Tras las confesiones de la noche, llegó la mañana. Esta amaneció soleada y despejada completamente de nubes. Algo bueno para Almudena y Julieta que a las seis de la mañana ya se dirigian al despacho de su director para buscar en el un diario cerrado con una llave del tamaño de la que ellas tenian. Llegaron a la habitación tres minutos después, tras correr a toda velocidad la distancia que separaba su cuarto del despacho. Una vez alli, ambas fueron lo mas sigilosas posibles para que nadie descubriera que se estaban colando en una habitacion prohibida al alumnado (a no ser que alguien las hubiera castigado) para intentar encontrar un simple diario que Julieta le podria haber pedido a su amigo, el director. Pero bueno, como este no es el caso, continuamos con la historia. Cuando consiguieron entrar, rebuscaron en todos los cajones que vieron, pero bo encontraron nada. Fué cuando se dieron cuenta de que en la pared de detrás del escritorio había un pequeño respiradero cerrado con un enano candado. En cuanto lo vió, Julieta sacó la llave que habian conseguido del bolsillo de su pantalón e intentó abrirlo. Tras introducir la llave en la cerradura y dar un pequeño giro, el candado cedió y el respiradero se abrió.
Lo que habia en su interior sorprendió a las chicas. Nada. No habia nada. Se llevaron un gran golpe por lo que dejaron todo como estaba y volvieron a su habitación un poco tristes y apagadas. Pero lo que no sabian era que ese mismo dia descubririan un gran avance. Un secreto muy bien guardado por todos los profesores y por gran parte del alumnado del centro
