Capítulo II

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La puerta de la habitación está completamente abierta. El cronometro sobre ella sigue corriendo; 09:57... 09:56... 09:55... Y las personas que nos encontramos allí dentro, seguimos inmóviles.

No me muevo. No hablo. No hago nada más que respirar y tratar de procesar lo que acababa de pasar hace un momento. Una persona, dos, no sé cuantas serán; nos trajo aquí para jugar un extraño juego. En el cual, debemos encontrar a un grupo de personas que pueden estar en cualquier lugar y deben estar en las mismas condiciones que nosotros.
Todo esto parece ser una broma, pero de esas bromas malas. De aquellas bromas que asustan, aterran y hacen daño. Ni siquiera me puedo imaginar quien o quienes pueden estar tras de esto, pero supongo que es alguien que no está bien de la cabeza. Nos amenazo de muerte y con eso, no se juega.

Doy una sacudida brusca con mi cabeza, intentando salir de mis pensamientos para así poder comenzar a asimilar todo y actuar.
Miro a los demás chicos y puedo darme cuenta que están igual de perdidos y aterrados que yo. Hani se mantiene boquiabierta, con la mirada perdida en algún lugar de la habitación, y sus ojos están llorosos. Kyungsoo parece estar en un trance y aun sostiene la argolla de su cuello entre sus manos. Sehun y Chen, están con la mirada fija aun en la pantalla, ahora apagada. Sus rostros son inexpresables.

— ¿Q-Que vamos a hacer? — me animo a decir. Mi voz sale leve, casi sin fuerzas y muy temblorosa. Nadie me contesta enseguida. Todos se miran, esperando que otro conteste y pasan varios segundos hasta que alguien más se anima a hablar.

— D-Debemos hacer lo que dice— habla Kyungsoo de pronto, cuando parece haber salido de su trance. Su voz sale casi en susurro y es temblorosa. No parece seguro de lo que acababa de decir.

— Yo no voy a ser parte de esta mierda— espeta Sehun, alzando un poco la voz. Su mirada aun se mantiene fija en la pantalla. Parece molesto.

Silencio. Nuevamente el silencio se apodera de todo. Nadie vuelve a decir alguna palabra, sólo nos miramos. El cronometro arriba de la puerta sigue corriendo, 8 minutos quedan. Lo único que puedo sentir en aquel momento; son los latidos de mi corazón.

— Hay que hacerlo...— suelta Chen de pronto, mirando a todos con los ojos muy abiertos. Esta serio, pero su mirada ya no es la de hace un instante, cuando llego. Su mirada es de espanto. — No podemos quedarnos aquí, moriremos.

La última palabra parece resonar en mis oídos y podría apostar que en los de mis compañeros también. Un escalofrío me recorre el cuerpo, y estoy sudando frío. «Morir» repito para mis adentros. Yo no quería morir, nadie quería morir allí.

Las miradas se tornan fijas en Chen, todas de pánico.

— Debemos hacerlo— vuelve a decir Chen, alzando su voz, intentando darnos animo y valor para ello. No entendí porqué, su actitud había sido muy extraña en un principio y parecía no interesarle nada ni nadie allí. Pero, de los cinco era la persona que más daba una imagen de autoridad, y parecía tener las cosas claras. — Vamos. — fue lo último que dijo, y salió a toda prisa por aquella puerta.

Nos tomo alrededor de tres segundos darnos cuenta de que él tenía razón y lo seguimos. Todos salimos de la habitación corriendo atrás de Chen, quien ya se encontraba fuera.
Una vez cruzando la puerta, nos encontramos con un largo y angosto pasillo, el cual daba a cuatro puertas en su derecha e izquierda. Cuatro puertas, todas enumeradas con los números "4-5-6 y 7".

Al fondo del pasillo, una escalera daba hacia un piso superior e inferior. Al parecer nos encontrábamos en una casa, y por lo que se veía; era bastante grande y constaba de tres pisos.

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