Capítulo 7 *Como zurdos en mundo de diestros*

455 44 14
                                    

*Elías*

Los días dejaron de definirse como caóticos y comenzaron a ser un tanto más dispersos. Durante la semana, estuve todo el tiempo distraído, y cada vez que hablaba con Gabriel no podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con Regina.

Me convencí a mí mismo de que era momento de hablar con él, pero por alguna razón seguía posponiéndolo.

Hasta que el viernes, a última hora, el profesor de literatura sólo nos dio una guía para su examen y luego nos dejó hacer lo que quisiéramos por el resto de la clase. Yo ni siquiera sabía qué hacían las demás personas, estaba pensando en lo que habíamos hablado Regina y yo hacía poco. Eso era lo único en lo que pensaba desde entonces.

– ¿...Elías? –me llamó alguien junto a mí.

Gabriel estaba sentado en el lugar vacío de Regina, y me miraba sonriendo.

–Ah, perdón. Hola.

–Te estoy hablando desde hace como dos horas y no me haces caso –se rio.

–Sí, Perdón. Es que estaba pensando y...

– ¿Pensando en qué?

–En... cosas

–Cosas... –repitió – ¿Qué se va a hacer hoy?

–Hoy no puedo, ya había quedado con mi hermana para acompañarla a comprar un vestido para el baby shower de una amiga o algo así; ya sabes que esas cosas son eternas. Pero puedes venir a mi casa mañana. Mis papás van a estar en casa de mi abuela rica todo el fin de semana; si no los ve al menos una vez cada dos meces no nos da dinero, y pues eso está jodido.

–Me parece bien –hizo una corta pausa –. Y... eh... ¿tu hermana va a estar?

Entorné los ojos.

–Es lo más probable, Gabriel, ahí vive.

Hizo una mueca entre pensativa y molesta.

–Bueno, esa bien. De todos modos no come gente.

–No, no come gente –me reí.

– ¡Ay! ¡Casi se me olvida! –exclamó, dándose un manotazo en la cara –Mañana es el cumpleaños de David, probablemente me ahorca si no voy mañana a Océano.

–Bueno, entonces otro día, no importa.

–No, está bien. Eso es en la noche.

– ¿A dónde vamos a ir en la noche? –apareció de pronto Liliana, seguida por Regina y Cesar.

–Hoy a ningún lado, mañana a Océano ¿Quieren venir? –le respondió Gabriel a Liliana.

– ¿A coger otra vez con David? –soltó Cesar.

Regina le propinó a Cesar un codazo en el estómago que hasta a mí me dolió. Liliana sólo se quedó mirándolo enfadada.

– ¿Saben qué? No voy a ir a ningún lado con ustedes, bola de chismosos desgraciados –Liliana dio media vuelta y se fue hecha una furia.

Regina la siguió, argumentando que ella no le había dicho nada a Cesar. Liliana le gritó algo sobre que ella no le había dicho a nadie más que a Regina, pidió permiso para ir al baño y se salió del salón. Entonces Regina la siguió, sin permiso alguno, y ya no supe qué pasó.

Regina había guardado olímpicamente el secreto de Liliana, no me lo había contado ni siquiera a mí; pero David le había dicho a todos sus amigos, Gabriel me lo dijo a mí y yo a Cesar. Me sentí mal por un momento, pero luego escuché uno de los quejidos agudos de Liliana provenientes del pasillo y lo olvidé.

Como zurdos en mundo de diestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora