecía estar interesada en aquel hombre para su hija mayor.

-Creo que a él no le parecerá bonita ninguna mujer de por aquí. Maude era una mujer muy atractiva además de tener descendencia francesa.- dijo otra mujer que parecía nunca estar a favor de los demás.

-Pues si él está dispuesto, creo que mi hija sería una mejor candidata que la tuya- dijo otra mujer mirando con desprecio a la primera.

-Señoras, deberían tener respeto por los difuntos- dijo la madre del italiano.

Durante los siguientes años Corbin mostro una lealtad que pocos pensaron tendría a su difunta esposa. Sus hijos estaban a cargo de sus nanas y algunas profesoras que les daban lecciones de música. Las abuelas y familiares cercanos también estuvieron presentes en momentos difíciles. Sin embargo nada en esa familia era normal.

Poco a poco los niños se convirtieron en adultos, y la más pequeña en adolecente.

Los años pasaban, cubriendo de canas su cabello oscuro y sus manos se llenaron lentamente de arrufas al igual que su rostro, mostrando el paso del tiempo y el dolor en sus ojos, durante esos trece años nadie le conoció una mujer con quien pasara tiempo, sin embargo las idas constantes a la capital si eran evidentes, más en el cumpleaños de su hija menor.

Una mañana ante el asombro de todos, Corbin Daghetti anuncio a sus cinco hijos su compromiso con una mujer de la ciudad, treinta y tres años más joven que él, soltera, graduada en la mejor universidad y con una carrera prometedora en derecho mercantil. Simplemente nadie entendía aquello, ni sus hijos, ni su personal.

PROMETO AMARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora