Capítulo 8. Enfermera de noche, abogada de día

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Al llegar a la mansión se abrieron las rejas automáticamente. Maneje hasta dentro pude observar un lindo jardín tarde unos minutos hasta encontrarme con la enorme casa que antes solo las había visto en película, me estacione y Daniel parecía dormido lo moví un poco para que reaccionara y estaba caliente.

—Ya llegamos señor Hamilton— le dije, me baje del auto y me dirigí al asiento del copiloto, para ayudar a Daniel a bajarse, apoyo su mano sobre mi hombre y caminábamos hasta adentro

Toque el timbre antes de entrar y nos abrió una señora

—Oh, joven Daniel ¿qué le ocurrió?—dijo la mujer preocupada

—Solo se pasó de copas y creo que tiene fiebre está ardiendo— dije explicándole a la señora preocupada aun no sabía quién era ella

—Si querías elogiarme, no era necesario mencionar la fiebre— dijo Daniel

—Cállate, no estás en condiciones de hablar— le ordene

—Señorita, me puede ayudar a llevarlo a su habitación—dijo la mujer muy amablemente

—Claro— le sonreí y juntas cargamos a Daniel hasta su habitación

—Será mejor que ya me vaya se lo dejo en sus manos— le dije a la mujer

—Descuide señorita, yo lo cuido— y lo miro de forma maternal

—Gracias— cuando me levante de la cama de Daniel donde estaba para acostarlo, sentí que alguien me detuvo el brazo, voltee a ver y si era Daniel

— ¿Qué quieres? — no quise sonar brusca, él se encontraba enfermo.

—Quédate, no me dejes solo— logro decir después de mirarme fijamente unos segundos.

—No puedo, mañana tengo que hablar con los tíos del caso que me asignaste— le dije intentándome zafar de su tacto— además esta señora te va a cuidar— dije mirando a la señora que me observaba divertida

—No, María ya ha trabajado mucho hoy— me dijo, después la miro a ella— María puedes ir a descansar

—Como usted ordene señorito— hizo sonrisa como de complicidad y salió de la habitación.

Por cierto hasta el momento no me había detener observarla era muy grande, las paredes eran color perla, tenía un escritorio con un montón de documentos apilados, una gran cama que bien podrían dormir cinco personas, en la pared habían unos cuadros de pintoras famosas parecían las originales. También había dos enormes libreros, con muchos libros claro esta me dio curiosidad leer alguno, me levante y me dirija hasta ahí para apreciar más de cerca los libros.

—Tenemos una biblioteca, pero me gusta leer en privado por eso tengo esos libros aquí—dijo Daniel con vos ronca se le notaba cansado con ojeras, pálido y claro tenía fiebre y me había pedido que me quedara se me estaba olvidando el pequeño detalle que me incomoda y me pone muy nerviosa su presencia

—Daniel, ¿qué esperas que haga?, tienes fiebre, ¿cómo pretendes que me quede? — admito estaba nerviosa no sabía para que me había pedido que me quedara

—Solo quiero que me cuides Jennifer es mucho pedir, como ya lo dijiste tengo fiebre y eso es algo que no me puedo permitir— de que habla es humano, cualquiera puede enfermarse—sé lo que estás pensando pero en este momento tengo un caso importante y no me puedo dar el lujo de faltar

—Disculpa, pero ¿estas pensando que me quede contigo toda la noche hasta que se te baje la fiebre?

—Exactamente, ves que eres inteligente- sonrió burlón, ¿cómo tenía energía para burlarse?

Legalmente adorable (LTFL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora