Parte 3

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-Tanto tiempo- sonrió de la felicidad.

-¿Bestia?- dijo sin poder creerlo, era un Bestia distinto; no era el mismo que pasaba drogado y siempre mal vestido, el que pasaba escondiendo pitos con sus extravagantes plantas y misteriosas a la vez porque nadie sabía de donde las sacaba, este Bestia era elegante y bien vestido de uniforme, perfumado y sobretodo sin algún rastro de droga, se notaba a simple vista que le había ido bien en estos quince años, e incluso estaba más delgado.

-Sí weón- rió - ven, abrázame- se acercó a él y lo abrazó, Nicolás aún estaba sorprendido.

-Tanto tiempo- se atrevió a devolverle el abrazo- estás diferente-.

-Sí, tu igual- se detuvo a observarlo y a olorosarlo- Nico, estás ebrio?- preguntó.

-No- rió.

- Sí, desde cuándo tomas?- lo contradijo.

- Es casi primera vez, aparte unas copas no hacen nada- se intentó de parar- tomate una, yo invito- hizo un gesto para que se sentara en la mesa.

- No Nico, estás muy ebrio- miró todas las copas que estaban en la mesa de su amigo- ven, yo te llevo-.

- Nononono, déjame acá- se volvió sentar- estoy bien-.

- Pero Nico, yo te voy a dejar a tu casa si quieres- se acercó a él.

- Entiende, no quiero llegar a mi casa- golpeó la mesa con una mano.

- A ver Nico...- se sentó al frente de él- ¿Por qué no quieres irte a tu casa?-.

-¿Para qué?, ¿Para que mi esposa...- se tapó la boca - mi ex mejor dicho, ver como me da explicaciones de porqué me cagó?- hizo una pausa -No gracias - rió.

- ah, entiendo...- suspiró- te casaste.

-Sí, hace mucho y me arrepiento de todo- apenas se le entendía lo que hablaba.

-entonces... -se detuvo a pensar- vente a mi casa-.

-no quiero molestar a nadie- rió - soy una molestia, una basura - susurró.

-No Tranquilo, mi casa es bastante grande -.

-Enserio? -.

- Sí- asintió .

- Es que no sé, no quiero ser una molestia- se lamió el licor que tenía en los labios.

- Enserio, no me molesta en absoluto- se acomodó unos mechones de pelo.

-Estonces, bueno- aceptó.

Bestia trató de pararlo, pagó lo último que Nicolás que había tomado y lo llevó casi a arrastras al auto para dejarlo en el asiento trasero; eran auto muy lujoso. Saco el freno de mano y empezó a acelerar, Nicolás tenía ganas de vomitar y su amigo le pasó una bolsa de emergencia para que no manchara el auto.

- ¿Y piensas separarte de.......- tomó una pausa.

-Scarleth..- completó la oración.

- Bueno, Scarleth- su vista pendiente en las calles.

- bueno, sí - suspiró - es obvio-.

- ahh- paró en un semáforo y se dio vuelta a mirarlo- ¿pero tú la amabas?-.

Este abrió los ojos de tope y después agachó la cabeza -la verdad es que no-.

- ¿Entonces en que te afecta?, ¿sí no la amabas?-.

Dio un suspiro prolongado -Me afectó en el sentido que me di cuenta que todo en mi vida ha sido un fracaso... y que el único logro que he conseguido lo he...-.

Mon Coeur, después de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora