Harry supo que fue idiota al preguntarle al chico sí quería ir con ellos, apenas y habían hablado.-Que ridiculo Harry.
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-Eres muy pequeño, te queda muy grande ese asiento.-ríe un poco- No entiendo como mamá te lo ha regalado.
-Regalo adelantado.
-Pues se adelantó un poquito, solo un poquito.
La ultima palabra la dijo en un tono de voz más agudo de lo normal mientras hacía el gesto con su mano. Volvió a hablar.
-Tomando en cuenta que estamos a principios de enero y tú cumples dentro de casi un año
-Ella sabe qué lo necesito, tenía la oportunidad para comprarlo, solo no perdió tiempo.
Respondió despacio mientras doblaba una esquina hacia la derecha.
-¿Cuánto tiempo se quedaran?
Preguntó, rápidamente volteando hacia su ventanilla.
-Ya has escuchado a mamá.-suspiró-Al parecer será permanente.
-No me gusta esa idea.-bufó-Tan siquiera hubiese sido en otro lugar.
-Trabaja ¿Ok?-pausa-Su trabajo requiere movimiento. Y su jefe le ha pedido que le ayude con la empresa que tiene aquí. El contrato dice claramente que tiene que ser consiente que necesitará hacer viajes.
-Nunca pedí que trabajara allí.
-Bueno. Pues gracias a ese trabajo y junto a papá tuviste todo lo que querías por diez años. Y lo sigues haciendo.
-Claro que no...-voz baja, mirando las casa pasar a su lado- no tengo a Harry.
-Lottie por favor.
Bufó molesto.
*****
Estacionó el coche frente a la casa, recordando los buenos momentos que pasó en ella hace tan solo once años.
Al abrir la puerta salió, siendo recibido por el fuerte frío que había aumentado con el tiempo mientras estaban dentro del carro con calefacción. Cerró la puerta para después abrir la de atrás y sacar una chamarra gruesa. Su hermana ya había entrado, maldiciendo por el frío que hacía.
El castaño se puso la prenda y a paso rápido entro al hogar. Oliendo el sazón de su madre, inhaló fuertemente oliendo. Caldo de pollo. Y era perfecto, así su garganta se sentiría muy feliz y agradecida. A paso lento se encaminó a la cocina.
-Hola Jay.- sonrío, era su apodo favorito hacia su madre sabiendo que ella lo odiaba- huele delicioso.
-No me gusta que me llames así, soy tu madre y me tienes que respetar.
-Ese apodo lo digo con todo el respeto y amor del mundo.-bateó sus pestañas.-¿Y papá?
Preguntó mientras tomaba un vaso de agua.
-Salió hace rato a que el lobo haga del baño, ya han de estar de regreso.
-Mamá... Se llama Bubba.