﹝¿QUIERES ESCUCHAR LA HISTORIA? ﹞

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Akashi y Kuroko se encuentran sentados en una banca cerca del parque de juegos, contemplando como Nikko sube con una radiante sonrisa las escaleras de la resbaladilla.

La idea de ir a un parque fue de Akashi, él había supuesto que era bueno para Kuroko y su pequeño clon.

Había un silencio tranquilo entre ellos, con las risas, pláticas y el viento golpeando los árboles como sus acompañantes.

—Soy virgen —soltó Kuroko, rompiendo el silencio.

Akashi al escuchar eso comenzó a reír.

—Claro, y yo igual, ¿no? —comento sarcástico volteando a ver los ojos azules y se quedó callado al ver aquella semblanza seria —. Espera —frunció el ceño —. ¿Qué?

—Nikko no nació porque yo hubiera hecho el amor o solo sexo. Él —suspiro —, Esto va a tardar, pero ¿escucharías la historia?

Sonrió.

—He esperado a que me la cuentes desde hace tiempo.

El chico de ojos azules se mordió el labio.

—Durante el segundo año de preparatoria la situación económica de mi familia era muy dura. El hermano de mi madre se enteró de esto y nos fue a visitar, en ese tiempo pensábamos que trabajaba en un consultorio médico; nos habló que en donde trabajan buscaban donantes de esperma —un leve sonrojo se pintó sus mejillas —, que nos pagaría muy bien por hacerlo. Mi madre se negó rotundamente a que mi padre lo hiciera, así que me obligo a mí hacerlo. Mi tío nos dio una grande cantidad, lo que hizo que mis padres supusieran que saldríamos adelante de ese problema, pero fue todo lo contrario. Mi padre ya había conseguido trabajo, pero gastaba el dinero en apuestas, llevándonos a la bancarrota. Fue en vacaciones de verano cuando regreso mi tío, y le propuso a mi madre que yo me fuera a trabajar con él a Okinawa.

»Cuando estuve allá me lleve la desagradable noticia de que en realidad mi tío no trabajaba como médico, sino como un tratante de personas y proxeneta. Hacía que las prostitutas se embarazaran para luego vender a sus hijos, era realmente horrible —apretó con fuerza sus manos y volteo a ver Akashi—. No me comunique con ustedes porque una vez estando allí mi tío les ordenó a sus "guardias" que esculcaran todas mis cosas en busca de direcciones, números de teléfonos, correos y cualquier aparato con el que pudiera tener contacto con alguien —regreso su vista al frente —. Lo más asombroso fue el enterarme en mi primer día que una de las prostitutas tenía un hijo mío. Realmente fue una sorpresa...

»Estar allí fue una pesadilla. Todos los días tenía que presenciar como humanos trataban como animales a otros humanos —sus brazos y piernas comenzaron a temblar —. Aunque tampoco era tan difícil; las personas que trabajan allí me ayudaron, más Hiroko y Nikko, ellos fueron mis salvavidas —sonrió —. Trabaje para mi tío tres años, el tercero fue el más difícil para mí y sobre todo para Nikko —lagrimas se habían acumulado en sus parpados —. Hiroko había muerto en manos de uno de los clientes, la asesinaron y no pude hacer nada —bajo la cabeza dejando salir todas aquellas lágrimas —. Pude salir de allí ya que alguien denuncio el lugar, casi voy a la cárcel, pero mi tío declaro que me obligo a trabajar con él. Mis padres se enteraron al poco tiempo, pero al saber que tuve un hijo con Hiroko se negaron rotundamente a que se quedara con nosotros, entonces fue cuando les dije que si Nikko no iba con nosotros, yo tampoco iría con ellos, fue así como me quede dos años más en Okinawa, trabaje en un bar tocando en un banda, nos iba muy bien, regrese gracias a que íbamos a firmar un contrato, pero tuvimos un inconveniente —se pasó sus manos por su cara —. Como yo ya había rentado un departamento me quede, conseguí trabajo en el restaurante y ahora estamos aquí... —saludo a lo lejos a Nikko que se columpiaba.

Akashi miro serio al chico que estaba a su lado y no supo que decir, sin embargo, sabía qué hacer en este tipo de situaciones. Lo abrazo. Kuroko al sentir aquellos cálidos brazos, no pudo evitar romperse un poco. Las lágrimas se volvieron acumular en sus parpados y se acurruco en los brazos de Akashi ocultando su rostro.

—P...perdón —hablo entrecortadamente.

—¿Por qué te disculpas? —le acaricio sus suaves cabellos.

—P...por no po...poder comunicarme con alguno de ustedes —se sorbió la nariz.

—No te preocupes por eso, ahora estas aquí...conmigo —bajo la cabeza para ver los orbes azules del más bajo.

Kuroko al ver aquellos ojos rojos no logró evitar sonrojarse.

—¡Papi! —grito Nikko acercándose corriendo.

Kuroko se alejo rápidamente de Akashi, quien tenía una ligera sonrisa burlesca en sus labios.

—¿Qué pasa Nikko? —lo volteo a ver con una sonrisa.

Nikko al notar los ojos rojos de su padre frunció el ceño y dirigió su mirada a Akashi, para después regresarla a su padre.

—Quiero un helado.

—Vamos por tu helado —se levantó y le extendió la mano al pequeño.

—¿Puedo quedarme?

Frunció el ceño, pero luego le revolvió los cabellos.

—Está bien, ahora regreso. Cuídalo, Akashi-kun.

Dio media vuelta y comenzó a caminar.

Al ver alejarse a su padre, giró su rostro para ver al pelirrojo con una seria mirada.

—Akashi —lo llamo.

Lo volteo a ver y le sonrió.

—¿Qué pasa Nikko?

—Has hecho llorar a papá y eso nunca te lo perdonare —le sacó la lengua antes de salir corriendo en dirección en la que se fue Kuroko dejando a un sorprendido Akashi.


...❤...

❣1800❣

"¿Y si hubiera sido ella la que salia corriendo, Akashi la aplastaba con el auto, después ponía en reversa el auto y la volvia a aplastar y que el cuerpo muerto hubiera desaparecido y no culpan a nadie por el asesinato...

seria bonito, ya me lo imagino (o゚▽゚)...."

 YukiDrew

  (inicio del club: Odio a la mamá de Kuroko)  

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Kayrim

El pequeño Kuroko #PremiosKnB2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora