Capítulo XI

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— ¡Chen! —grito desesperada desde afuera, golpeando la puerta con puños y patadas intentando abrirla. — ¡Chen! —vuelvo a llamarle, insistiendo. Él aún esta dentro y creo puede escucharme. — ¡Chen, por favor! —suplico, y siento como voy perdiendo las fuerzas de mi cuerpo y comienzo a temblar, siendo incapaz de hacer algo más...

—Chen...—le llamo una última vez, y su nombre sale en un hilo de voz, para luego romperme en llanto.

Sintiendo un peso demoledor sobre mí, que me hace perder las pocas fuerzas que me quedaban, y el poco control que mantenía de mi cuerpo; me dejo caer de rodillas al suelo.

Cierro mis ojos con fuerza, pero, a pesar de ello unas cuantas lágrimas seguían brotando. Muerdo mis labios y aprieto para no soltar un grito, mientras el nudo de mi garganta pesa y esta a punto de estallar en un montón de sollozos.

Chen había quedado adentro de la habitación y luego de que la puerta se cerrara, no sé que pasó con él. No se oyeron ruidos extraños, golpes, ni mucho menos algún grito o suplica de su parte. Eso me hacia creer que él aun podía estar con vida ahí y quizás podíamos sacarlo y ayudarle, pero, no fue así.

En el fondo de mi ser; sabía que no era así, que aquel chico no iba a perdonar a Chen a pesar de que él no hizo nada. Chen no hizo nada malo. Él no debería estar muerto.

Intento sacar el aliento y tratar de calmarme ya que mi respiración se hacia pesada y complicada, pero no lo conseguía. El recordar las últimas palabras de Chen y repetirlas en mi cabeza me hacia desmoronarme aún más. Si en un principio pensaba que él era extraño y podía estar detrás de todo aquello; ahora me arrepentía. Podía entenderlo, podía entender porque actuaba así y decía todas esas cosas, porque claro, sólo quería ayudarnos. Pude darme cuenta tarde, muy tarde de que, Chen no era una mala persona.

—Sun...—oigo que me llaman, sacándome de mis pensamientos. Reconozco aquella voz; es la voz de Yixing, pero no tengo la fuerza, el valor para voltearme ó siquiera abrir los ojos. —Sun, vamos...—vuelve a llamarme y estar atrás de mi, de cuclillas, sosteniéndome por los hombros para ayudarme a levantar.

Yo no respondo ni reacciono a nada, así que Yixing tiene que ayudarme a levantar casi sosteniéndome por completo en sus brazos.

—Cálmate, Sun—me pide con voz suave, y esta vez abro los ojos para verlo. Yixing esta pálido y tembloroso, puedo darme cuenta por el tiritar de sus labios. Y sus ojos, sus pequeños ojos brillan y es debido a las lágrimas que intenta ocultar.

—Él no hizo nada—le digo entre sollozos, y Yixing asiente levemente, para acercarme más hacía él y apoyar mi cabeza en su pecho.

—Lo sé. —contesta casi en susurro y con voz temblorosa.

—Chen no hizo nada malo, él no era malo. —vuelo a insistir y Yixing entrecierra sus ojos, asintiendo, y comienza a dar pequeñas caricias en mi cabello. Aquello lo hacia siempre que me encontraba mal y me ayudaba a calmarme.

—Lo sé, lo sé, Sun. Todos lo sabemos.

Todos. En aquel minuto recuerdo al resto, a las tres personas más que aún quedaban allí. Me alejo un poco de Yixing, levantando mi cabeza y desvío la mirada a ellos. Se ven mal, se ven realmente mal. Sehun estaba parado con la cabeza gacha y su cuerpo le temblaba. Kyungsoo estaba atónito, con la mirada perdida en algún lugar y sus ojos completamente rojos; había llorado. Krystal estaba de cuclillas, abrazándose a sus piernas y sollozando.

Nadie decía nada, todos guardaban silencio. Silencio que fue interrumpido por... Él.

Felicidades, juguetes. Han conseguido llegar a la mitad de este juego.

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