Parte 7

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Jaime despertó de un un salto y al sentir los labios de Nicolás, sin duda lo abrazó por la cintura y lo besó con fuerza.

Su Nico... ahí estaba...él era... después de todo, el sabor de sus besos eran tal como los recordaba, solamente con una pizca de alcohol.

Era raro, había cambiado mucho y a la vez nada, él era igual de perfecto que en sus sueños. ¿Y si es un sueño?; Todo era muy bueno para ser real, pero así era, todo era absolutamente real.

- lo siento- se separó el mayor - de verdad no quería...-.

- no hay problema- lo interrumpió - ya nada importa- lo besó nuevamente.

Nicolás lloraba con una sonrisa gigante en el rostro, no podía parar de llorar al igual que el otro. Quién no estaría feliz en su caso, era lo que esperaban ya hace mucho tiempo y ya nadie los podía detener. Tanto como uno del otro no podía conectarse con la realidad y asimilar que lo que tenían en frente era la persona que con el tiempo se había vuelto en fantasía; ahora hecho realida. Ahí estaban, juntos... con un sonrisa que pareciera que dependiera del otro.

-hola- dijo Nicolás rompiendo la magia del momento.

- tú no cambias- rió.

- tú tampoco- repitió la misma acción del otro. Hubo un momento de silencio incómodo; se miraron a los ojos.

- tanto tiempo- dijo en tono triste.

- 15 años para ser exactos- agachó la cabeza.

- Sí -. todo quedó en silencio nuevamente.

No se podían parar de mirar, es como que quisiesen contarse todo pero no saber por donde comenzar. Nicolás recorrió con la mirada a Jaime; efectivamente estaba más delgado, su barba estaba larga y entre ella se veía su mandíbula cuadrada que se marcaba más, los bordes de sus labios estaban más obscuros; obscuros como sus ojeras. Su ropa estaba sucia pero no olía mal, se le notaba demasiado la clavícula... y sus manos estaban totalmente huesudas. Sonará cruel pero Nicolás consideraba que estaba hecho mierda, era un asco. Pero eso no impedía que lo siguiese amando; aún mantenía ese brillo en los ojos que le encantaba; que eran solamente de él.

- Nico...-.

-¿sí?-.

-te extrañé mucho- suspiró.

- yo igual...y mucho- respondió -.

- no sabes bien todo lo que pasé por ti- se limpió sus ojos que estaban húmedos- pero créeme que no me arrepiento- se acercó a él y lo besó nuevamente - cumplí mi promesa- lo abrazó por un momento y lo soltó.

No era la misma confianza de antes, claro, ambos tenían miedo. Se estaban conociendo de nuevo, eran tímidos por que no querían cagarla.

- y cuéntame, que ha sido de tu vida durante estos años...- dijo Jaime.

-pasaron muchas cosas...- suspiró.

-...Cuéntame... lo único que quiero es escucharte-.

Nicolás se dedicó a contarle todo, menos lo de Scarleth, no podía contarle que se había casado con Scarleth; aún, intentó de esquivarle ese tema durante el día.

Al principio del día uno al igual que otro tuvieron miedo de que el otro ya no sintiera lo mismo y que todo lo que querían se iría a la mierda, pero a lo largo de la tarde, la pasaron entre conversas y risas, y para que decir que entre besos y abrazos. Salieron a comer por alguna parte de la ciudad, obviamente intentaron no levantar sospechas, había que recordar que en ese tiempo el pais era muy homofobico. Bueno, recorrieron el parque central y fueron a comprar galletas ( de las que le gustaban a Nicolás) hasta que llegaron nuevamente a casa.

- ¿Jaime?-.

- ¿Mmm?..-.

-¿qué es este cuaderno?- dijo cuando vio el cuaderno que estaba parte del debajo del colchón- ¿qué tiene escrito adentro?

-nada- rió.

-pero sí tiene algo escrito adentro- dijo - ¿puedo verlo? -.

- como quieras- le sonrió.

- bueno- abrió el cuaderno y miró las páginas - ¿ son poemas? -.

-Sí-.

-¿ Me puedes leer uno? - preguntó.

-¿y por qué no los lees tú?-.

- porque quiero quiero que me lo leas tú-.

-bueno, pasame el cuaderno entonces- tomó el cuaderno y buscó un poema-
Ahora que no estás en mis brazos,
Lloro como un niño hambriento y descalzo,
Sueño con que tú y yo nos juntamos,
Y que sin parar nos abrazamos y besamos.

Me abrías denuevo las puertas,
Llenando mi corazón; borrando la tristeza,
Y estaba feliz contigo de vuelta,
Sin importar lo que sucediera.

Mas cuando abrí los ojos,
Mi corazón se destrozó de a poco,
Y no entiendo porque sigo viviendo,
Si no estás tú; mi todo. - lo miró

- Jaime, está muy lindo- dijo- ¡eres un poeta!-.

- no es para tanto -rió-.

-Sí, si lo es- tomó el cuaderno y lo hojeó- todos tus poemas son narrados en primera personas, dime; ¿en que piensas cuando haces los poemas? -.

- en ti...- susurró, y Nicolás se sonrojo- ¿no es obvio?

- Sí, es obvio, o no, o no sé... - se tapó la cara -no sé que decir-.

- solo cállate y besame- dijo Jaime.

- ¿y si no quiero?-.

-...¿me estás desafiando?- arqueó una ceja.

-...tal vez -rió-.

Jaime se arrodilló y se acercó lentamente a él y tomó sus muñecas, Nicolás por más que quisiera zafarse de sus agarres, el era muy fuerte, pero aún así le encantaba. Lo acostó lentamente y sus muñeca las dejó a los lado de su cabeza y lo besó.

- No estoy para juegos en estos momentos-.

- ¿y más tarde?-sonrió picaro.

-Tal vez...-.

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Perdonenme si no subo tan seguido, pero quiero dejar en claro que la mayoría de los poemas serán escritos por mi y algunos no.

Mon Coeur, después de la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora