Cuando acabaron de comer, claro está en su habitación, volvieron corriendo a clase. Ese día podrian sentarse donde quisieran y no permitirian que las separasen en un momento tan delicado. Como era de esperar, llegaron las primeras y escogieron la ultima fila para estar seguras de que los profesores no se daban cuenta de que no prestaban atención ni hacían los deberes. Pero llegó el momento de recibir una aburridísima hora de matemáticas, la asignatura que Julieta peor llevaba. Y gracias a su pésima suerte, justo ese día le tocó corregir.
-Julieta, porfavor, ¿podrías salir a la pizarra y enseñarnos como se hace la ecuación del ejercicio 19?
-Lo siento señorita Hupper, pero sería perder el tiempo.
-Nunca se pierde el tiempo. Sal a la pizarra. ¡Ya!
-De acuerdoY como era de esperar Julieta fué incapaz de resolver la ecuación, por lo que la enviaron junto al director Sebastian, para que el decidiera que hacer y que castigo imponerle a la chica por no traer los deberes hechos. Pero cuando la joven llegó allí en lo primero que pensó fué en aquellos extraños libros y la condición que Diego le había puesto para leerlos, asi que cuando entró, le dijo todo lo que queria acerca de la biblioteca.
-Buenas tardes, director Sebastian. ¿Como se encuentra hoy?
-Buenas tardes Julieta, ¡que agradable visita!. No me encuentro mal, se podria decir. ¿ Por qué te han enviado aquí esta vez?
-Verá... no he hecho los deberes de matemáticas, pero antes de que me imponga un castigo me gustaría preguntarle una cosa.
-Adelante
-He estado por la biblioteca y he encontrado unos libros que me gustaría leer, pero para hacerlo necesito su permiso...
-Bien, ¿de que libros estamos hablando?
-La llamada de Julieta y Diego y yo.
-Ven, tengo que contarte una historia.
-De acuerdo. ¿Quiere ir a dar un paseo o es incapaz?
-Por supuesto que vamos.
-Esta historia se remonta a los tiempos de la guerra civil. Una época fría, peligrosa y horrible. Yo tendría unos 13 años cuando mi padre se tuvo que ir como militar a batallar contra nuestros vecinos, los portugueses. Fué entonces cuando me regaló el colgante de su abuela y dos libros, esos de los que me has hablado. Me dijo que debía guardarlo con toda mi alma, y lo hice. Decidí esconderlo en un lugar que no descubriría nadie y tras pensarlo mucho, pensé que estaría bien juntar todas las posesiones de mi padre en una. Asi que cogí los libros y les recorté el interior de todas las páginas de forma que formaran una especie de cofre. Luego partí el collar en dos, de forma que si perdía un trozo siempre me quedara el otro, y metí cada uno en un libro. Meses mas tarde descubrí que mi padre habia muerto. Desde ese momento me prometí guardar los libros en una biblioteca, la biblioteca de mi propio colegio y buscar a una persona que los protegiera si alguien quería cogerlos. Conseguí cumplir mis promesas, pero no conseguí tener hijos, por eso te cuento esto a ti. Me gustaría que tu te hicieras cargo de ellos, pues te quiero como a una hija.
-Me encantaría
-Entonces vamos a buscarlos y luego vuelve a clase.
En la biblioteca, Diego los recibió como si hubiera cambiado de forma fantasmal y les dió los libros de buena gana. Tras esto Julieta se despidió de Sebastian y fué corriendo a clase. Una vez alli, prestó aparente atención pero en realidad estaba sumergida en sus pensamientos.