Capítulo VIII

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El siguiente juego había comenzado, y ya todos habíamos obtenido las llaves que nos libraban de la argolla en nuestro cuello. Solo nos faltaba quitarla y salir de la habitación antes que el tiempo acabara.

Les quedan treinta segundos para salir, juguetes...

Aquella voz dice, recordándonos los escasos segundos que nos quedan para poder liberarnos y ganar el juego.

Con todas mis fuerzas trato de quitar la argolla que aún hace presión en mi cuello, porqué la llave pareceré no ser la correcta. Continúo forcejeando con ella, intentando abrir, pero nada sucede. Intento quitármela con las llaves sobrantes que están en el piso, pero tampoco funciona.

00:10... 00:09... 00:08... el tiempo sigue corriendo y ya no queda nada. Todos los demás consiguieron librearse y han salido de la habitación, menos yo.

Me desespero, comienza a gritar y a llorar que la llave no es la correcta, que me ayuden, que me saquen de ahí, y nadie me hace caso. Nadie me escucha, ya es demasiado tarde; "00:03... 00:02... 00:01... 00:00"

Un fuerte ruido proviene del cronometro, indicándome que el tiempo se ha acabado y seguido de ello; la puerta se cierra de un golpe... dejándome a mí dentro.

Lo siento Sun, eres la siguiente.

La argolla de mi cuello se oprime dejándome sin respirar, comienzo a alterarme e intento gritar con todas mis fuerzas y... despierto.

Estaba soñando, era una pesadilla. Una horrible pesadilla.

Agitada y jadeando me incorporo desde donde me encontraba –recostada en el suelo frío-. Estoy temblando y sudando frío. Doy un rápido vistazo al lugar donde me encuentro; las paredes color crema, las cortinas negras, la amplia cama en medio, y el resto de las personas que se encuentran durmiendo en diferentes secciones de la habitación. Aún estaba encerrada en ese maldito juego. Pero, esta bien y viva; eso me hace soltar un pequeño suspiro de alivio y me permite calmarme un poco.

— ¿Una pesadilla? — una voz ronca y aterciopelada me pregunta, haciendo que yo de un pequeño brinco y me gire rápidamente para ver de quien se trataba; era Sehun. Él estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, a poco menos de un metro de mí. Se ha volteado a verme luego de preguntar y yo sólo puedo asentir con un torpe movimiento de cabeza. — No eres la única — informa, y con un movimiento de cabeza apunta hacia el resto de los chicos, quienes duermen profundamente.

— ¿Tú no duermes? — pregunto en voz baja, para no despertar al resto. Él niega con la cabeza.

— Alguien debía quedarse a custodiar, ¿no? — cuestiona, y yo asiento.

Pensé en volverme a acostar en el suelo e intentar dormir, para así no hablar más con Sehun y evitar que pronunciara algo de lo sucedido hace un rato atrás, pero no pude. Ya no tenia sueño y dormir en el suelo era bastante incomodo; mi espalda ya dolía. Así que, imite la postura de Sehun y me senté, con la espada semi-apoyada en la pared y abrazándome a mis piernas. Doy una mirada de reojo a Sehun, y el a recostado su cabeza hacia atrás, pero mantiene su mirada fija hacia adelante; en la puerta.

— Tu novio golpea fuerte— me dice de pronto, y ladea un poco su cabeza para verme.

— No es mi novio— mascullo molesta, y él parece oírme ya que suelta una pequeña risita carente de humor.

— ¿Realmente terminaron por lo ocurrido con Hani en esa fiesta? — Yo no contesto. De seguro iba burlarse, y no estaba para ello. Decido guardar silencio y bajar mi vista, ignorándolo, pero aquello le confirma que así fue, y él parece sorprenderse. — No debieron, que tontos. — bufa, y eso hace que comience a molestarme.

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