Las reglas de la Historia

Máscaras

Hola gente, disculpen hace una semana se habían acabado las vacaciones y empecé a escribir otra vez. Lamentablemente Wattpad empezó de nuevo con sus problemas así que no me permitía postear los borradores, en fin tendré que reescribir todos los capítulos que ya estaban escritos. No sé si fue por cuestión de alguna infracción en el fanfic con los términos de Wattpad pero ahora eso no importa. Espero y disfruten el capítulo.

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Ya había llegado al baile hace un buen tiempo. Tristán al parecer había huido de ella después de su pequeña charla, no sabía si era por nervios o por desinterés. Justo ahora se encontraba en el balcón de una de las torres. Observando las estrellas mientras los recuerdos de aquel tiempo en el bosque del rey hada volvían a su mente... Aún podía sentir la decepción de esos días. Sus fracasos con Percival y su horrible destino al ser arrebatada de sus padres, quienes según ella ya no había ninguna conexión entre los tres.

-Siempre has sido una luchadora...- No necesitaba voltear para saber qué se trataba de Anne. -Aunque no me creas me alegra que estés bien.- Volteo un poco los ojos con la irritación que le provocaba ese comentario. -No vas a decir nada... ¿Cuanto piensas seguir así?...- Se empezaba a notar el enojo e impotencia en su voz, mientras que Nasiens no podía estar menos interesada en lo que tuviera que decir. -No de verdad... ¿Cuanto más piensas seguir así?... Nos equivocamos ¿okey?. ¿Eso es lo que quieres oír?, fui una horrible amiga y lo que te hice es imperdonable... Pero no soy solo yo, Lancelot también se equivocó, y trabajado más duro que nadie para ganarse tu perdón. Aunque tú te niegues siquiera a verlo... Percival se equivocó... Yo lo orille a eso... Si quieres culpar a alguien que sea a mí, pero no deberías hacer pagar a los demás porque yo destruí a la persona buena y honesta que eras.-

Una risa entusiasmada rompió el pequeño silencio que hubo luego de las palabras de Anne... Era Nasiens, quien luego de terminar de reír recupero la compostura.

-¡Cuanta hipocresía!... En serio crees que tú... Tuuuuu de todas las personas me harás cambiar, ¿Verdad?... Pffff... Piensas que todo lo que has hecho es algo que se arregla con pedir disculpas en nombre de todos... Las personas son malas, son complicadas, son distintas... La gente cambia... Eso no lo puedes evitar ni controlar.- Sus palabras eran duras pero justas. Era mejor sacarla de esa realidad donde se hacía la víctima.

-Fue mi culpa, ¿Okey?... Mira Nasiens, percival nunca te hubiera engañado de no ser por mi, sabes bien que el no es un mal hombre solo... Solo... No sabe nada acerca de los sentimientos, si vas a culpar a alguien de todo puede ser a mí.- No le provocaba más que asco sin duda alguna. -No te queda hacerte la víctima querida... Créeme yo he tenido que vivir ese papel en carne propia y tú no lo haces nada bien.- Está conversación había acabado desde su punto de vista. Le dio la espalda de inmediato tratando de volver al gran salón pero Anne tomó su brazo deteniéndola.

-Nasiens por favor, te ruego que por lo menos me escuches... Percival, el no tiene la culpa de...- Fue interrumpida de inmediato con una bofetada que resonó fuertemente y capto la atención de los nobles que estaban cerca del balcón ocasionando un silencio incómodo. -El ya no me importa... ¿Acaso el te envío a solucionar sus errores?... O lo hace porque tienes tan poca autoestima que necesitas tenerlo a tu lado para sentirte completa... Aunque sabes que el jamás de preferirá a tí. Lo gracioso de todo esto es que me das lástima... Tú tienes que conformarte con mis sobras abrirle las piernas a un hombre para que siquiera voltee a verte... No tienes idea del placer que me da saber...- Se acerco con cuidado a su oído. -Que el siempre... Siempre gritara mi nombre y verá mi rostro en tu cuerpo, cada vez que te meta la verga...

Se safo de inmediato del agarre mientras las lágrimas de Anne caían silenciosamente. -Una mujer vale mucho para un hombre no solo por su belleza, sino por su inteligencia... Su delicadeza... Su educación... Y justo en esas partes es donde se decepcionan de tí. Tengo a dos reyes y al mismísimo spiritu de la muerte rogando por mi amor.- dio marcha directo hacia la entrada de vuelta al salón de baile, pero antes de entrar se detuvo en el marco de la puerta. -Sabes... Un beso... Una caricia... Una mirada a lo prohibido y deseado hipnotiza a los hombres... Ellos son la raza débil, y mujeres como nosotras son la razón detrás de su éxito... Lo patético aquí, es que pides disculpas... Demasiado tarde.-