9.

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Los ojos de Louis bailaban sobre los caninos tras la puerta con tela mosquitera.

El temor hacia ellos creció en él desde los cinco años de edad. Cuando tan solo hace doce años un día la pequeña, pero amorosa familia, estaba feliz en la feria del año disfrutando tanto de los juegos mecánicos como del atardecer, rodeados de gente que igual disfrutaba.

Pero el día no terminó como empezó.

Un grupo de perros entre ellos pitbull, doberman y rottweiler habían escapado de la casa de su dueño, estos eran maltratados por su amo, convirtiéndolos muy agresivos. Atacando a niños y adultos. Que al instante el pequeño Louis brincó atemorizado a los brazos de su padre Troy, escondiendo su cabecita en el cuello de su progenitor; Lou al levantar un poco la mirada, se encontró con una escena no apta para niños de su edad. Un perro encajaba sus colmillos filosos en el brazo de una señorita moviendo la cabeza rápidamente de lado a lado como si la extremidad de la chica fuese un trapo viejo o su peluche favorito tratando de despedazarlo. El pequeño soltó sollozos y volvió a esconder su rostro en el cuello ajeno. Los gritos desgarradores como 'Ayuda' o 'En donde está Tobías' u otros nombres junto a los fuertes ladridos fue suficiente para que Johannah saliera de su sock que analizaba como todo pasaba en cámara lenta y tomara en sus brazos a la pequeña Lottie quien había empezado a llorar tapando sus ojitos con sus manitas para así evitar ver como las cosas que vio su hermanito y no tener pesadillas, caminó con su esposo a paso acelerado rogando pasar desapercibidos por los ojos de los bravos caninos. Llegando al gran estacionamiento observando cómo la gente entraban a sus autos o salían del lugar desesperados. Subieron al coche y sintiéndose un poco seguros, los mayores soltaron un gran respiro mientras escuchaban a sus hijo llorar asustados. Claramente la noticia fue dicha en noticieros de la ciudad, primera plana en los periódicos locales. Con Bubba no tenía problema, ya que el perro tenía un cuarto para él solo donde podía salir hacia el patio trasero cuando quisiera.

Harry retrocedió al ver de reojo como Louis se quedaba quieto en su sitio.

-S-son... Pe-pe-perros.

El rizado lo observó extrañado y sonrío.

-No. Son ballenas bebés.

El castaño se volteó a mirarlo dándole una mirada confusa.

-Lo siento. Si son perros. Ahora vamos.

-No.

-¿Cómo?

-No quiero entrar.

-¿Porqué?

Louis volvió a mirar al frente observando cómo los perros brincaban. Su respuesta fue baja, avergonzado por ella.

-Tengo una clase de miedo a los perros.

-Oh, ya veo. Espera aquí.

Harry se apresuró a entrar a la casa, no quería a un Louis congelado.

-Harry, has llegado.

Mencionó su tía Brenda mientras colocaba una bandeja sobre la mesa.

-Hola. ¿Dónde está mamá?

-Ha ido a traer las cosas que nos faltaron.

-Este... Tía, traje a un amigo -siguiéndola a la cocina- y pues a él le dan un poco de miedo los
perros.

Laundry Room ||l.stylinson.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora