Capítulo 3

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Malditos idiotas.

Samantha creía que yo iba a ser una chica callada retraida y juiciosa... pues estaba muy equivocada, mi padre no me quería, mi madre no me quiere en su vida otra vez, lo siento en la forma de mirarme, de hablar, y yo la verdad no quiero estar con ella.

Después de que todos esos malditos idiotas se presentaran me llevaron al comedor, sirvieron el almuerzo, nadie habló después de que el pastor diera las gracias.

Al terminar todos se levantaron y se despidieron. Desde que les dije que tenía hambre, no dije más nada, porque creo que habría mandado a la mierda a todos, y me habría largado así fuera caminando.

Samantha me llevó a mi "habitacion" ella iba entrar conmigo y le cerre la puerta en la cara.

¿Rosa? ¿Una habitación rosa? Dios... Esta mujer piensa que soy una niña anticuada.
No hare más lios, ya cerraré la bocota y me acostumbraré, falta ver donde voy a estudiar y haré mi rutina como se debe, eso creo yo... si no se meten conmigo.

La habitación no esta nada mal, exceptuando el color, es espaciosa y tiene un gran ventanal donde puedo ver la habitación de mi vecino, al que no conozco, ¿será guapo?.

***

Después de acomodarme, desempacar y dejar todo ordenado, me doy cuenta que nunca tuve mucho, tengo cosas, pero ninguna es valiosa para mí, podrían perderse y jamás me enteraría.

Solo tengo a Lucky, un pequeño peluche, viejo y desgastado, creo que lo he tenido toda mi vida, creo.

Me cambio los jeans por unos shorts y una blusa corta, cabe resaltar que estoy odiando el calor que hace. Voy a salir, necesito aire.

Al parecer no hay nadie en casa, así que aprovecho y me voy caminando, al salir hay un grupo de chicos, todos vestidos para la iglesia, me miran, me miran y me siguen mirando.

¡Uh ohh! ¿David?
-¿Qué? ¿acaso nunca han visto a una chica?

-¿Qué haces en la calle? -pregunta David -¿y más vestida como una prostituta?

-¡Prostituta tu madrecita! ¡Maldito idiota! -le guiñé el ojo izquierdo y no pude evitar sonreir satisfactoriamente.

Al parecer a David no le agradó mi respuesta, su cara se fué tornando color tomate, me tomó del brazo bruscamente y acercó su cara a la mía quedando entre nosotros poco centímetros.

-¡MI MADRE ES UNA SANTA, EN TU PUTA VIDA TE VUELVAS A ATREVER A DECIR ALGO SOBRE ELLA!. -Se le fué lo santo al angelito.

-Yo soy casi una santa, ¡así que NO ME VUELVAS A LLAMAR PUTA o te cortare las pelotas cabrón!

-¿Estás segura? ¿santa? ¿tú? -Esboza una sonrisa antes de dejar salir una carcajada, su risa es desesperante-  Tienes más cara de puta que cualquier chica, ¿haz visto tu ropa?, las mujereres DECENTES no visten así.

- ¿Ah si? ¿y como se visten? ¿Con vestidos largos y tunicas? ¿O sea que si me visto así se me quitaría lo puta y me vuelvo "santa"?

David, el chico "rudo religioso" se calla.

-¿Quieres besarme o ya te vas a apartar? - Le pregunté.

-No tocaría tus labios ni aunque fueras la ultima chica del mundo querida Elena.

-Yo que tú, no aseguraría nada, ni buscaría más problemas. Mira que sólo llevo un día aquí y no sabes los alcances que tengo, así que te recomiendo lo siguiente "dos puntos" -dije- ,quédate calladito y no me jodas, te conviene.

-Ojalá no hubieras venido a dañar la traquilidad de nuestras vidas.

-¡David Mattew! -Grita el pastor -¿Qué crees que haces acosando a esa jovencita? -El demonio, ahora ángelito, me suelta rápidamente y se aparta.

-Padre,¿Acaso no ves como está vestida? ¡Nos avergüenza!

-Hijo, ella viene de la ciudad, no esta acostumbrada al clima. Ruego sus disculpas señorita... Blacke, como verá, somos un pueblo muy religioso y no acostumbramos a ver personas con diferente manera de vestir, si gusta cambiarse y acompañarnos a la misa, estaríamos muy alegres.

¡Wow! Es la primera persona que me habla con tanta amabilidad desde que Anita, mi nana, se fué de la casa.

-Um gracias, pero creo que mejor volveré a casa de Samantha. - sin decir más, tomé camino de regreso, salir es un peligro.

***

No hay gran cosa en esta casa, no hay señal para mi teléfono, no tengo internet, no hay discotecas, y al parecer no hay gimnasio.
Creo que lo mejor que podría hacer seria hablar con samantha, mañana es domingo y no se que tengo que hacer.

Bajo las escaleras y busco en la casa una señal de vida, pero no hay nadie, voy a la cocina, quieria algo de comer, abro la nevera, sólo hay cosas integrales, fruta y jugo. ¿No hay carne? - Que mala vida lleva esta gente.   - dije en voz alta, saco una pera y me paro fuera de la casa, no he tenido mucho tiempo de admirar las cosas de mi alrededor. El jardín es muy lindo, hay muchas flores, al frente también y a donde sea que mire, todo parece sacado de cuento.

Miro mi reloj de muñeca y faltan quince minutos para las seis. Creo que ya es hora de ir a dormir, me dirijo a la entrada cuando alguien me habla.

-¡Linda ropa eh! -dice Sophie, la miro como si el mismísimo Satán me hubiera poseido y entiende el mensaje.- ¿quieres venir a mi casa a hacerme compañia? Me duele la cabeza y mi familia llega hasta más tarde.

-No lo creo, pareces muy buena e inocente para que estés con alguien como yo.

-¿Alguien como tú? Eres buena, y sé que estás pasando por un cruel momento, te comprendo, si mi padre muriera...

-Creo que lo mejor será irme a dormir -la interrumpí.

-La señora samantha y el señor Dan no llegaran hasta mas tarde, vamos, acompañame.

-¿Dónde estan?-En realidad no me importaba, tan solo no quería estar con ella.

-En la iglesia, como todos en el pueblo excepto tú y yo, regreso ya a mi casa, me duele la cabeza. -Noté cierta tristeza en sus ojos, pero no me interesa 

-Gracias por la información.-sonrio levemente, entro a la casa y voy derecho a mi habitacion, ya mañana esperaré la charla con mi adorada madre (notese el sarcasmo).

Es muy frustrante tener que seguir las reglas de otras personas cuando estas acostumbrado a ser tu propio jefe.

Black And WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora