Disventure Camp Power AU
Años y años encerrados en un laboratorio de pruebas, solo por una simple diminuta cosa que los hacía diferentes a las demás personas. Nuestros protagonistas tenían una condición extraña, eran seres sobrenaturales nunca antes...
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Trevor, el ángel creador del pueblo de los seres mitológicos, caminaba hacia el castillo de su esposo, Derek, con una expresión de preocupación en su rostro. La explosión que había ocurrido cerca del pueblo había causado un gran revuelo, y Trevor estaba decidido a descubrir qué había sucedido.
Al llegar al castillo, Trevor encontró a Derek sentado en su trono, con una expresión de indiferencia en su rostro. Trevor se acercó a él y le preguntó directamente.
—Derek, ¿qué pasó con la explosión cerca del pueblo? ¿Tú tienes algo que ver con eso?
Derek se encogió de hombros y respondió con una voz tranquila:
—No sé de qué hablas, Trevor. No tengo nada que ver con la explosión. ¿Por qué iba a hacer algo que pudiera dañar tu pueblo?
Trevor lo miró con escepticismo. Conocía a Derek demasiado bien como para creerle. Sabía que Derek había sido un demonio malvado en el pasado, y que aún tenía tendencias oscuras. Y además, Trevor había notado algo en la voz de Derek, algo que le hacía dudar de su inocencia.
—Derek, no me mientas. — dijo Trevor, con una voz firme pero suave. —Sé que tienes algo que ver con la explosión. ¿Qué pasó? ¿Qué estabas haciendo?
Derek se rió y se levantó de su trono. Se acercó a Trevor y lo miró a los ojos, con una sonrisa en su rostro.
—Trevor, eres demasiado suspicaz... — dijo Derek. —No tengo nada que ver con la explosión. De verdad.
Pero el angel no se creyó la mentira. Sabía que Derek estaba ocultando algo, y estaba decidido a descubrir la verdad.
Trevor se acercó a Derek, su rostro reflejando una mezcla de enfado y tristeza.
—Derek, te estoy pidiendo la verdad. — dijo Trevor, su voz firme pero llena de emoción. —Si no me dices qué pasó con la explosión, si no me dices qué estabas haciendo, te juro que pediré el divorcio.
Derek se rió, una risa amarga y sarcástica.
—Ah, Trevor, siempre tan dramático... — dijo Derek, su voz llena de desprecio. —Pero no te preocupes, no te diré la verdad. No te diré qué pasó con la explosión, porque no es asunto tuyo.
Trevor se sintió herido por las palabras de Derek, pero no se rindió. —Derek, ¿qué te pasa? — preguntó Trevor, su voz llena de preocupación. —¿Qué te ha llevado a hacer algo tan peligroso y destructivo?
Derek se encogió de hombros, su rostro reflejando una mezcla de enfado y resentimiento.
—Estoy harto de la gente del pueblo. — dijo Derek, su voz llena de veneno. —Estoy harto de sus sonrisas falsas y sus palabras vacías. Estoy harto de ser visto como un demonio, como un monstruo. Estoy harto de ser juzgado y condenado sin tener la oportunidad de defenderme.
Trevor se sintió sorprendido por las palabras de Derek, pero también se sintió triste. Se dio cuenta de que Derek estaba sufriendo, de que estaba luchando con sus propios demonios.
