Capítulo 17

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¡He caído en vergüenza!

No sé qué me habrá dado Juana, pero me tiene mal. David me alza bruscamente por un brazo y me arrastra hasta el baño.

-¡He! Calmate, ¡puedo caminar sola imbécil!

- A ver Helena, si te has dado cuenta, Juana te ha dado una combinación de alcohol que te ha dejado frita, uno no se da cuenta al comienzo, pero después de unos minutos se comienza a perder el sentido, a todos nos pasó la primer vez que vinimos aquí, así que siendo tú tan astuta no se cómo has podido caer en tan estúpida broma.

-pues... pues... ¡Coño!

David no me dejó terminar de hablar cuando metió mi cabeza bajo el grifo del agua.

-Eres una tonta, ¿cómo estás tomando cosas raras y sin tener al menos compañía? ¡Ni siquiera sabes cómo vas a volver a tu casa!

Creo que ya me estoy despabilado y la verdad ese griterío y ese tonito ya me está colmando la paciencia.
Empujo a David como puedo y alzo mi cabeza, me imagino que debo verme como la chica del aro, con los mechones pegados a la cara y el lápiz de ojos todo chorreado.

-David, deja de gritarme, soy consciente de que estoy sola, lo he estado siempre y me las he apañado para llegar bien a donde sea que viva por el momento, así que deja la puta canaleta que no eres mi novio ni nadie que tenga poder sobre mi.- Le digo en tono suave.

-Eres una puta loca. -Dice saliendo del baño dando un portazo.

Bueno, me fijo en el espejo y mi camisa esta toda mojada y estoy del asco. No sé qué le pasa a ese estúpido, ¿es que acaso anda siguiéndome? Y Juana qué mierda me habrá dado, y hablando de la reina.

-Te estaba buscando, te voy a llevar a casa.-Dice esta sin más.

Esto no se queda así. Al darme ella la espalda la empujo.

-¡¿Pero que mierda te pasa?!.- Dice dándose la vuelta.

-¿!Qué carajos te pasa a ti!?- Le digo agarrándola por el cuello. -¿¡Qué mierda me has dado!?

-¡Deja de chillar! ¡Estás comportándote como una imbécil! Aquí no te hubiera pasado nada, te estaba buscando para llevarte a tu casa, ¡no esas estúpida e infantil! -Me dice ella dándome un empujón dejándome de culo en el piso.

¡Mierda! Y pensé que no me podía haber humillado más hoy, he estado de rodillas delante de tres personas.

-Anda, levántate que no es para tanto-.Dice dándome la mano. Como toda rencorosa, la dejo con la mano extendida y me levanto. Aún me siento un poco mareada pero soy capaz de estar parada por mi cuenta, el agua me sentó de maravilla.

Salgo del baño y hay varias personas afuera, sale Juana y todos comienzan a silbar, imbéciles.
Me dirijo a la pista de baile, ¡aquí nadie decide por mi cuando me voy!

Comienzo a menearme al ritmo de la música, me hacía falta perderme en el bullicio de cientos de personas que les importa una mierda a quien tengan al lado, y como no es de faltar alguien siempre se tiene que pegar al trasero de uno. Me doy la vuelta y creo distinguirlo, debe ser uno de los jugadores de la escuela, estoy segura y creo que va a mis mismas clases.

-No me toques pedazo de mierda.- Le digo dándole un empujón.

-Calmate fiera, deberías estar agradecida de que quiera tocarte el culo un rato, cualquiera estaría dichosa. -Dice sonriendo. El tipo es lindo de cara, vamos a ver como queda.
Le doy un puño en toda la nariz y comienza a brotar sangre y él de inmediato se lleva la mano a la cara.

-Tienes razón, ¡todas quieren contigo! Al terminar de hablar o más bien "gritar" alguien me agarra del brazo y me saca a la fuerza.
¿Y ahora qué carajos les pasa con mis brazos? Se me va a caer uno de tantos tirones.
Entre tanta gente no puedo ver bien quien me saca, pero tampoco pudo soltarme del agarre, hasta que llegamos a las escaleras y veo que es David.

¡Vaya! Nunca se cansa.

Salimos por las puertas y me lleva hasta el auto.

-David, ¿por qué andas agarrándome de aquí para allá? ¿Quieres dejarme hacer mi vida?

-Mira niña, te recogí en la puerta de tu casa y te llevaré allí otra vez, así que deja tu locura.Ya es tarde y tu madre debe estar preocupada, ¿y qué te pasa con andar golpeando a la gente? Ese tipejo no te va a dejar en paz.

-¿Y cuándo alguien me deja en paz?- Le digo con ironía.

-¡Anda! Te lo pido amablemente, vamos a tú casa y descansa que mañana hay Iglesia. -Dice entrando al auto.

-A mi me importa un comino si hay Iglesia o no, no tengo obligaciones con nadie.-Le digo mientras entro al auto también.

David no responde nada y se encamina a nuestras casas.

-¿David?

-¿Qué?

-Devuélveme las bragas.

Escucho una risa en respuesta y me quedo dormida.

Cuando abro los ojos estamos al frente de mi casa y ya se ha ocultado el sol.
David me abre la puerta y en ese momento sale mi "madre" de la casa.

-Helena, mi niña, ¿qué te ha pasado? ¿Por qué llegas tan tarde?

No respondo, pero David lo hace.

-No se preocupe señora Samantha, cuando salimos del Instituto fuimos a dar una vuelta, hemos estado hablando y se nos pasó el día volando.-Dice éste con una sonrisa.

-¡Ah! Menos mal, eres un sol David, no se que haría sin ti para ayudarme con esta niña.

-Jodanse.- Respondo y entro a la casa. Subo sin mirar a nadie y me encierro en mi habitación, estoy harta de que todos crean que tienen poder sobre mi y más esa señora, ella cree que me va a dominar, pero cada cosa que me haga, se la haré pagar por dos. Y como era de esperar se pega a mi puerta a tocar como loca.

-¡Helena! ¡Esto es imperdonable! ¡Eres una mal agradecida! ¡Todo lo que hago por tenerte aquí! ¡Maldito engendro del demonio!

Así que del demonio...

Mañana tendrá su visita en la Iglesia.

Black And WhiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora