«A veces, pienso que esos días fueron un sueño... Porque, aunque sabía que toda mi vida quería adorarte, no tenía una sola prueba de tu existencia en mi vida... Solo ese amor tan profundo atado a mi alma...»
Las semanas que siguieron tras dejar a Luffy atrás fueron muy duras para Law. Pasaba la mitad del día entrenando, y cuando no lo hacía, se encerraba en su habitación. A ratos leía o planeaba cosas; a otros tantos, soñaba despierto. El insomnio se había convertido en su más fiel compañero, muy a su pesar, porque ahora solo en sus sueños podía mirar al chico.
Era por eso que tenía el mismo sueño, repitiéndose una y otra vez, donde Luffy estaba con él. En esos momentos, podía tocar su carita, mirar su sonrisa. En ese breve espacio, su calor no se desvanecía, y podía abrazarlo contra su cuerpo, desde el crepúsculo de colores rosas hasta el amanecer de tonos anaranjados. Dormir juntos como antaño... Mirar sus ojos y hacerlos su morada.
Pero la posibilidad de convertir ese sueño en realidad se esfumaba como la arena entre los dedos. Por eso quería seguir durmiendo, pero ya ni eso podía hacer, lo cual lo ponía cada vez peor. Sabía que al regresar a la realidad no podría encontrarlo, no podría escucharlo, no podría mirarlo.
En medio de ese desasosiego, el póster de recompensa de Luffy, pegado en la pared de su escritorio, le daba nuevos bríos a ese sentimiento en su corazón y a ese vehemente deseo de reencontrarse con él una vez más.
Al principio, toda esa rutina resultó algo eficaz—quizá—, pero, tras algunos meses, comenzó a pesarle. Su ánimo decaía cada vez más, y su aura se volvía más pesada. Apenas hablaba con sus compañeros, comía poco, le costaba tomar decisiones para la tripulación y, si emergían en alguna isla, se quedaba en el Polar Tang, como si no quisiera ver el sol de nuevo.
Estaba tan reducido a lo que había sido un día, a lo que había conocido su tripulación, que no tardaron en comenzar a reflexionar sobre la causa de ese pesar en su capitán. Y aunque tenía nombre y apellido, Bepo, Shachi y Penguin no dejaban de asegurarle a todos que lo taciturno que se había vuelto Law se debía a la presión de estar en el Nuevo Mundo, y no por «él».
Sin embargo, ellos, que lo conocían desde hacía años, sabían perfectamente que sí era «él» la causa de que Law pareciera solo una sombra del hombre que solía ser, alguien sin otra razón en su vida más allá del deseo de volver a verlo. Aquello les preocupaba profundamente, no solo porque no sabían qué decir o hacer para sacar a su amigo de ese terrible estado, sino también porque se habían dado cuenta de algo más que el cirujano, con cierto desfase, también había notado: lo último que se sabía de Luffy era su aparición en Marineford, meses atrás, para dejar una ofrenda a su hermano y a los caídos. Después de eso, nada.
Su recompensa no había cambiado desde entonces, y los rumores de que había muerto se hacían cada vez más fuertes.
Cuando Law escuchó esto de un miembro de su tripulación, tomó a Kikoku y salió del Polar Tang por primera vez en semanas. Se dirigió al primer bar que encontró en la isla donde habían emergido. Allí buscó en una esquina los periódicos viejos que los cantineros solían guardar, y lo leyó: la nota que decía que Monkey D. Luffy había muerto.
No podía ser verdad.
Arrugó el periódico, tomó la botella que le dejaron en la barra y la vació de un solo trago. Su semblante estaba blanco, reflejo del miedo y el dolor que esa noticia le provocaba. Dejó la botella vacía y pidió otra, que también bebió como agua. Su comportamiento atrajo la atención de unos piratas de poca monta, quienes se acercaron a burlarse.
Ese acto solo desató en Law la tormenta de emociones que lo consumía. Se desquitó en un ataque feroz e inequitativo, dejando un centenar de piratas heridos, el bar destrozado y su propio cuerpo algo golpeado. A pesar de ello, sentía la necesidad de seguir destruyendo todo, con tal de no pensar en lo que acababa de leer.
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La «D» es de ¿Destino? Lawlu One Piece
FanfictionLaw está a punto de enfrentar la batalla más importante de su vida: confesarle su amor a Luffy. Al borde de una despedida que podría separarlos para siempre, revive cada instante de su historia juntos, desde el día que lo salvó hasta el momento en q...