Y de la nada sintió todo;
Después que se arrancó de la base sabía que el ejército lo estaría buscando por alta traición, ningún lugar era seguro para esconderse; había fallado. Pero no a su bando, si no al amor de su vida. ¿Cómo querían que matara al ser más cercano y amado a la vez?, al que por alguna vez en la vida no lo hizo sentir miserable, al que tenía todo lo que él quería, al que lo hacía sentir seguro de si mismo, pero lo más importante; al que era su todo.
Los años pasaron y no le dio más opción que esconderse en Alemania, la abundancia de la soledad y el alcoholismo lo acompañaron durante ese tiempo, tras caer en una gran depresión, solía siempre estar ebrio, muy pocas veces se podía ver lúcido. Durante esos años, tal como le prometió a Nicolás; lo buscó. ¿sabías que puede pasar mucho tiempo y aún así puedes recordar el sabor de los labios del otro?, ésto le pasaba constantemente a Jaime; y le dolía. El alcohol era una salida, no había bar en que no lo conocieran ya que se dedicaba más a tomar que a trabajar, literalmente era un vago, Pero este no vivía en la calle, si no que vivía -o más bien, dormía- en una pieza que le arrendaban a un precio muy bajo, -no tenía dinero-. El dinero que ocupaba para comprar tragos lo ganaba haciéndole favores. Jaime nunca robó nada, el decía que era algo más bajo que caer en el alcoholismo.Jaime tenía un cuaderno -de hecho lo sigue teníendo- que escondía debajo del colchón que estaba botado en el piso; ahí escribía poemas. En las pocas horas que estaba lúcido solía escribir poemas inspirados en Nicolás, eran profundos y generalmente tristes, decían sus pesadillas y peores temores, pero en la mayoría eran sueños; y uno de ellos era mostrárselo.
Obviamente no era el mismo de antes, estaba mucho más delgado -casi desnutrido-. Siempre tenía ojeras, su barba la tenía larga y su ropa siempre estaba sucia. Sus ojos estaban rojos de tanto llorar, pero pasaba disimulado con trago.
Un día caminando por la calle, se encontró con su viejo amigo Bestia, el cual conversaron de todo, Jaime se sintió feliz por que hace años no hablaba así con alguien, pero también avergonzado por que lo viera así; semanas después vuelven a perder contacto.
Era miércoles por la noche y como de costumbre se metió en el primer bar que vio; se sentó, sacó dinero de sus bolsillos y le pidió al cantinero lo que siempre solía tomar.
Todo parecía ser normal hasta que miró hacia un lado, miró a un tipo muy ebrio, que miraba con odio el vaso y maldecía entre dientes. Mientras esperaba su trago, se dedicó a mirar a este chico. Le pereció conocido, y se acercó un puesto más para verlo bien... su corazón se detuvo... era él, Nicolás. Cuando este se dio cuenta que Jaime lo estaba mirando, se giró con una expresión de enojo y le preguntó quien era.
-Nico...- se tomó su tiempo- Mon coeur- a Nicolás se le notó que le costó unos segundos asimilar quien era; su expresión cambió totalmente. Se paró y se marchó corriendo, pero por su puesto que Jaime no lo dejaría irse de nuevo; lo siguió.
Todo pasó muy rápido como para detenerse y pensar la situación. Lo encontró en un rincón de un callejón, escondiendo su cara con ambas manos mientras lloraba, sin pensarlo dos veces se acercó a él y lo tomó por sorpresa acorralandolo en la pared, este lo miró con los ojos rojos he hinchados, pero sin embargo se demayó.
Cayó en sus brazos y lo abrazó -No te volveré a perder- se hizo la promesa de nunca dejarlo ir otra vez.
Lo tomó en brazos y lo llevó a su casa, mientras caminaba su corazón saltaba de felicidad, muchas cosas pasaban por su mente. Lo miró; estaba muy cambia. Ya no tenía el mismo color en su piel, y tampoco el color vivo de sus mejillas, se veía que este ya no sonreía. Con esa sonrisa que se caracterizaba.
Cuando llegó a su hogar, lo acostó delicadamente en el colchón, le sacó la corbata y lo tapó con una manta con la cual solía taparse. Sacó un cuaderno viejo forrado de cuero en donde en la tapa decía las iniciales de Jaime; y se acostó al lado del él.
Lo miró; vio esos labios con olor a alcohol...acarició su cabello con los ojos cerrados -no sabes cuánto te extrañé- susurró. -Cuánto te busqué - tomó su tiempo y soltó una lágrima - pero te encontré- lo abrazó fuerte y este inconscientemente se acurrucó al lado de él -No sabes cuánto quise acariciar tu piel y tu cabello- sonrió mientras sus ojos lloraban - de hecho he escrito poemas soñando eso-.
Le arregló el cabello; le besó la frente y tomó su cuaderno; empezó a leer:
- Las veces que yo duermo,
Pido mil veces no despertar,
Por que prefiero estar contigo en los sueños,
A que estar solo en la realidad.Tú me cantas en los sueños,
Y me besas como hace unos años atrás,
Me acaricias y me abrazas por el cuello,
Y yo soy más feliz de lo normal.Tu lengua danza junto a la mía,
Y yo te hago mío sin piedad,
La luna y las estrellas estaban de testigo,
De lo cuanto que yo te puedo amar.Sin embargo cada vez que pasa el tiempo,
Me olvidó de tu rostro y me hace sentir mal,
Pero lo que siempre quedará en mi memoria,
Son el sabor de tus besos Nicolás. - Después de que le leyera Nicolás, lo abrazó y se acomodó junto a él; se quedó dormido.[...]
A la mañana siguiente, el primero en despertar fue Nicolás con un fuerte dolor de cabeza, lo primero que hizo fue estirarse. Abrió de a poco sus ojos y el lugar no le parecía conocido. No recordaba nada de lo que había pasado anoche y mucho menos recordaba como había llegado ahí. Sintió que alguien lo abrazaba de la cintura por detrás; vio a Jaime.
Nunca había sentido tanta felicidad; se tiró arriba de él abrazandolo y besandolo, a la vez haciendo que este despertara.
Este sería un nuevo comienzo...
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Mon Coeur, después de la guerra
Fanfictionhan pasado quince años después de la primera guerra mundial, pero el amor entre Nicolás y Jaime sigue. - segunda temporada del diario de Nicolás- ~¿lo prometes? ~lo juro..