Capítulo 3. Max

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Fue un largo día de trabajo, confieso que en la reunión estaba algo perdida. Los clientes no estaban muy contentos con el cambio de abogados, pero bueno estuve tratando con ellos toda la tarde. Y Ceci me dijo que mañana tengo dos citas con los clientes temprano.

Empecé a cocinarme una pasta y ya tenía una ensalada echa, tenía hambre. Me devore el plato y me puse a ver televisión, luego me aburrí y me puse a navegar en internet, no sé cómo pero teclee el nombre de mi jefe Daniel Hamilton, había muchas páginas me metí a una que me llamo la atención. Además me convencí que solo estaba buscando información de la persona que me contrato y odie su extraña forma de entrevistarme cuando entre, aunque el profesor Thompson me recomendó dijo que Daniel era el que decía si me quedaba o no. Es frustrante de cierta forma estar a las órdenes de un mujeriego, aunque su vida personal no debe ser un asunto mío, ¡me incomoda!.

El contenido de la página, decía que era una de los solteros más codiciados de New York, que a su corta edad de 26 años había logrado mucho como abogado y que el bufete estaba teniendo mucho éxito, claro también lo vinculaba con su padre el gran abogado y empresario Roberto Hamilton. Busque por curiosidad alguna relación amorosa, ninguna salía en varias fotos con distintas mujeres, todas parecían modelos, observe que en varias salía con Amanda algunas muy juntos como si fueran amigos íntimos o algo más. Me desperece del sofá de donde me encontraba sentada, ya no quería seguir viendo a ese tipo tan arrogante, no sé porque pero le tenía odio.

***

A la mañana siguiente, si me levante temprano tome una ducha, me puse mi elegante traje de trabajo baje del edificio y camine hacia mi cafetería favorita, estaba de buen humor y no quería amargarme pensado en tonterías que no me llevarían a ningún lado.

Con mi café humeante en la mano, entre al edificio donde ayer había conseguido trabajo, la misma recepcionista me saludo de forma alegre, le conteste de la misma forma, subí el ascensor pero una mano con traje detuvo la puerta.

—Buenos días señorita Bennett —era Daniel, hablándome de una forma tan cordial. Pero después sonrió como si algo que yo tuviera le parecería divertido.

—Buenos días. Señor Hamilton —dije de forma cortante

—En el edificio tenemos nuestra propia cafetería—dice de repente

— ¿Eh?

Señala mi vaso de café

—Eso lo pudo obtener gratis. Beneficios de trabajar en este Bufete —dice de forma galante

—No estaba enterada—le di un sorbo a mi delicioso café —pero no importa, ¡me encanta este!

Llegamos al último piso, donde trabajábamos, ya quería ir a mi oficina simplemente no soportaba la arrogancia de este tipo.

— ¿Me das un poco? —dice en tono inocente, yo lo observe perpleja—solo quiero comprobar, ¿Por qué es tan bueno su café?

—Le puedo decir porque me parece bueno, sin necesidad de que usted lo pruebe —dije molesta

—No es lo mismo. Los dos podemos diferir al tener perspectivas distintas del sabor de ese café —Señalo mi vaso

—Supongo, pero con tal que a mí me guste, estoy satisfecha

—Pero yo no —no lo vi venir cuando, agarro de mi vaso y tomo de mi café —tiene razón señorita Bennett, esta delicioso. —Me regresa el vaso

—Para la próxima le traigo uno y no toma mi café —dije ya de mal humor

—Claro, lo esperare. Con dos de azúcar, ya sabe usted lo toma muy amargo.

¡Qué descaro!, sin más. Se fue a su oficina.

Entre a mi oficina. Ceci me informo que pronto empezara la reunión de la mañana y yo ya estoy estresada.

Sofía, entra a mi oficina tenía una expresión alegre en su rostro como siempre bueno es una forma de decirlo, apenas la conocí ayer, pero desde que la conocí pareciera que caminara en las nubes.

—Jenny, ¿Por qué te puedo decir así verdad? —se sienta al frente

—Claro puedes sentarte, no estoy esperando a ningún cliente.—solté sarcástica

—No seas gruñona. Te saldrá una arruga en la frente. Sé que los señores cooper estarán aquí pronto. Son difíciles de tratar así que tendrás que armarte de paciencia

— ¿En serio?

—Sí. Descuida lo harás bien

— ¿Qué te trae por aquí?

—Visitando. La verdad me he escapado —sonríe—y me estoy escondiendo, hay un caso que me tiene con dolor de cabeza y mi secretaria me llena de trabajo. ¡Muchos casos!

— ¿Puedo ayudarte?

—No cariño, apenas inicias debes de acostumbrarte, te aseguro que no querrás tener mi número de clientes. A parte de los habituales nos contrata por fuera.

—Supongo. Pero a mí en lo personal me parece emocionante.

—Te voy a preguntar si te sigue pareciendo emocionante cuando lleves un año trabajando aquí.

Empezamos hablar un buen rato, ella me narraba su experiencia trabajando aquí y como había sido juzgada como chiquilla como yo lo hice ayer, me sentí apenada ante el comentario, pero la charla fue entretenida.

— ¡Sofía!

—Dios ya se dieron cuenta de mi ausencia. Nos vemos Jenny

—Claro

Se fue, proseguí con mi trabajo, no era tan pesado recibí a los cooper y si fue algo estresante. Cuando ellos se fueron pensé descansar pero de pronto escuche una voz que conocía en los pasillos, Salí afuera a comprobar y si era él.

—Ya te dije incompetente que quiero hablar con el dueño de este lugar. Es un asunto importante. ¡Llámalo ahora!

La pobre secretaria de Daniel estaba pálida, ante la actitud de este prepotente.

—Señor ya le dije usted no cuenta con una cita y el señor Hamilton se encuentra en una reunión.

Decidí intervenir para que a la pobre no le diera un infarto.

—Tan escandaloso como siempre

El voltea y me observa, sonríe de lado y camina hacia mí.

—Mi querida Jenny —me abraza, lo aleje—Tan cariñosa como siempre

—Max. No has cambiado nada

Él se acerca y roza sus manos en mi mejilla, la aparte de un manotazo.

— ¿Todavía me guardas rencor? —se hizo el ofendido poniendo una mano en su pecho de manera dramática — ¿Trabajas aquí?

—Así es, ¿tú que haces aquí?

—Entonces procurare venir más seguido. Soy cliente del Bufete

—Porque será que no me sorprende. Pero supongo que es tu padre el cliente, tú no sirves para nada

—Oh Jenny, no me ofendas. Sabes que puedo ser eficiente y de muchas maneras

—Como si me importara tu supuesta eficiencia.

La puerta del despacho de Daniel se abrió, tenía la cara encolerizada, parece que la reunión que tenía no salió bien, miro a Max y le hizo seña para que entraran a su oficina unos hombres japoneses con traje salían del lugar, Max antes de irse me guiño el ojo, Daniel miro la escena curioso, después ambos desaparecieron detrás de esa puerta

Oh no pensé, no quiero tener cerca a Max, por el había perdido el ultimo gramo de confianza que tenía en ellos, tener a mi ex cerca solo será un dolor de cabeza. Max no te quiero devuelta en mi vida.

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Legalmente adorable (LTFL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora