Era curioso como en sus ratos libres lo buscaba y estaba con el a pesar de su malhumor.
Siempre, por mas lejos que se encontrará, lo buscaba y ahí estaba.
Siempre, por mas que le dijese que se alejara, el estaba ahí.
Siempre estaba con el.
Ese era uno de esos días en los cuales el saldría con el hijo de Valka.
Hoy el se encontraba vigilando en la compañía de Valka. Daba y daba vueltas de aquí a allá en busca de algo sospechoso o peligroso pero a final de cuentas, nada.
Habían regresado temprano. Pero aun no había rastro del hijo de Valka, Hipo, ni del pequeño Furia Nocturna.
Pasadas la media noche el fiel acompañante de Valka, no conseguía el dormir ni un poco, no sin sentir al menor colarse a su "cama", no sin sentirlo bajó sus alas, no sin sentir como lo patea dormido. Lo extrañaba.
Y por mera arte de magia el menor apareció haciendo ruido al intentar colarse a la cama improvisada del mayor. Se remueve travieso y divertido entre el montón de pasto donde reposa el mayor. Sonríe pensando que su nuevo intento por entrar sin despertar al mayor da resultado y se mete entre sus alas. Se acomoda haciéndose un ovillo y comienza a quedarse dormido sintiendo como el mayor lo acoge en alguna especie de abrazo y ambos caen dormidos profundamente.
Al menos hasta que el menor comienza a patalear y entonces el mayor lo lleva hasta el otro lado de su improvisada cama. Gruñe molesto a lo cual el menor lo mira arrepentido, pero al cabo de un segundo esta de vuelta bajo las alas del mayor.
