El nuevo Aoba (Otra perspectiva: Parte dos)

343 27 5
                                    

Quizás la primera vez no conté con exactitud mis "experiencias".

Mentí, exageré en algunos hechos. Pero, ahora creo que no tengo más reparos en decir la verdad, ya no hay nada que me lo impida, o que me convenza de sumergirme en esos delirios nuevamente.

Esos dos rubios... no eran lo que pensé, los imaginaba como seres sin alma, fríos y enfermos mentales.

Pero ahora creo que entiendo; quizás lo más aterrador de toda mi antigua situación, y que no noté cuando estaba allí... era que Trip y Virus lucían como personas comunes; no daban una apariencia que pudiera ser detectada como una amenaza o un depredador; al menos así era cuando estábamos en el Viejo Distrito.

Luego de que me secuestraron, asocié esa imagen común y amigable con un peligro. Estaba a la defensiva de todo, siempre me sentía observado, cuando me dejaban en casa solo sollozaba pero procuraba hacerlo en voz baja, todo por temor a que ellos se ocultaran allí... entre las sombras... en la oscuridad total que me envolvía.

Si me dejaban "caminar" un rato o más bien gatear por el piso, el roce repentino de alguna cortina o el tropezar con algún cojín me hacía sobresaltarme aterrorizado de que me tocaran.

Los primeros días peleaba por escapar, cada segundo del día procuraba gritar con la esperanza de que alguien me encontrara o revolverme entre mis ataduras hasta que mi piel sangrara. Debido a ello me quedaron cicatrices, físicamente y en cualquier otro sentido de la palabra; mis muñecas conservaban aún marcas de las esposas y cuerdas con las que me ataban cada día, e inclusive mi mente llegó a herirse durante el proceso que me hicieron pasar... pero, eso no significa que las heridas de la mente sanen más rápido, algunas en realidad no llegan a cerrarse nunca... son diferentes al daño físico.

Progresivamente perdí la voluntad de resistirme, mis cuerdas vocales se desgastaron y solo respondían para gemir. Dejé de luchar con el paso de los meses y permitía que ellos me dejaran inmovilizado... ya no tenía orgullo, tuve que tragarme la poca gallardía que me quedaba para poder sobrevivir a las torturas que experimentaba.

Virus siempre disfrutó verme sufriendo a causa del él, ahora entiendo que el poder dominarme y saber que aún así yo poseía un poder más allá de la mente humana... le hacía sentir como si fuera superior a los dioses. Más grande que cualquier divinidad. Yo era un ángel para él, tenía una demente y apasionada obsesión por mí. "Me amaba con locura y pasión" literalmente. Uno de sus mayores placeres era atormentarme con su mirada, su mirada me hacía temblar; así él no necesitaba golpearme o herirme, podía hacerme sentir indefenso y vulnerable sin siquiera tocarme. Cuando de verdad entraba en pánico, era cuando él sonreía y se acercaba a mí; no podía pensar en nada, me congelaba y sentía cómo cada músculo de mi cuerpo se paralizaba ante su tacto.

Trip era diferente, él no entendía nada sobre acechar en silencio. Prefería herirme directamente; descargar todo lo que sentía conmigo. Jamás olvidaré esa sonrisa que mostraba cuando decía "¡Que lindo, Aoba!" y luego procedía a torturarme de forma horrible...

Cortarme con su navaja, violarme hasta que ya no pudiera llorar más, quemarme, intentar ahogarme, atarme, hacer que Welter me mordiera y jugara conmigo como si fuera su comida... en eso se basó la mitad del tiempo que pasé secuestrado junto a aquel par.

Muchas veces consideré suicidarme para no tener que soportarlo. Pero era imposible, cada minuto del día estaba vigilado. Por unos ojos de un reptil enloquecido o por los de una bestia monstruosa.

Ellos me atendían, dedicaban y basaban sus vidas en mí, su mundo giraba alrededor de mantenerme encerrado. Yo pasaba de un cuarto a otro cada día, a veces tenía que estar con ambos al mismo tiempo; me bañaban, me llevaban a dormir e incluso me alimentaban. Considerando que yo ya casi no era capaz de moverme por mí mismo, quizás fue lo mejor, o fue preferible a que muriera lentamente de inanición e hipotermia.

Why him?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora