Capítulo 7. Celoso ¿yo?, ya quisieras.

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Me llevo a un lugar apartado, el corazón me palpitaba muy fuerte la cabeza me daba vuelta. Sentí su respiración cerca me ponía la piel de gallina, ¿cómo es que este hombre tan cínico, mujeriego lograba que me alterase de tal forma?, al fin puse atención a lo que me estaba diciendo. Su forma de mirar y su voz eran un poco brusca, así que me desperté de mi nube y escuche.

—Vaya, si me lo hubiesen contado por un instante no me lo creía, pero ya decía yo de que eras de ese tipo, te haces la difícil para después caer en los brazos del primero que se te cruza—dijo Daniel, aun molesto.

Pero lo que decía me estaba martillando en mi corazón me sentí pequeña, de seguro me puse roja de la cólera este "tipo" me recordaba a ese imbécil que tuve de novio y que me juzgo sin razón pero este no tenía motivos para insultarme yo no era nada suyo y se lo haría saber.

—No tienes ningún derecho a tratarme así, no soy nada tuyo— el sonrío de forma perversa cuando dije eso— y Pablo es un amigo no te metas en mis asuntos, puede que seas mi jefe donde trabaje y tenga que tenerte cierto respeto pero afuera no eres nadie para mí—al decir este último volvió a reírse de forma cínica

—Claro, esto es lo que se gana uno siendo caballeroso, yo observe la escena el tipo casi te viola en la pista, creí que te ayudaba, pero que veo que te gusta que te traten así—se acercó más a mi cara— no sabía que eras masoquista

—No lo soy—lo rete viéndole fijamente.

Agarro un mechón de mi cabello y lo acomodo en mi oreja, yo me ruborice cuando él hizo eso.

—Sabes a mí me gustan las sumisas—se acercó más y mordió el lóbulo de mi oreja.

Yo seguro estaba colorada, no sentí el momento en que Pablo se acercó.

—Jennifer, yo no sabía que tenías novio, perdón— se disculpó, se rascaba la cabeza— pensé que estabas soltera.

—Y si lo estoy, esta persona no es nada mío— dije señalando despectivamente a Daniel

 Él ni se molestó de pronto se escuchó una voz chillona que abrazaba a Daniel por detrás.

—Amorcito, ya vine ¿y estos quienes son? — dijo una rubia, parecida a Amanda. Nada más que esta era enana.

—No son nadie—dijo Daniel

Agarro de la mano a la tonta rubia esa y se fue con ella. No antes sin guiñarme un ojo, la rubia tonta no se dio cuenta y Pablo tampoco estaba distraído viendo el trasero de esa. Claro tenía que ser hombre, yo aún seguía perpleja por lo ocurrido me costaba procesarlo, hasta que Pablo me saco de mis pensamientos

—Así que tu ex...—intento indagar, para ver qué tipo de conexión me unía con el imbécil de Daniel.

—No, no lo es, solo es...mi jefe

Seguía molesta, ¿Qué derechos tenía el de tratarme así?, además ya estaba con alguien, el solo es un descarado que no merece que moleste por él.

—Vaya que posesivo es tu jefe, se nota que quiere algo más contigo— dijo Pablo, supongo que quería saber más

—Sí, pero no se lo voy a permitir, a mí no me gustan los mujeriegos—lo dije con dobles intenciones para que Pablo captara la indirecta, aún recordaba cómo se había atrevido a besarme, pensó que era una fácil, pues se equivocó.

—Tranquila, mi Jennifer— se me acerco, e intento darme un abrazo, lo cual yo me aparte bruscamente.

Si era por lástima que lo hacía no soportaba que nadie me tuviera lastima, y si era por segundas intenciones intentando aprovecharse de la situación, no se lo iba a permitir y ¿en qué momento me convertí en su Jennifer?, yo no le pertenecía a nadie.

Legalmente adorable (LTFL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora